La muerte del Lazca y otras incertidumbres

La muerte del Lazca y otras incertidumbres

Como era de esperarse, se anunció que Heriberto Lazcano Lazcano, conocido por su mote Lazca, había muerto en un enfrentamiento con elementos de la Marina. Estas Fuerzas Armadas, lo sabemos desde antes que liquidaran terrible y desaseadamente a Arturo Beltrán Leyva (el Jefe de Jefes), son el brazo operativo de Estados Unidos, de quien siguen órdenes precisas sin informar a nadie.
 
Se dijo que la operación se realizó en el municipio de Progreso, Coahuila, un lugar relativamente cercano a Ciudad Acuña y Piedras Negras, de la misma entidad.
 
Como sabemos, en la población donde nació Evaristo Pérez Arreola, aquel sindicalista que dirigió a los trabajadores universitarios hace años, habían asesinado a José Eduardo Moreira, el hijo de Humberto, expresidente del Partido Revolucionario Institucional. Mientras que Piedras Negras era el lugar donde operaba ampliamente Alfonso Martínez Escobedo, alias la Ardilla. (Ya sabemos que en la jerga policiaca nadie es ciudadano, todos son delincuentes que llevan apodos de lo más singular, quizá para que la población crea que hay una eficacia en las detenciones y para demostrar que estamos ante sujetos de la peor calaña).
 
Curiosamente, a pesar de las fotografías de Heriberto fallecido y de los supuestos exámenes de ADN y huellas dactilares, también se supo que su cadáver había sido sustraído por individuos que pertenecen a su banda. Lo cual deja muy mal parados a quienes lo localizaron, siguieron y ejecutaron, pues es increíble que no hayan podido retener a un finado que, incluso, necesitaban presumir de otra manera. No como a Beltrán Leyva, lleno de dólares y con imágenes que causaron más rechazo que aquiescencia.
 
Lazcano, que había evitado ser aprehendido en varias ocasiones no obstante los amplios dispositivos en su contra, al parecer se encontraba gozando de un partido de beisbol (aunque es raro que no prefiriera ver las eliminatorias para la serie mundial televisadas por los canales extranjeros. Pero cada quien su gusto o versión).
 
Por otra parte, Alfonso Martínez es acusado lo mismo por ser el responsable de la fuga de reos en Piedras Negras, contabilizados en 131 evadidos, que la de 151 internos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, en diciembre de 2010. Además, del asesinato de 200 personas en San Fernando, de esa última entidad, amén de que mató al estadunidense David Harley hace dos años, entre otras fechorías. Y si bien el aludido hizo algunos chistoretes, era visible que las piernas le temblaban cuando estaban hablando de su carrera delictiva. Lo que muestra una paranoia evidente.
 
Para darnos cuenta que el sexenio debe terminar con golpes espectaculares, aunque sea únicamente a Los Zetas, el enemigo más peligroso de los estrategas yanquis, en la citada Piedras Negras se acribilló a una persona. El acto lo llevó a cabo, dicen, el Grupo de Armas y Tácticas Especiales. Después se negó el hecho e incluso se dijo que la Marina no tenía nada que ver. Pero un video subido a YouTube por “Tierra del narco”, muestra el asunto descarnadamente.
 
Para completar el cuadro, se capturaron a decenas de policías en Ciudad Acuña, acusados de ser quienes fueron parte de los operativos para liquidar a José Eduardo Moreira. Aunque hasta ahora no se ha detenido a los responsables directos.
 
Por si algo faltara, se informó que, ahora sí, se había detenido al asesino de Marisela Escobedo, quien fue ultimada en las puertas del palacio de gobierno de Chihuahua. Se trata de José Enrique Jiménez, el Wicked. Pero la que fuera abogada de Escobedo, Luz Estela Castro, recordó que en diciembre de 2011 el mismo gobierno de César Duarte había dicho que ejecutaron a Miguel Flores, alias el Payaso, que era el autor de ese acto criminal. Además la especialista Castro apuntó que el nuevo detenido, Jiménez, utilizó frases poco comunes entre los malosos como “privar de la vida” o “daños a terceros”, lo que demuestra el simple montaje para que las ineptas autoridades de Chihuahua presuman algo inexistente: buscar y detener criminales. Algo que se puede constatar, ya que no aparece el asesino de la hija de Marisela, Rubí Marisol Frayre, primera víctima de esta tragedia.
 
Para darnos verdadera cuenta de lo que sucede, debemos leer un informe de la Procuraduría General de la República al grupo de transición de Enrique Peña Nieto. En el mismo, la señora Marisela Morales –famosa por sus joyas y caros vestidos– dice que desde inicios del sexenio hasta el 14 de junio de este año han ocurrido 92 mil homicidios y únicamente hay 679 culpables, es decir, se tuvo eficacia en el 0.73 por ciento de los asuntos importantes para una sociedad que reclama seguridad y justicia.
 
De estos, y para lavarse las manos, el equipo de Felipe Calderón señala que sólo 207 casos están dentro del fuero federal. Pero las matemáticas no coinciden, pues han caído en esta lucha, según los mismos datos, 135 soldados y 287 policías, cuando menos, y hay únicamente dos condenas, por lo que estamos en el reino del absurdo total.
 
Mientras el terror aumenta exponencialmente, el 22 de abril detuvieron a la banda El Jerez, que le cantaba un corrido al Lazca en el que se exaltaba al delincuente: “siempre le diste la cara al gobierno” y “nunca lo verán correr porque es fiel a su bandera…”. Luego de una semana dejaron libres a los cantores.
 
En 2009 detuvieron a Ramón Ayala y su grupo que le hacía un elogio a la Barbie. En marzo, en Chihuahua, vetaron a Los Tigres del Norte por su corrido a la Reina del Sur. Y a Los Tucanes de Tijuana les prohibieron que cantaran sus rolas que hablan de narcotraficantes por mandar saludos a dos pillos: el Teo y el Muletas. La censura en un país donde la justicia está ausente y los montajes policiacos están a la orden del día son otra muestra de la gran simulación mexicana.
 
Posdata
 
Después de escribir este artículo me entero que la Agencia Antidrogas estadunidense señala que Heriberto medía 1.76 metros y la Marina dice que 1.60. Le recortaron nada más 16 centímetros, algo digno del surrealismo de Buñuel; y tampoco coinciden en la fecha de nacimiento del hidalguense. Además, los columnistas oficiales dan por hecho la muerte del desaparecido, lo que demuestra dónde suenan los centenarios.
 
*Periodista
 
 
 
Fuente: Contralínea 307 / Octubre de 2012