La guillotina anticorrupción al cuello calderonista

La guillotina anticorrupción al cuello calderonista

La metáfora de que la corrupción se barre de arriba hacia abajo (con el símil de una escalera) no retrata muy bien esa acción. Debe decirse que, en el sistema presidencialista a la mexicana, la corrupción se barre de atrás hacia adelante. De los sexenios de Peña, Calderón, Fox, Zedillo y, al menos, desde Salinas, hasta el sexenio lopezobradorista, tal y como está sucediendo con el proceso penal a la destinataria de la desafortunada frase: “No te preocupes, Rosario”, que en flaco favor le dedicó Peña (el de las pelucas para dizque no ser descubierto en sus giras con su modelo). Ahora está en turno el sexenio calderonista, con García Luna, quien fuera funcionario con Fox y Calderón en el sistema de seguridad. Este personaje es sospechoso de haber introducido, al amparo de la narcopolítica, drogas de nuestro país al vecino del norte; y ha sido ya encarcelado, al estilo del Chapo Guzmán, al otro lado del río Bravo y los tramos del muro de Trump.

Falta un corrupto de Zedillo: ¿acaso, él mismo por el fraude del Fobaproa? Y faltaría, también, un salinista… ¿Salinas mismo? Estas incógnitas están en el aire. Pero por lo pronto es García Luna la ficha que ha movido Santiago Nieto, aprovechando que los estadunidenses le echaron el guante al calderonista que ha puesto en jaque-mate al partido que Calderón está integrando, ya que la guillotina anticorrupción puede hacer caer la cabeza de García Luna.

No he publicado el Ex Libris “Daniel Arasse, La guillotina y la figuración del terror”, editorial Labor, con traducción de Carmen Clavijo Ledesma; con la nota sobre el último verdugo, quien ajustició a 395 franceses, en casi 50 años (publicada en Reforma del 6 de febrero de 2003).  Éste es un terrible instrumento conocido como “la santa guillotina”, cuyo nombre proviene del cirujano francés Joseph Ignace Guillotin, diputado en la Asamblea Nacional, que la recomendó para su uso en las ejecuciones en sustitución de los métodos tradicionales, a fin de evitar sufrimientos inútiles al condenado. Él insistió y pidió al secretario de la Academia de Cirugía, el doctor Antoine Louis, que diseñara una máquina basada en las ya existentes utilizadas con ligeras variantes en otros países europeos como Italia, Alemania, Inglaterra.

Traigo esta ficha a propósito de que cuando un delincuente es sentenciado, ya no le cortan la cabeza como sanción, pero se sigue usando la expresión: “le cortaron la cabeza”. En la antesala de la ejecución tenemos a Rosario Robles y ahora a Genaro García Luna. Ella está acusada de omisión por el enriquecimiento ilegal de varios de sus colaboradores. A él por la inmensa fortuna que posee, así como la de su esposa y otros familiares; y por haber protegido a los cárteles de las drogas en las narices del propio Calderón, quien ya no sabe cómo deslindarse de las acusaciones para no arrastrar a su naciente partido a la misma guillotina, tras haber desertado del PAN o casi traicionado al instituto que, con una impugnada elección versus López Obrador, lo hizo presidente de la República. Después, Calderón ayudó a Peña a conseguir la “silla embrujada”; y éste, supuestamente, amarró al PRI y al PAN para que, por fin, López Obrador lograra la Presidencia con el primer objetivo de combatir la corrupción.

García Luna ha caído y será juzgado por delitos cometidos a la luz del código penal federal estadunidense. Tal vez allá purgará, al menos, 40 años, lo cual frustra la extradición a nuestro país. Y si es que antes no pacta algún tipo de trato con la justicia de allá, entregando información de diversos personajes a cambio de canonjías. También, tal vez, será compañero del Chapo Guzmán en una de esas cárceles de altísima seguridad; o tal vez no. Pero lo que es seguro es que presenciaremos su juicio y casi la guillotina cayendo sobre la cabeza del partido calderonista. Así que asistiremos a recordar al doctor Guillotin.

Álvaro Cepeda Neri

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