Dos mujeres

Dos mujeres

Margarita Zavala de Calderón estará en la boleta electoral. María de Jesús Patricio no aparecerá. Dos señoras que representan al México de hoy. Una ligada y favorecida por el régimen que oprime a la mayoría y otra que lucha por las mejores causas del país.

Margarita logró junta las firmas que exige el Instituto Nacional Electoral (INE), no obstante que el 45 por ciento de las mismas eran falsas. Una muestra que sigue el camino de su esposo, Felipe Calderón, lograr sus propósitos “haiga sido como haiga sido”. Claro, al ser descubierta como una defraudadora, lo más fácil fue echarles la culpa a sus subordinados y decir que castigaría con todo el peso de la ley a quienes hicieron el chanchullo. Eso mismo señaló Felipillo al querer combatir al narcotráfico y la sangría ha sido terrible: más de 200 mil homicidios desde que estuvo en Los Pinos y cientos de miles de desaparecidos y exiliados. Algo en lo cual el señor no ha rendido cuentas.

Marichuy, como le dicen a la abanderada de los pobres, hizo un periplo muy amplio, resultó agredida por el narcotráfico, sufrió un accidente del que afortunadamente salió ilesa pero una de sus compañeras falleció y con valentía ofreció los resultados de su campaña.

Varios comentaristas, a los que me sumo, han señalado que Andrés Manuel López Obrador debe ofrecerle un espacio no sólo a Marichuy sino a los organizados con el comandante Galeano para que estén como legisladores. Máxime que en una entrevista con los opinadores de Milenio Televisión, más Jesús Silva Herzog, el hoy automotejado como Manuelovich señaló que en las filas del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) cabe muy bien la diversidad de puntos de vista, luego de la polémica entre Alfonso Romo y Paco Ignacio Taibo II.

Quizá los rebeldes de la selva chiapaneca no acepten el ofrecimiento de Andrés Manuel, pero la oferta honraría a un luchador contra el neoliberalismo que busca incorporar en sus filas a los que han batallado por cambiar a este país.

Margarita es más de lo mismo. Marichuy es una señora honorable y digna.

Jorge Meléndez Preciado

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