La guerra sucia en medios de comunicación de los opositores a su gobierno va a seguir, consideró Andrés Manuel López Obrador. El presidente de la República auguró que las campañas de desprestigio para tratar de deslegitimarlo continuarán, a pesar de que no les da resultados, porque tienen un efecto de búmeran y se les regresa.
En su conferencia matutina, consultado por Contralínea acerca de la ausencia de pruebas técnicas del laboratorio Citizen Lab que señalen como responsable al Ejército del espionaje a tres personas mediante el malware Pegasus y la campaña de desprestigio que se desprendió de esa falsa afirmación, el jefe del Ejecutivo consideró que van a seguir las calumnias. “Eso tiene que ver con el hampa del periodismo, aquí hemos hablado muchísimo de eso, de que la calumnia, cuando no mancha, tizna, dicen, pero también eran otros tiempos”.
El pasado 8 de octubre, Contralínea reveló que el laboratorio interdisciplinario de la Universidad de Toronto, Canadá acepta no comprobar el origen del espionaje con el software espía en contra de un opinador, un reportero y un activista. Es decir, su análisis técnico forense –en el que se han basado los recientes señalamientos de medios de comunicación y organizaciones que responsabiliza a la Secretaría de la Defensa Nacional– no determina, y ni siquiera sugiere, que sea dicha institución la que operó la infección de los teléfonos móviles en el actual gobierno [2019-2021].
En su reporte acerca de los nuevos hallazgos, Citizen Lab expone: “evaluamos con alta confianza que estas personas fueron hackeadas con el software espía Pegasus. En este momento, los datos técnicos disponibles para estos casos recientes (2019-2021) no nos permiten atribuir el hackeo a un cliente de NSO Group en particular”.
Ante ello, el presidente López Obrador recordó que desde muy joven se enfrentó a las campañas de desprestigio en medios de comunicación, pero reiteró que al final no funcionan. Como ejemplo de fracaso, citó la primera filtración de Guacamaya, en la cual LatinUs se refirió al estado de salud del primer mandatario. “¿A quién se le ocurre dar a conocer como una gran nota el que estoy enfermo, cuando el pueblo de México es respetuoso de los enfermos, de la gente mayor? Porque el pueblo de México no es de malas entrañas, hasta cuando se trata de un presunto delincuente, que muere su madre y que piden permiso para que vaya al velorio, y muchas veces se le otorga porque estamos llenos de sentimientos humanitarios, éste es un pueblo excepcional”.
Expuso que en vez de que las personas se sientan agraviadas por su estado de salud, le preguntan cómo está y se preocupan por él. “Primero, los más racionales se me quedan viendo, eso es lo único que he notado últimamente, [y preguntan:] ‘¿y la salud?’, les digo: ‘pues estoy bien’. Y los místicos pidiendo que no me pase nada. Y los políticos simpatizantes de nuestro movimiento, defensores, argumentando: ‘bueno, si así como está, lleno de achaques y chocheando y enfermo, está trabajando, ¿por qué se meten en eso?, ¿por qué no respetan?’”
López Obrador consideró que esa reacción adversa a los intereses de los opositores se da porque “ellos no conocen al pueblo, no le tienen amor al pueblo, no les interesa recoger los sentimientos de la gente. Imagínense, un político que no se ocupa de conocer la idiosincrasia de un pueblo, pues no son políticos, no son expertos, no son especialistas, no son nada. Entonces, eso no afecta”.
Indicó que su medición acerca de si las campañas de desprestigio tienen éxito o no es a través de la comunicación directa con la gente: “escuchar al pueblo, la voz del pueblo es la voz de Dios. Pero también veo encuestas. Les voy a contar, antes de las guacamayas y de un libro que sacaron [en referencia al El rey del cash], hace como tres semanas estábamos en 70 por ciento de aceptación entre los dirigentes del mundo; y luego, antes [de ambas campañas de desprestigio], la semana pasada, el jueves de ayer hacia atrás, ocho días, bajé ahí, porque es una encuesta telefónica y seguramente tiene que ver con el lugar donde se pregunta, y bajé a 66. Y viene el escándalo, ‘no pues ya me tumbaron estos ¿no?, otros dos [puntos]’. ¿Pues qué creen que pasó? Aumentó dos [puntos de aceptación]. No sirvió la chachalaca y la guacamaya, ni los zopilotes, ni los halcones, ni la apea, nada, miren. Eso sí, el espionaje”.
Al respecto, mostró la imagen de la encuesta en la que se mantiene como primer lugar, con 77 por ciento de aceptación, el presidente de la India, Narendra Modi. Y el primer mandatario mexicano en segundo lugar, con 68 por ciento.
Por ello, López Obrador agradeció a la gente por su confianza. “Y voy a seguir insistiendo, esto tiene que ver con el cambio de mentalidad, el pueblo de México es de los pueblos más conscientes, más avispados del mundo, no hay analfabetismo político, es mínimo. Y aunque no les guste, se enojen, pero los queremos mucho a nuestros adversarios, pero, ¿saben dónde hay más analfabetismo político? Arriba. No se enojen”.
El presidente recordó que lo han investigado, espiado desde la década de 1970 y no le han encontrado nada. Indicó que antes a algunas personas “les daban un llegue fuerte y había que ponerles suero, les daba hasta calentura, porque no está acostumbrado”.
Por eso recomendó tener la consciencia tranquila, seguir adelante, no detenerse y enfrentar los ataques, pues como decía Ponciano Arriaga: “entre más me golpean, más digno me siento”. Agregó que “es muy importante tener autoridad moral, y esa tiene que ver con la honestidad. Un corrupto no aguanta ni la primera lanzada, lo hacen trizas. La honestidad es un escudo, es algo que protege. Porque hay algunos que se les hace fácil y dicen: ‘no, no va a pasar nada; además, voy a aprovechar que tengo ahora el cargo, y voy a robar.’ Pues sí, lo puede hacer y hasta correr con suerte de que no lo descubran o no lo metan a la cárcel y no tenga que afectar hasta su familia, sí, pero ese modelo no tiene que ver con la política, eso es oportunismo, politiquería, eso es ver la política como un negocio lucrativo, y la política es un oficio noble, es lo que le permite al ser humano servir a otros. Un dirigente político que quiere transformar, que quiere hacer historia, tiene que ser honesto”.
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