El 4 de marzo de 2015 se concretó, firmas de por medio, una alianza que se venía trabajando desde los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) obtuvo sigilosamente un “convenio general de colaboración” con las dos secretarías de Estado encargadas de organizar y administrar a las Fuerzas Armadas Permanentes de México: la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar).
Ahí, al final del documento se pueden observar las rúbricas del general de división diplomado de Estado Mayor Salvador Cienfuegos Zepeda, titular de la Sedena, y del almirante diplomado de Estado Mayor Vidal Francisco Soberón Sanz, a cargo de la Semar, junto con la del entonces presidente de la Coparmex, el actuario Juan Pablo Castañón Castañón (hoy este empresario es presidente del otro organismo que, junto con la Coparmex, constituye uno de los poderes de facto de la alta burguesía mexicana: el Consejo Coordinador Empresarial).
En el documento, la Coparmex se asume como “sindicato patronal” que tiene como objeto “representar y defender los intereses generales y comunes del empresariado” para promover su participación en la “construcción del orden social” e “impulsar las reformas estructurales”. Así, sin rodeos.
Y las tres Fuerzas Armadas (Ejército Mexicano, Fuerza Aérea Mexicana y Armada de México), a través de la Sedena y la Semar, se han aliado con este grupo antagónico a lo que fue la Revolución Mexicana para “impulsar acciones conjuntas”, como dice la cláusula primera del convenio, del cual contamos con copia. Esta mancomunidad estará vigente hasta el último día del sexenio de Enrique Peña Nieto: 30 de noviembre de 2018.
De los compromisos asumidos por la Sedena y la Semar destacan que ambas pondrán a disposición de los patrones sus respectivos sistemas educativos para “promover e impulsar […] el intercambio académico, cultural y deportivo con los Centros Empresariales que integran la Coparmex” (sic).
El Sistema Educativo Militar está integrado por la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea, dos colegios (el del Aire y el Heroico), 13 escuelas y diversos centros de estudio y de capacitación. El Sistema Educativo Naval cuenta con dos centros (entre ellos el de posgrado, Centro de Estudios Superiores Navales), 11 escuelas, dos institutos y 19 centros de capacitación.
Por su parte, la Coparmex cuenta con 65 centros empresariales distribuidos en las 32 entidades federativas de la República.
Al respecto, la organización empresarial se compromete a “extender invitaciones a la Sedena y a la Semar para que participen en los cursos, programas de capacitación y/o conferencias que sean organizados por la Coparmex o por instituciones afines sobre temas económicos, políticos técnicos, de seguridad nacional, seguridad pública u otros que puedan resultar de su interés” (sic).
Así que, para los empresarios, las puertas abiertas de los planteles educativos de las milicias. Ah, y los patrones podrán capacitar a la tropa en materia política, educativa y hasta de seguridad nacional. Conociendo los intereses de la Coparmex, habría que preguntarse cuántos niveles de catecismo se impartirán. Y si, en materia de historia, la invasión estadunidense y la defensa del Castillo de Chapultepec será contada como el primer esfuerzo por concretar un tratado amistoso de libre comercio.
Además, los militares de las dos secretarías se comprometen también a “presentar propuestas en las cuales se determinen perfiles profesionales, técnicos y de otra naturaleza del personal militar que haya cumplido su tiempo de servicio y se encuentre en situación de retiro, para que la Coparmex esté en posibilidad de determinar cuáles podrían ser las áreas de oportunidad para conformar una bolsa de trabajo”.
En contraparte, la organización patronal le proporcionará a la Sedena y a la Semar “un directorio de los Centros Empresariales asociados a la Coparmex a fin de que en su momento puedan ser considerados en las diversas actividades” (sic).
Habrase visto… la tropa haciendo fila para ver si los patrones le dan trabajo…
Pero la alianza va más allá. La Sedena y la Semar podrán participar en conjunto con la Coparmex “en asuntos de interés común”. Y las secretarías se convierten en “enlaces” para las empresas afiliadas al organismo empresarial con el objetivo de ser “proveedores de los productos y servicios que requieran”. Y, por si algo faltara, las instituciones firmantes “acuerdan compartir información relevante”.
Desde la fecha en que se firmó este convenio general, la Sedena, la Semar y la Coparmex sostienen reuniones de trabajo periódicas para “analizar y discutir temas de interés común”. Dichas reuniones ocurren, de manera alternada, en sedes de la milicia y del organismo empresarial.
La estrecha relación Fuerzas Armadas-Coparmex implica mantener una comunicación directa entre funcionarios de alto rango y la organización de los empresarios. Los enlaces directos para sostener la coordinación permanente están a cargo del jefe de Grupo de Seguimiento, Coordinación y Estadística del Estado Mayor de la Defensa Nacional (por la Sedena); del presidente de la Comisión de Estudios Especiales del Estado Mayor General de la Armada (por la Semar), y el director general de la Coparmex.
Las Fuerzas Armadas y la Coparmex no desean que se ventilen los acuerdos ni los trabajos que realizan de manera conjunta. Por ello, en el documento –cláusula décima primera– señalan: “Toda la información impresa, audiovisual, en archivo magnético o que pueda almacenarse por algún medio técnico o científico que los adelantos de la ciencia y la tecnología permitan y que se proporcionen entre sí las partes [firmantes] para el objeto del presente convenio general de colaboración, queda prohibida su divulgación a terceros”.
Ahora adquieren mayor sentido las exaltadas palabras del entonces presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, Enrique Solana Sentíes, pronunciadas el 15 de febrero de 2015: “Por ningún motivo permitiremos que se metan a los cuarteles”.
En ese entonces nos preguntamos ¿quiénes son ellos, la alta burguesía, para impedir que los padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa ingresen a los cuarteles?
Ahora sabemos que cierran los cuarteles a la sociedad que busca a sus hijos pero se los abren al alto empresariado y hasta le comparten información y trabajan juntos.
El ofuscado empresario alcanzó a decir aquella vez –en medio del clamor social porque se buscara a los estudiantes en instalaciones militares– que ingresar a los cuarteles era como entrar “a la parte más íntima de nuestro ser”. Al parecer en esa parte más “íntima” están ellos. Ahora sabemos cuáles son los patrones de “nuestras” Fuerzas Armadas.
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: ZONA CERO]
Contralínea 475 / del 15 al 20 de Febrero 2016