“Ha llegado el momento de pasar de pasar de los mecanismos, las políticas y las declaraciones, a la acción”. Ése fue el mensaje principal que Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, transmitió a Enrique Peña Nieto, presidente de México, durante su primer visita a este país.
En su encuentro con los medios de comunicación, que tuvo lugar en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, la tarde de este 18 de febrero, Salil Shetty, de origen hindú, presentó su balance sobre la situación de los derechos humanos en México.
Destacó que el país caracteriza por sus posturas contradictorias. Y es que mientras en el terreno internacional las autoridades mexicanas se muestran “progresistas” y abiertas a la crítica y al monitoreo, preocupa cómo reaccionan internamente ante la violación a los derechos humanos.
El alto índice de desapariciones a nivel nacional, los ataques contra defensores de derechos humanos y periodistas, y los abusos contra migrantes y refugiados, ocuparon un lugar destacado en el discurso del secretario general de Amnistía Internacional, quien consideró insuficientes e, incluso, inapropiados los esfuerzos del gobierno mexicano en torno a estas problemáticas. Es el caso, por ejemplo, del mecanismo de búsqueda de personas desaparecidas, al que calificó “defectuoso”, así como del mecanismo de defensores y periodistas que es, igualmente, “fallido”.
Frente a un auditorio repleto (a la convocatoria acudieron no sólo periodistas y fotógrafos, sino víctimas de violaciones a derechos humanos y organizaciones civiles) Salil Shetty, habló de los pormenores del encuentro que un día antes sostuvo con Peña Nieto y con otros funcionarios mexicanos de alto nivel, entre ellos los titulares de la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Gobernación y la Secretaría de Relaciones Exteriores.
“Nosotros no nos quedamos con las palabras en el tintero; dijimos claramente lo que queríamos. Hablamos de que hay una diferencia entre lo que se dice y la realidad”, explicó el secretario general de Amnistía Internacional.
Respecto de la respuesta del gobierno, detalló que Enrique Peña Nieto habló de las cosas que se están haciendo desde las instituciones y de “cómo y cuánto apoya él los derechos humanos”, para finalmente reconocer que todavía son grandes los desafíos en la materia.
Como prueba del compromiso manifiesto, Amnistía Internacional pidió al gobierno mexicano al menos dos cosas: emitir una declaratoria pública de derechos humanos, pues “hay una percepción de que el presidente está más preocupado por asuntos de economía y de seguridad”, así como “pasar de los mecanismos, de las políticas, de las declaraciones, a los resultados concretos ante las personas”.
Frente al escepticismo que Salil Shetty observó entre los presentes, recalcó: “No son en las palabras en las que vamos a confiar. Por supuesto, haremos un monitoreo y los haremos que cumplan lo que prometieron. Eso es lo que merecen, lo que necesitan y lo que exigen las personas que están sufriendo violencias en este país”.
El secretario general de Amnistía Internacional se despidió con un mensaje de aliento: “A pesar de las realidades, los cambios llegarán y con ello la verdad y la justicia”.
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