En el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución se está liquidando la soberanía nacional y los derechos conquistados por la Constitución de 1917. Por eso necesitamos completar la lucha que Hidalgo, Morelos, Juárez, Villa, Zapata, Cárdenas iniciaron en su momento. En este siglo XXI, hemos de encontrar las nuevas ideas y nuevas formas de lucha para transformar a México y lograr que la soberanía y los derechos se materialicen. Ésta es una nueva lucha, en una época distinta, con retos diferentes, pero el mismo fondo, y que tendremos que dar bajo las condiciones y circunstancias actuales. Nos la imponen las circunstancias que vivimos, pues el mal gobierno del Partido Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional (PAN) –y sus aliados– ya terminó de liquidar el pacto social, el contrato social que existía en México. Tenemos que lograr un nuevo acuerdo nacional que una al pueblo para defenderse de la peor ofensiva en décadas, contra su derecho y bienestar.
Los derechos consagrados por el artículo 123 de la Constitución ya no existen más. Javier Lozano anunció ante la Asociación de Industriales del Estado de México, el 11 de agosto, que hay 21 millones de mexicanos en la “informalidad” –es decir, que trabajan sin prestaciones–, que el desempleo va en aumento, que va a elevarse los siguientes 10 años. Hay 7.5 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reconoce que el desempleo ha aumentado 30 por ciento con respecto de 2008. El gobierno les llama jóvenes “ninis”, pero lo que tenemos es un gobierno “nini”: ni da empleo ni seguridad, ni justicia ni paz, ni derechos ni defiende la soberanía.
A los trabajadores que sí tienen trabajo y prestaciones se las están quitando, imponen jornadas de 12 a 14 horas, eliminan días de descanso, despiden a 44 mil electricistas, atacan a los mineros en Cananea y en todo el país, y ahora les tocó el turno a los trabajadores de Mexicana. El objetivo es destruir los contratos colectivos de trabajo, la seguridad social y las prestaciones laborales. El gobierno sólo favorece al gran capital y con ese fin cercena los derechos a los trabajadores.
Los pésimos salarios y condiciones laborales han obligado a más de 10 millones de mexicanos a emigrar a Estados Unidos, pero allá construyeron el muro de la muerte y criminalizan a los trabajadores. Con el pretexto de la falta de documentos, los tratan como delincuentes, sólo por buscar trabajo, y viven sin derechos. Incluso pueden ser impunemente asesinados: 4 mil mexicanos han muerto en la frontera los últimos 10 años. A los esclavos, los amos los pueden matar a su antojo: así sucede allá en Estados Unidos. A Anastasio Hernández lo asesinaron a golpes 19 guardias fronterizos, y no recibieron castigo alguno, a pesar de que el crimen fue registrado en video. A Sergio Adrián Hernández lo asesinaron en México los de la Patrulla Fronteriza de un disparo en la cabeza, y el crimen está impune. Calderón “exigió a Washington que ellos investigaran (el crimen fue en nuestro país). Lo que el gobierno de Estados Unidos declaró es que Sergio, un niño de 15 años, ¡era pollero!
Y ahora Obama manda 1 mil 500 guardias nacionales a la frontera con México para sumar 20 mil efectivos en la línea fronteriza. Además, el Senado de Estados Unidos –por iniciativa del demócrata Charles Schumer– aprobó 600 millones de dólares para drones (aviones no tripulados) que patrullarán la frontera con México. Esos aviones son los mismos que bombardean la frontera de Pakistán y matan civiles (daños colaterales). ¿Van a bombardear Ciudad Juárez? Para el senador Schumer, eso es tener “las botas sobre el terreno”.
Trabajar sin derechos, con abusos y maltratos que llegan al asesinato impune. ¡Eso es esclavismo moderno! Estamos ya en pleno neocolonialismo y neoesclavismo. El capitalismo en su última fase, la de su decadencia, ha degenerado para convertirse en el sistema más inhumano de que se tenga memoria, puesto que en el esclavismo clásico, el amo tenía que alimentar, vestir y dar techo al esclavo; mientras que en el capitalismo salvaje, el obrero es despedido y puede morir de hambre sin que el amo tenga responsabilidad alguna. La “mano de obra” es desechable, y el desempleo, necesario para abaratar los salarios.
El imperio yanqui está dispuesto a disponer de nuestros recursos a su antojo: petróleo, oro, plata, biodiversidad, riqueza marina, bosques, agua. Quieren utilizar nuestro territorio como traspatio y vía de paso. El embajador Carlos Pascual anunció que habrá “aduanas internas” de Estados Unidos en México, mientras que el gobierno de Calderón permite la entrada de extranjeros con sólo presentar la visa estadunidense. Lo más grave es que además de que desean mano de obra barata, sin derechos, pretenden que los mexicanos formemos parte de sus ejércitos de ocupación. Por eso promueven la integración militar.
El voto de México en el Consejo de Seguridad del lado de Estados Unidos, apoyando las sanciones contra Irán, rompe la tradición de México y viola el artículo 89 de la Constitución, que sostiene los principios de “autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales”. Mientras que Irán está desarrollando la tecnología nuclear y el enriquecimiento del uranio con fines pacíficos, Estados Unidos cuenta con miles de plantas nucleares activas y otras decenas de armas nucleares guardadas. Hace 65 años, ellos asesinaron a 210 mil inocentes en Hiroshima y Nagasaki. Actualmente, el premio Nobel de la Paz, Barack Obama, tiene invadido Afganistán y dice que se retira de Irak… pero deja 50 mil soldados.
La integración-anexión de México con Estados Unidos y los planes develados por la revista Contralínea demuestran que es una anexión subordinada. Hasta el siglo XIX, Estado Unidos tenía el Sur esclavista; ahora, en el siglo XXI, quieren integrar-anexar a México para volver a tener sus esclavos del Sur en nuestro territorio, en el que ellos introducen armas, provocan conflictos y matanzas, y promueven la drogadicción, además de buscar controlar y diezmar a la población. Los españoles impulsaron el alcoholismo, los imperialistas yanquis, la drogadicción, para tener a la juventud enajenada. Ahora buscan la intervención militar en México de cara al caos que ellos provocaron con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, la integración energética y la Iniciativa Mérida. Con la etiqueta de “cooperación”, ya instalaron el Centro Conjunto de Implementación. Pretenden desarrollar un “Plan Colombia” con bases militares y marines dentro de México, y ya tienen cientos de agentes de la Oficina Federal de Investigación, la Agencia Central de Inteligencia, la administración antidrogas estadunidense y el Pentágono.
La ofensiva antiinmigrantes y antimexicana es un plan nacional que busca disimular al protestar contra la ley Arizona SB 1070, pero ésta se realizó con base en los planes, proyectos y modelos provenientes del gobierno federal de Estados Unidos, quien tiene en sus manos la cuestión migratoria. La juez Susan Bolton bloqueó algunas partes de la ley, buscando la predominancia del gobierno federal en esa materia y la dirección de la federación de las policías estatales y locales. Pero el plan a nivel nacional es el mismo: perfilar a los trabajadores por su aspecto racial, deportarlos, criminalizarlos. En 2009, la migra deportó a 387 mil inmigrantes; este año expulsará a 400 mil. Así han dividido a miles de familias, separando abrupta y cruelmente a los hijos de los padres. El proyecto del Partido Demócrata que presentó el senador de Nueva York, Charles Schumer, con apoyo de Obama, tiene el mismo fondo que la SB 1070: hace perfiles racistas, promueve la deportación, criminalización y expulsión de inmigrantes por crímenes que son menores, a veces, meras infracciones de tráfico; se acusa de tráfico humano por ir en un vehículo con indocumentados, que pueden ser de la misma familia; se penaliza transportar a personas sin papeles; se divide a los trabajadores en “legales” e “ilegales”; se busca imponer a todos los trabajadores de Estados Unidos la cédula de identidad biométrica y centralizar todo el mando militar y policiaco en Washington, pasando sobre los gobiernos locales y estatales y sobre las ciudades “santuario” en las que se respeta a los trabajadores, tengan o no papeles.
También en México, bajo las órdenes de Washington, están imponiendo la centralización de la acción policiaca bajo un mando único, acabando con la soberanía de los estados y desmantelando la fuerza policiaca municipal. Es un plan fascista para militarizar completamente el país.
En México, hay una ofensiva contra los derechos, la paz, el trabajo y la vida misma. Guillermo Valdés, del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, anunció el 3 de agosto que son 28 mil los muertos por la “guerra contra el crimen”, miles las muertes “colaterales”, cientos de niños y jóvenes muertos (como los del Tecnológico de Monterrey o Martín y Bryan Almanza Salazar, de nueve y cinco años, que fueron asesinados por el Ejército, quien luego pretextó que murieron por el “fuego cruzado”); además de romper récord en el asesinato de periodistas (67 bajo gobiernos del PAN). Los asesinos quedan impunes. Parece que se trata de diezmar a la población mexicana.
Hernán Cortés, el cruel invasor español, escribió al Rey Carlos: “(…) y son tantas las gentes…que para gobernalles es necesario diezmalles (…)”. Pareciera que ahora Washington dice: “Y son tantos los mexicanos que, para gobernarlos, es necesario diezmarlos”.
Y los asesinos quedan siempre impunes, los paramilitares del genocidio de Acteal ya salieron de la cárcel por orden de la Suprema Corte. ¿Y Oaxaca? Ya Ulises Ruiz se autorganizó un juicio político para quedar impune. Matan 49 niños en la Guardería ABC, en Sonora, y ningún responsable está en la cárcel.
La esclavitud de niños y niñas, de mujeres víctimas de los tratantes de blancas y la pederastia van en aumento, así como la de indígenas secuestrados en talleres clandestinos. Atacan pensiones, encarcelan a las mujeres que sufren un aborto (como en Guanajuato), rechazan a miles de estudiantes que aspiran entrar a la Universidad Nacional Autónoma de México o al Instituto Politécnico Nacional, especulan con la salud, nos endeudan para comprar coche, departamento, víveres, para que trabajemos como esclavos sin salir nunca de deudas. Como los peones del porfirismo, pero en vez de la Hacienda nos explotan la banca y las corporaciones.
¿Qué tributo mensual le pagamos a las telefónicas? La vida que nos imponen las corporaciones es inadmisible y contraria a nuestros derechos e intereses, es incompatible con el bienestar de la sociedad, además de lesionar el medio ambiente. Llegó el momento de luchar por nuestro futuro y nuestros intereses.
Miguel Hidalgo abolió la esclavitud en 1810. Nosotros tenemos que organizarnos, luchar, vencer y abolir la esclavitud moderna para construir un México del siglo XXI con plenos derechos para todos y soberanía para el país. Vamos a actuar. Te invitamos a participar en el Congreso de la Soberanía el 2 de octubre de 2010, para encontrar las soluciones a los problemas actuales y los grandes objetivos que nos van a llevar hacia adelante.
*Historiador y analista político
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