Cada día mueren 115 estadunidenses por sobredosis de opioides, según información de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Tan sólo en 2016, más de 63 mil estadunidenses murieron por sobredosis de droga, 42 mil de ellos a causa de opioides recetados o ilícitos. El número de muertes anuales causadas por esta sustancia se ha cuadruplicado desde 1999 en dicho país.
Para el año fiscal 2019, la administración de Donald Trump asignó 10 millones de dólares para el combate a la crisis de adicción a los opioides, a cargo de la Administración de Alimentos y Drogas de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), según la abogada legislativa Jennifer A Staman del Servicio de Investigación del Congreso de los Estados Unidos.
La crisis de muertes por sobredosis de opioides supera el número de muertes provocadas por otras drogas y accidentes de tráfico, de acuerdo con la Comisión Presidencial para el Combate a la Adicción de Drogas y la Crisis de Opioides de Estados Unidos.
Los orígenes de la epidemia son complejos y apuntan a productores, distribuidores farmacéuticos, traficantes, adictos, profesionales del cuidado de la salud y compañías aseguradoras.
Los medicamentos opioides son los más empleados en el tratamiento del dolor pero generan también un efecto eufórico que provoca adicción. Existen medicamentos con formulaciones que disuaden del consumo abusivo o que detienen y revierten sobredosis, sin embargo, son productos patentados y no existen como medicamentos genéricos.
La prescripción inapropiada de opioides es un factor determinante en el desarrollo de la epidemia. Los médicos los recetan en cantidades que superan las necesidades de los pacientes o en situaciones en que no es pertinente.
El Acta federal de Alimentos, Drogas y Cosméticos (vigente en Estados Unidos desde 1938) regula el comercio y uso de medicamentos, prohíbe la introducción deliberada de nuevas drogas y asigna o retira su aprobación; contiene mecanismos para resolver faltas civiles o criminales en el uso de opiáceos como medidas cautelares, incautaciones, multas y encarcelamiento, y su aplicación está a cargo de la FDA.
Según el informe elaborado por Staman para el Servicio de Investigación del Congreso, la actividad de la FDA se enfoca en prevenir nuevos casos de adicción, atender a quienes ya padecen desórdenes, promover el desarrollo de terapias novedosas para tratar el dolor, determinar si un medicamento puede ser de venta libre o recetado y evaluar sus riesgos y beneficios.
Se estima que la FDA ha retirado la aprobación y limitado la aplicación de aproximadamente 600 nuevas drogas.
Alba Olea