Nueve de los 10 mayores exportadores de armas ocupan un asiento en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde mediados de este año hasta mediados de 2018.
Lyndal Rowlands/Inter Press Service
Entre los nueve, hay cuatro que son miembros rotativos europeos del máximo órgano de seguridad de la ONU –España, Holanda, Italia y Ucrania–, además de los cinco permanentes con derecho a veto, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia.
Según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri) de 2015, los nueve países son los mayores exportadores de armas del mundo. Alemania, que figura en el lugar número cinco de la lista, es el único de los 10 que no ha integrado en el pasado reciente el Consejo de Seguridad de 15 miembros ni lo hará en un futuro inmediato.
Pieter Wezeman, investigador del programa de armas y gasto militar de Sipri, dijo a IPS que no estaba “nada sorprendido” de que haya tantos exportadores de armas en ese importante órgano de la ONU.
“En realidad es más de lo mismo: los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad son, por supuesto, de muchas formas las potencias militares más fuertes”, indicó.
Sólo dos de ellos –Estados Unidos, con 33 por ciento, y Rusia, con 25 por ciento– fueron responsables de 58 por ciento de las exportaciones mundiales de armas en 2015, según la información que maneja el Sipri. China y Francia se ubican en tercero y cuarto lugar, con una participación bastante menor, 5.9 y 5.6 por ciento, respectivamente.
La situación de varios de los miembros rotativos como grandes exportadores de armas resulta “interesante”, aunque puede ser una “coincidencia”, precisó Wezeman.
Los actuales conflictos en Yemen y Siria son ejemplos contrastantes de la influencia relativa que tienen los exportadores de armas que integran el Consejo.
“Algunas de las mayores crisis que afronta el Consejo de Seguridad, en particular, por ejemplo, la de Yemen, son, en parte, resultado de las acciones de los propios miembros que vendieron armas a las partes enfrentadas”, observó Anna Macdonald, directora de control de armas, en diálogo con IPS.
“Hace 1 año que venimos pidiendo constantemente que se suspenda la transferencia de armas a Arabia Saudita en el marco de la crisis en Yemen, por el grave daño humanitario y por el papel específico que la transferencia de armas desempeña en ese caso”, puntualizó.
Macdonald subrayó que el traspaso de armamento a Arabia Saudita para su uso en Yemen viola el derecho humanitario y el Tratado sobre el Comercio de Armas.
La presión local de organizaciones de la sociedad civil hizo que algunos países europeos, como Suecia, que integrarán el Consejo de Seguridad en enero de 2017, restrinjan la venta de armas a Arabia Saudita, indicó Wezeman. Ese país, que permanecerá en el máximo órgano de seguridad de la ONU hasta diciembre de 2018, ocupa el lugar 12 en la lista de mayores exportadores de material bélico.
Sin embargo, las exportaciones de los miembros del Consejo de Seguridad no son necesariamente el origen de las armas en los conflictos considerados por ese órgano.
Por ejemplo, algunos miembros evaluaron la posibilidad de imponer un embargo de armas contra Sudán del Sur durante la mayor parte de este año; sin embargo, las armas que circulan en ese país africano no proceden directamente de las exportaciones de los integrantes del Consejo de Seguridad.
“Sudán del Sur es un país que adquiere principalmente armas simples y baratas. No necesita un tanque último modelo, le basta uno de hace 30 o 40 años”, explicó Wezeman.
Es más probable que sean razones políticas más que económicas las que influyan en los países a la hora de evaluar la imposición de embargos, porque las ganancias de la venta de armas son “limitadas en relación con su economía total”, según él.
“La mayoría de los países que tienen un embargo de armas de la ONU suelen ser pobres, donde los mercados de cualquier cosa, incluidas las armas, no son particularmente grandes”, añadió.
Sin embargo, precisó Macdonald, los integrantes del Consejo de Seguridad tienen la responsabilidad especial de mantener la paz y la seguridad mundial, y eso abarca también su condición particular de exportadores de armas.
“Obviamente mencionaremos el [artículo 26 del] capítulo 5 de la Carta ONU: ‘promover el establecimiento y mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales con la menor desviación posible de los recursos humanos y económicos del mundo hacia los armamentos’”, recordó.
Además, “vamos a argüir que los 1.3 billones [millón de millones] de dólares destinados actualmente al gasto militar no representan el espíritu ni el texto de la Carta de la ONU”, apuntó, antes de recordar que es un volumen de dinero significativamente mayor al costo de la erradicación de la pobreza extrema. (Traducido por Verónica Firme)
Lyndal Rowlands/Inter Press Service
[OPINIÓN]
Contralínea 517 / del 05 al 11 de Diciembre 2016