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Las viejas políticas y los nuevos altos mandos militares

Durante décadas, los presidentes mexicanos han hecho caso omiso de la necesidad de unificar a las Fuerzas Armadas en una sola estructura y en una sola entidad administrativa. Aunque eso no erradicaría por completo las rivalidades entre mandos y objetivos militares, sí reduciría su campo de posibilidad. Unificar a las Fuerzas permitiría sentar las bases de una política de defensa, equilibrar los recursos de los ejércitos de tierra, mar y aire, diseñar la fuerza militar que el país necesita y definir una política militar acorde a los objetivos nacionales.

Controversia por cuatro helicópteros de Marina

Para evitar sobresaltos en el próximo gobierno, el secretario de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza, debería pedir la intervención del secretario de la Función Pública, Rafael Morgan, y del auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal, para que revisen a detalle la asignación de contratos de obras y servicios que se han hecho en los últimos seis años en la Oficialía Mayor de esa Secretaría, pues hay acusaciones de corrupción y malos manejos administrativos.

La urgencia de una reforma militar

La crisis generada por el arraigo de varios generales del Ejército Mexicano, investigados a raíz de un señalamiento de supuesta complicidad con el narcotráfico, exhibe las grietas existentes entre la cúpula militar y la rama civil del gobierno. Más que una evidencia de la corrupción militar, el tiempo y forma de esta acusación revelan que más probablemente responda a un interés político mezquino y transitorio que a la convicción institucional de limpiar a fondo a las Fuerzas Armadas de la contaminación que haya provocado la delincuencia organizada.

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