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Las elecciones: Ramos y Musacchio

La cínica frase de Calderón para justificar su ascenso a la Presidencia de la República, a partir de su dudoso triunfo electoral, “haiga sido como haiga sido”, prevalece también para la sospechosa victoria de Peña.

La pinza Calderón-criminalidad limita libertades de prensa

Ya en otra entrega y con información de la reportera Patricia Muñoz Ríos (La Jornada, 25 de octubre de 2011) remaché el informe La libertad de expresión en México. Misión de las relatorías de la ONU y la CIDH, quienes precisaron que de 2000 a 2010 (la década perdida por los malos gobiernos del Partido Acción Nacional de Fox y Calderón) fueron víctimas de homicidio 66 periodistas y de desaparición, 12; y de 2011 a la fecha (antesala del final del calderonismo con un haber de más de ¡100 mil personas privadas de sus vidas por la guerra militar contra la criminalidad!), 13 periodistas más han sido asesinados.

Cerco a Televisa, el inicio de lo posible

El cerco a Televisa del 26 y 27 de julio no solamente se nutrió de los integrantes del movimiento Yo Soy 132, que se han manifestado desde el viernes negro en la Universidad Iberoamericana.

El privilegio de mandar, el derecho a desmantelar

La única forma de terminar con el poder omnímodo de los oligarcas de los medios de comunicación, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego, es hacer lo mismo que hizo Perseo para acabar con Medusa: cortarle la cabeza. Esto a través de dos medidas: el establecimiento de la legalidad y su democratización.

El “acuerdo” Calderón-Televisa y anexas, a la basura

El señor Calderón, a punto de irse de Los Pinos (y su búnker, construido para eludir riesgos ante el armamento de punta de los matones del narcotráfico), intentó imponer la censura previa, que la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe, a la información respecto a los hechos, actos y omisiones de su “no-guerra” contra la rebelión armada de las delincuencias, pero ha resultado un acuerdo fallido. Censura previa que “ninguna ley ni autoridad puede establecer”, pero que Calderón, Televisa y algunos otros medios de comunicación quisieron imponer en una complicidad pública, para evitar que los mexicanos, como opinión pública, estuvieran enterados. Con única finalidad de silenciar los homicidios culposos e imprudenciales que la subcultura jurídica del abogado jusnaturalista Calderón llama “daños colaterales”.

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