La reforma educativa aprobada en 2013, propuesta por el entonces presidente Enrique Peña Nieto, contenía aspectos irracionales y repercusiones graves para las Escuelas Normales Rurales, que aun padecen, expresó la doctora en sociología Tatiana Coll Lebedeff, durante la conferencia “Vigencia del normalismo rural: ¿son necesarias?”
La primera repercusión grave de dicha reforma, explicó la investigadora, es que se entendía al normalismo como una profesión del Estado, es decir, se buscó una concepción integral desde la formación en la educación básica primaria hasta las escuelas normales bajo el argumento de que el Estado es responsable del sistema educativo nacional.
El segundo elemento perjudicante es que la profesión docente se abría a la libre competencia; esto permitía la participación de cualquier persona en los concursos de oposición, en lo cuales se entregan las plazas para maestros.
“Esto es gravísimo. ¿Y qué se preguntaba en los concursos de oposición? Básicamente, las normatividades y reglamentos de la SEP. O preguntas estúpidas como: ‘¿te gusta dar clase?’, ‘¿si ves a dos niños peleando en el patio qué harías si fueras maestro?’ Cosas absurdas. Un examen de opción múltiple nunca te puede decir si alguien tiene vocación magisterial. Esto se impuso a las normales y sigue vigente”, aseveró Tatiana Coll.
Asimismo, acusó que el Estado mexicano irrumpe en los planes de estudio de las Normales Rurales a través de los exámenes del concurso de oposición, pues definen las preguntas y los temas sin basarse en la currícula. Esto obliga a los profesores a enseñar temas inexistentes en el plan de estudios.
“Éste fue el mecanismo que el gobierno utilizó indirectamente para meterse en las currículas. Y desgraciadamente está vigente porque al final de cuentas los estudiantes quieren tener la plaza de maestro, y uno como maestro los tiene que preparar para que pasen”, enfatizó.
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