Hace dos semanas se publicaron boletines de prensa y notas en las que se celebraba el “éxito” de Puzkón, el más reciente pozo profundo de Petróleos Mexicanos (Pemex), pero lo extraño del asunto es que en realidad se trató de uno más de los onerosos fracasos en las aguas profundas del Golfo de México.
Fabio Barbosa*
El asunto de Puzkón debe de analizarse en primer lugar por lo cuantioso de las inversiones implicadas: la tarifa diaria que pagó Pemex a Noble Corporation (la compañía contratista) por la renta de la plataforma Max Smith asciende a 380 mil dólares diarios. El tramo que alcanzó a perforarse, aproximadamente un 80 por ciento de lo programado, se prolongó por 10 meses, es decir, sólo por costos de alquiler del equipo Pemex se endeudó por más de 100 millones de dólares (más de 1 mil millones de pesos), a los que deben de agregarse los costos de logística y otros servicios.
En segundo lugar, la experiencia del Puzkón debe de conocerse porque es el tercer pozo que fracasa en Lankahuasa profundo (como se denomina al área donde fue perforado). Esta nueva zona se ubica frente a las costas del Norte de Veracruz, desde la desembocadura del Tuxpan y del Nautla hasta Vega de Alatorre.
En diversos libros hemos explicado que Lankahuasa emergió como una zona petrolera muy prolífica desde hace más de 30 años, pero, como tanto se ha repetido, en la industria petrolera el único que sabe si hay petróleo es el doctor barreno, es decir, la barrena del perforador, y en caso ya han fracasado los pozos Caxui, en 2005, que resultó un hoyo seco, y Catamat en 2009, en el que se encontró sólo agua salada. Una conclusión que puede adelantarse es que el área Lankahuasa se desvaloriza en vísperas de nuevos procesos de apertura.
Finalmente, la experiencia de Puzkón es importante y debe de ser difundida porque es uno de los pozos más desafiantes: el tirante de agua o profundidad es de 647 metros, pero los estudios geológicos y de sísmica señalan como objetivo una estructura hundida bajo las capas del subsuelo, en otros 7 mil 600. Así, la suma arroja una profundidad total de 8 mil 125 metros, lo que significa que es uno de los pozos más profundos perforados en México. Los datos anteriores, aunados a las dificultades geológicas que a continuación presento, explican el retraso y las complicaciones con el clausulado del contrato inicial.
Las operaciones comenzaron el 25 de marzo de 2011. En julio, ya con retrasos en la perforación, Pemex solicitó una extensión del contrato a la compañía propietaria del equipo. A comienzos de noviembre, obtuvimos una primera entrevista, en la terminal marítima de Cobos, Veracruz, con funcionarios de Pemex quienes nos informaron que, para esas fechas, el pozo se encontraba a 7 mil 480 metros de profundidad total y que podía esperarse que muy pronto la plataforma Noble Max Smith iniciara los preparativos para las pruebas de producción.
Pero en las semanas siguientes, apenas se alcanzaron otros escasos 150 metros; el pozo topó con bolsones de gas y altas temperaturas, es decir, penetró en una zona difícil de elevadas presiones y temperaturas que en la jerga petrolera se resumen telegráficamente como zona HPHT (high pressure, high temperature).
Seguramente hubo una intensa discusión sobre las alternativas y al final se tomó la decisión de detener la perforación. Puzkón no logró el objetivo programado y ahora ha quedado taponado (se ignora si de manera temporal o definitivamente).
El examen de los problemas y las alternativas propuestas es un material muy valioso para quienes nos dedicamos a la docencia en escuelas petroleras o impartimos materias relacionadas con aspectos de la exploración, producción y tecnologías petroleras, y esperamos que se nos permita conocerlas: ¿acaso el nuevo clima post Macondo ha impuesto nuevas prácticas que extreman los cuidados para eludir riesgos?, ¿la decisión fue, quizá, impuesta por consideraciones de tipo económico, por problemas de tarifas que no estaban contempladas en las cláusulas del contrato?
Nuestra hipótesis es que la presencia de zonas HPHT no estaba prevista en el diseño inicial. Para éstas se requieren tuberías de revestimiento del agujero perforado más robustas y materiales especiales para los líquidos de perforación que ayudan al enjarre de las paredes, así como softwares específicos; ciertamente, la plataforma Max Smith no estaba provista de lo necesario para incursionar en un terreno tan peligroso; tampoco los almacenes de aprovisionamiento ubicados en la terminal marítima de Cobos, desde donde salían los barcos llamados “loderos” y de otros servicios.
En conclusión, Puzkón quedó abandonado a 50 kilómetros de la línea de costa y a 61 al Noreste de Tuxpan. Aunque Lankahuasa empieza a decepcionarnos cada vez más, recordemos que a 20 kilómetros de donde estuvo Puzkón (es decir en la misma zona de Lankahuasa), se encuentra activa la plataforma Bicentenario, que inició el 15 de julio de 2011 la perforación del pozo Talipau; el revés de Puzkón disminuye las probabilidades de éxito.
Desde luego las perforaciones continuarán, como indica Daniel Yerguin, petrolero acostumbrado a la derrota que no se rinde fácilmente (sobre todo si hay dólares de por medio). Ahora la zona fronteriza de Perdido queda como la única esperanza de encontrar el codiciado aceite.
*Economista y maestro en historia de México; especialista en industria energética; investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México