Buenos Aires, Argentina. Prensa Latina llega a los 63 años de existencia enfrentando las consecuencias del bloqueo eterno de Estados Unidos contra Cuba, creando siempre nuevas formas de resistencia en las peores circunstancias.
Y asimismo en los períodos especiales en que el pueblo cubano dio un ejemplo de dignidad al mundo, como sigue haciéndolo junto a sus dirigentes y también en momentos luminosos para la humanidad.
Sucedió en momentos en que el imperio convirtió la desinformación y la mentira en un arma de guerra, llegando a imponer una censura a nivel global como nunca antes había sucedido en esta magnitud.
No podía ser de otra manera; el origen de Prensa Latina se fue gestando en el mismo corazón de la Sierra Maestra, desde donde el ejército revolucionario llevó adelante la guerra de liberación que triunfaría, asombrando al mundo, el 1 de enero de 1959.
En medio de la lucha contra un ejército creado, armado y asesorado por el imperio, y con visibles y enormes diferencias de armamentos, los guerrilleros cubanos, bajo las dirigencias de los comandantes revolucionarios encabezados por Fidel Castro Ruz; Raúl Castro Ruz; Ernesto Guevara, el Che; Camilo Cienfuegos, y tantos otros héroes, lograron lo que parecía imposible: triunfar acompañados por un pueblo de pie, en esa pequeña isla del Caribe.
Más aún, la Revolución Cubana surgió rodeada de dictaduras en el Caribe y Centroamérica, asestando el golpe más duro al imperio en tiempos de la vertiginosa expansión y apoderamiento de gobiernos y países.
El comandante Fidel Castro, el gran líder de ese proceso revolucionario y digno continuador del pensamiento y acción del héroe cubano José Martí, junto al comandante Che Guevara, entendieron la necesidad de tener sus propios medios de comunicación, como aquella radio Rebelde, otra gloria de esa Revolución.
Guevara encontró en un periodista paisano, que tuvo el coraje de llegar a la Sierra Maestra para entrevistar a los líderes y conocer lo que significaba aquel proceso, como fue Jorge Ricardo Masetti, al hombre ideal para enfrentar lo que vendría, nada menos y nada más que los ataques mediáticos del poder hegemónico imperial.
Lo original de todo esto es que casi inmediatamente después de haber llegado triunfantes a La Habana, ya en junio de 1959, en un quinto piso de lo que era el Ministerio de Salud, nacía Prensa Latina.
Parecía un sueño imposible. El líder de la Revolución confió al Che Guevara y Masetti (su director) la creación de la agencia que contaría en sus primeros tiempos con periodistas argentinos como Rodolfo Walsh, Rogelio García Lupo y otros grandes periodistas también uruguayos, chilenos, centroamericanos. Igualmente con escritores como el colombiano Gabriel García Márquez, todos dispuestos a acompañar aquella Revolución que marcaba el camino de la liberación definitiva, por lo que hasta ahora seguimos luchando.
En la búsqueda de información veraz
Esos primeros tiempos de coraje, magias y romanticismo lógico de los jóvenes revolucionarios hizo posible que en medio de todas las dificultades, comenzaran a aparecer las notas después de que se produjera la famosa Operación Verdad, lo cual permitió conocer lo que ya se estaba preparando, en contrarrevolución, en Estados Unidos contra Cuba.
En un reciente libro –Che, Masetti, Walsh, Prensa Latina–, la escritora y periodista María Seoane habla de una historia de excelentes trazos que como dice “atraviesa las máquinas de escribir, las armas, la justicia, la política, las revoluciones y contrarrevoluciones. En definitiva lo que se cuenta es la función de la búsqueda de la información veraz para la construcción de una sociedad más humana y más justa”.
Esto significa que Prensa Latina es un ejemplo de la ética periodística, porque respeta el inalienable derecho de los pueblos del orbe a recibir una información veraz, en un mundo donde el poder hegemónico se apodera como asociado o dueño de la mayor parte de los medios masivos de comunicación, de las nuevas tecnologías, sembrando la mentira, el odio, los entretenimientos, cuyos mensajes van dirigidos a desconcientizar y cooptar a los pueblos.
El poder de la mentira tiene el mismo efecto que un misil. La antigua guerra psicológica, en tiempos modernos es llamada Lawfare sólo para confundir, porque siguiendo la historia de la desinformación brutal contra Cuba, vemos claramente que en estos momentos “no se necesita una pistola para matar, porque se puede hacerlo con las palabras degradando, desintegrando a un ser humano, denigrándolo, hasta matarlo moralmente”.
Y mucho más en el intento de “exterminarnos” en nuestra también eterna resistencia. He compartido muchos momentos en Prensa Latina, desde aquel inolvidable piso quinto hasta una antigua casa, todo sencillo. Prensa Latina, con corresponsales en el mundo que arriesgan sus vidas, perseguidos, amenazados, espiados en muchos de nuestros países, incluso por la “obediencia debida” a los servicios de inteligencia de Estados Unidos y sus asociados, continúa dando su lucha por la verdad.
También por “obediencia debida” al imperio hay medios que no utilizan los servicios de Prensa Latina o son utilizados por periodistas sin citar la fuente. De todo sucede, pero allí en Cuba, en momentos en que se agrava el bloqueo y las sanciones de los poderosos, el árbol de la verdad sigue creciendo, como la cultura cubana, y se irradia al mundo.
Prensa Latina llega con la voz de los pueblos para abrir caminos a la verdad, que finalmente se impone siempre.
Tuve también la posibilidad de vivir en Nicaragua sandinista en los años 1979-1980 la creación de la Agencia Nueva Nicaragua, en una oficina pequeña del edificio semidestruido de comunicaciones, y luego en una casa entre los escombros, tomando como ejemplo a Prensa Latina. Estuvo con nosotros un gran periodista cubano, José Bodes.
He compartido momentos de extremo peligro cubriendo las guerras de liberación en países como Nicaragua, El Salvador y otros, como la invasión a Panamá en 1989 donde vivimos esa dolorosa experiencia con los compañeros de Prensa Latina, de la televisión cubana.
De ellos recibí siempre protección y solidaridad, eso que es la más alta forma de la dignidad de la Revolución Cubana. Hoy más que nunca –lo estamos viendo en el tema de Rusia-Ucrania (EU-OTAN)– y en la situación de América Latina, necesitamos la verdad.
La verdad que nos hace y nos hará libres para enfrentar el mercenarismo y cumplir con el derecho de los pueblos a la información veraz, tal como lo requiere la UNESCO para rescatar lo mejor de la humanidad, en momentos en que estamos bajo el ataque de un capitalismo salvaje, expresión de la decadencia inevitable del imperio.
Allí, en Cuba, un grupo de mujeres y hombres trabajan día a día por ayudarnos a conocer la realidad que nos ocultan entre montañas de mentiras. Gracias, querida Prensa Latina.