“Se avanzó, pero no como quisiéramos”, reconoció el presidente Andrés Manuel López Obrador previo a dar lectura a la última carta que le envió a los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos la noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.
El crimen de Estado –que ocurrió durante la presidencia del priísta Enrique Peña Nieto– sigue sin esclarecerce, y desde que López Obrador asumió el poder, se comprometió a develar la verdad en el caso, sin conseguirlo aún. Y es que uno de los desafíos a los que se enfrentó la investigación fue a la creación de la mal llamada verdad histórica, es decir, a las deliberadas manipulaciones de las escenas, al ocultamiento y desaparición intencional de evidencias, al pacto de silencio e incluso al asesinato de decenas de testigos.
“Recordemos que el gobierno anterior quiso dar carpetazo al asunto construyendo la llamada ‘verdad histórica’, según la cual los jóvenes habían sido asesinados y quemados en el basurero de Cocula, Guerrero, por los integrantes de Guerreros Unidos, con la complicidad de policías y autoridades locales. Esta versión fue sostenida por el entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, y por Tomás Zerón, extitular de la Agencia de Investigación Criminal. Dicha conclusión fue parcialmente descalificada, en particular lo relativo a la incineración de los jóvenes en ese sitio, pues, como fue probado por peritos en la materia, resultó completamente falsa’, esa versión”, señaló el presidente en la misiva, misma que leyó en su conferencia.
Abundó: el gobierno realizó esfuerzos que priorizaron la búsqueda de los jóvenes normalistas, por lo cual detalló las acciones llevadas a cabo. “Durante nuestro gobierno la búsqueda en campo ha sido permanente; hemos explorado 858 sitios con la participación de 270 personas de las distintas instituciones y con el equipo tecnológico más apropiado”
Sobre la participación de los integrantes de la Sedena en las desaparición de los estudiantes, recalcó que hasta ahora no existen pruebas que vinculen a altos mandos del Ejército en el hecho, pero expuso que los militares involucrados están detenidos, “16 militares, incluidos dos generales –esto en ningún otro país se hace, se ha hecho– dos generales y un elemento de la Marina”.
Al concluir la carta, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó claro que el de Ayotzinapa no es un caso cerrado, y que espera que en la administración de la doctora Claudia Sheinbaum se llegué a la verdad.
“Les expreso que hasta el último momento de mi gobierno continuaremos buscando a los jóvenes y considero que este vergonzoso y lamentable asunto no debe cerrarse nunca, es un expediente abierto; y si nosotros no podemos esclarecerlo, deseo de todo corazón que lo logre la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, una mujer de principios, convicciones y partidaria de la justicia”, finalizó.
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