“Todo termina y todo por servir se acaba” es una máxima que se impone a todo, y el software no es inmune.

Cambios obligados de software
Actualizaciones no necesarias

En esta realidad, aparatos y software van y vienen: muchos desaparecen y nadie los nota, algunos otros son tan famosos que al mencionar que tienen los días contados la gente se sorprende. Eso pasó, por ejemplo, cuando este 2017 Adobe anunció que a Flash le quedan 3 años de vida.

Debemos ser sinceros, ningún programa es genial; ninguno es perfecto: todos nos han fallado y si tenemos alguno consentido es porque suele fallar menos que los otros, sin importar marcas o sistemas operativos.

Flash es un programa que genera animaciones utilizando fotogramas para simular movimiento que puede incluir sonido y los objetos animados interactuan con el visitante con las personas. Desde su aparición impactó, cubrió una necesidad en el momento indicado, se convirtió en el estándar para impactar a muchos.

Pero los desarrolladores no lo veían con buenos ojos: las animaciones eran muy pesadas, tardaban en descargar y además los sitios que contenían información en dicho formato no eran registrados por los buscadores. Sin embargo, los usuarios de páginas se sorprendían con las nuevas posibilidades, movimiento, sonido, interactividad, mucha interactividad, tanta que hasta los hackers podían participar.

Lograron que las animaciones de Flash hicieran cosas para las que no había sido diseñado ese programa: darles acceso al servidor a las computadoras de los visitantes. Sin dejar de estar por todos lados, se convirtió en un riesgo permanente para computadoras que usan sistemas operativos Windows, Mac o Linux.

Hubo hasta un enfrentamiento entre Steve Jobs y Adobe, creadora de Flash. Jobs criticaba mucho el funcionamiento de Flash y hasta se dio tiempo de publicar en el blog de la compañía Apple una carta con las razones por las que su empresa no lo incorporaba, entre ellas, al fanático de controlarlo todo le molestaba que Flash era cerrado, que Adobe controlaba todo. Pero entendía que tratándose de internet todo debía ser abierto; sin importar la plataforma, los contenidos web debían funcionar.

Otro problema criticable era que se culpaba a Flash de causar la mayoría de los errores en los dispositivos de Apple. En apoyo a Jobs, diremos que no únicamente en Apple, también las PC suelen congelarse gracias a Flash.

También agotaba las baterías de los dispositivos a diferencia del códec H.264, que permite decodificar video sin consumir tantos recursos. Este último permitía a los iPhones hacerlo durante 10 horas, mientras que si se usaba Flash, la capacidad de la memoria se reducía a la mitad. Esta disminución de la batería afectaba la movilidad que ya desde entonces se preveía impulsaría la venta de ese tipo de dispositivos.

Y como el tiempo pasa igual para todos, la empresa del finado Jobs anunció también que el iPhone 4 y la Macbook Air de 2010 son ya obsoletos; también el iPod Nano y Shuffle ingresan a esa lista, lo que significa que ya no se fabricarán piezas de repuesto ni se dará soporte.

Y en la dinámica de limpiar la casa de cachivaches, Google también anunció que eliminaría Google Instant. Posiblemente el nombre no te diga nada, pero desde 2010, cuando entras en el buscador y escribes, te aparecen palabras tratando de adivinar lo que buscas y abajo los resultados van cambiando conforme escribes. Sí, eso es –o era– Google Instant. Para muchos era una función muy útil, para otros tantos era un fastidio que distraía con los resultados cambiantes y ver que ninguno era de interés. El cambio no viene por las molestias de los usuarios, se deriva de la caída de las búsquedas y además porque los teléfonos celulares terminaron por imponerse y la mayoría de solicitudes de búsqueda se realizan desde un dispositivo móvil. Si la empresa hubiera querido mantener la funcionalidad en ese tipo de dispositivos, necesitaría otro motor de búsquedas dedicado a los móviles, algo que ni una de las empresas más poderosas del mundo está dispuesta a realizar. Es más sencillo cerrarlo. En su momento se dijo que era un antes y un después: una revolución en los motores de búsquedas. Pues llegamos al después y ahora es inservible.

Microsoft también se ha dedicado a limpiar la casa y desde hace tiempo ha intentado sacar de circulación su sistema operativo Windows 7, versión que a diferencia de su sucesor Windows 8, casi nadie conoce porque no ofrecía mejoras apreciables por los usuarios. Windows 7 ha sido una versión muy estable, por lo que la gente se niega a cambiar a la versión más reciente, la versión 10. Para ello Microsoft ha advertido que su estructura ya es obsoleta y riesgosa, y que será descontinuada en 2020 intentando forzar el cambio. Seguramente se le va a extrañar y no por ser excelente sino por los problemas que seguramente traerán las nuevas versiones en esos años.

En otro aparente intento fallido de la misma empresa, anunció en un primer momento que el programa Paint –que lleva 32 años instalándose junto a Windows– sería reemplazado por Paint 3D, y a pesar de que casi nadie lo utiliza (por lo menos en esos 32 años no he conocido a alguien que lo haga) han aparecido uno que otro usuario que demuestran que el programa tenía cierta capacidad y, aunque muchas personas mostraron tristeza y la empresa terminó salvando el día anunciando que permanecerá como aplicación gratuita, la gran mayoría no lo extrañará.

Quizá influye el rechazo al cambio, pero en muchos casos –como la actualización de sistema operativo– el miedo es por los múltiples errores con que suelen salir al mercado las nuevas versiones. Lo que hace pensar que muchos de los cambios no parecen estar basados en las necesidades de los usuarios, parecen imposiciones de las empresas para incrementar sus ventas.

 

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Contralínea 554/ Del 28 de agosto al 3 de septiembre de 2017Dádivas de Nuño al SNTE

 

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