La recesión mundial, que podría profundizarse en 2013, mantiene imbatible uno de los indicadores que más preocupan a los economistas… y a los trabajadores: el desempleo. Tan sólo en el próximo año se sumarán 7 millones más de personas en esta categoría, para alcanzar la cifra de 207 millones de desempleados en el mundo. La recuperación económica, muy lejana en el horizonte
Cira Rodríguez César/Prensa Latina
Una de las mayores consecuencias del impacto de la actual crisis económica es el desempleo, que ya rompe récord en diferentes países y en los cálculos oficiales de las cifras que puede alcanzar durante este y el año venidero.
Tres años de declives económicos globales empeoran los mercados laborales en todo el mundo, y ante la perspectiva de un mayor deterioro se espera un retraso equivalente a 200 millones de puestos de trabajo, un incremento de 27 millones desde el inicio de la crisis.
La leve recuperación que comenzó en 2009 fue efímera y superficial; por ello, desde el tercer trimestre de 2011 las penurias macro de algunas economías avanzadas han empeorado, pues las inversiones y la creación de empleos en el mundo se han mantenido bajas.
Tanto la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como otros organismos mundiales, incluso los de corte neoliberal, coinciden en que la inestabilidad del sector financiero y las primas de riesgo en ascenso limitan el acceso a créditos y ensombrecen el ánimo de empresarios y consumidores.
De ahí que la economía mundial registre un rápido debilitamiento, pues la incertidumbre se extendió más allá de las economías avanzadas y en la coyuntura actual es bastante evidente, incluso, una posible recaída en mayor recesión.
A mediados de este año, el Centro de Noticias de la Organización de las Naciones Unidas aseguró que en todo el mundo hay 205 millones de desocupados, considerada la cifra más alta de la historia.
Pero hace apenas unos días, nuevos datos de la OIT, basados en previsiones a la baja del Fondo Monetario Internacional sobre el crecimiento económico mundial, muestran que el desempleo subirá de 200 millones a 207 millones en 2013.
De acuerdo con esas cifras se requiere un enfoque equilibrado para promover un crecimiento inclusivo, capaz de crear los 600 millones de puestos de trabajo que se necesitarán en los próximos 10 años.
Otra gran preocupación es el paro laboral entre los jóvenes, con niveles insostenibles, por lo que es preciso priorizar la creación de empleos como parte de las políticas macroeconómicas.
Sin embargo, sobre todo en Europa, se adoptan medidas de austeridad fiscal que dan pie a rápidos incrementos del desempleo entre los jóvenes y un crecimiento económico negativo en varios países.
Para el director del Instituto Internacional de Estudios Sociales de la OIT, Raymond Torres, la degradación de la situación laboral se debe a las dificultades de acceso al crédito, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas en las economías avanzadas, y a los recortes aplicados para “tranquilizar a los mercados financieros”.
La austeridad no ha producido más crecimiento económico, es contraproducente y da lugar a la debilidad económica, además de destruir empleos sin siquiera reducir de forma considerable los déficit presupuestarios, considera el especialista.
Después de 3 años de una supuesta recuperación económica atribuida a Estados Unidos, la situación mundial en términos de empleo es un enorme desafío y las expectativas de cara al futuro no son nada alentadoras.
La OIT pone de ejemplo al Grupo de los 20 países avanzados y emergentes en el sector laboral: 84 millones de personas sin trabajo, de las cuales el 44 por ciento –es decir unos 37 millones– son mujeres y hombres jóvenes.
En ese bloque, cerca de 300 millones de personas viven en economías emergentes y tienen empleos informales de baja productividad, fuera del sector agrícola. En tanto que en la Unión Europea más de 24 millones de personas no encuentran ocupación.
El director general de la OIT, Guy Ryder, también reconoce que muchos gobiernos, al ejecutar medidas de austeridad, subestimaron su impacto, y ahora sus efectos negativos son más dañinos de lo que se pensó.
Recuerda que el desempleo mundial aún se sitúa en 30 millones de personas más que antes de comenzar la crisis en 2008, y cerca de 40 millones de personas más han abandonado el mercado laboral desde entonces.
Sobre esa base asegura que las nuevas iniciativas se deben concentrar en apoyar las inversiones en infraestructuras, mejorar el acceso a los créditos bancarios de las pequeñas y medianas empresas, extender la cobertura de la protección social e invertir en empleos para los jóvenes.
Considera que una acción coordinada por parte de las mayores economías mundiales puede y debe prevenir un deslizamiento hacia lo que describe como “un pantano político y social”.
Al respecto, advierte que, según los cálculos de la organización que dirige, sólo en la Eurozona podrían subir de los actuales 17.4 millones a 22 millones los desocupados en los próximos 4 años, salvo que ocurra un cambio de medidas y políticas.
Una generación perdida
La actual crisis del empleo afecta a 75 millones de mujeres y hombres jóvenes en todo el mundo, 4 millones más que en 2007, por lo que se corre el riesgo de perder una generación si no se encara esa grave situación.
“A menos que se emprendan medidas inmediatas y enérgicas, la comunidad mundial tendrá que afrontar el sombrío legado de una generación perdida”, subraya el texto final de la Conferencia Intencional de la OIT, celebrada del 30 de mayo al 14 de junio de este año, con un enfático llamado a solucionar el desempleo juvenil.
Con esas cifras sólo cabe la acción de empleadores y trabajadores para resolver el desajuste entre la oferta y la demanda de competencias, mejorar los sistemas de empleo-formación y promover la capacidad empresarial de los jóvenes.
Por eso el llamado a los gobiernos, al sistema multilateral, al Grupo de los 20 y a todas las organizaciones pertinentes a nivel nacional, regional e internacional a enfrentar el problema.
De los 75 millones desocupados, 6 millones de jóvenes dejaron de buscar empleo y de los que trabajan, más de 200 millones ganan menos de dos dólares al día.
Fuente: Contralínea 312 / noviembre de 2012