Palestina y la pax americana

Palestina y la pax americana

Análisis crítico del plan de paz para Gaza de Trump y Netanyahu, que margina a la ONU y entierra los Acuerdos de Oslo.
FOTO: 123RF

La escenificación de Donald Trump en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas auguraba lo que venía después de sus acalorados señalamientos a la ONU, en el sentido de que “no ha ayudado en la labor de pacificación”. El presidente estadunidense cuestionó el propósito del organismo internacional, al decir que lo único que hace es escribir cartas enérgicas a las que no da seguimiento. “Las palabras vacías –dijo– no ponen fin a las guerras”. Al inicio de su intervención, declaró contundente que él solo había puesto fin a siete guerras.

En el segundo acto de este performance distópico, el protagonismo lo tuvo el criminal de guerra Benjamin Netanyahu, que entra y sale con plena libertad por Estados Unidos, e ingresa a la ONU sin peligro de ser detenido. Tuvo que aguantar la humillación de ser abucheado y de que la sala del pleno de la Asamblea se quedara prácticamente vacía. Es lo menos que se le puede hacer a un genocida confeso.

El tercer acto tuvo lugar en la Casa Blanca. Las fotografías posteriores al encuentro son elocuentes, un Netanyahu sonriendo cínicamente tras el acuerdo del Plan de 20 puntos para la Paz en Gaza. Por algo Trump vociferó en la ONU que él merecía el Premio Nobel de la Paz, no me extrañaría que lo se otorgaran en 2026 –pues en el pasado se lo entregaron a Henri Kissinger, Barack Obama y, el viernes 10 de octubre, a la filosionista Corina Machado.

El muy cacareado plan de Trump envuelve una trampa al conectarlo con su discurso en la Asamblea General de la ONU. Por cierto que al presidente se le olvidó mencionar que si la ONU ha fracaso en Gaza, en parte es porque Estados Unidos ha vetado todas las resoluciones del Consejo de Seguridad que buscaban un alto el fuego en la asediada y hoy convertida en escombros Franja de Gaza.

Y la trampa está en que después de señalar que sólo él es capaz de resolver guerras y conflictos, disminuye a la ONU, pero también al derecho internacional como lo conocíamos hasta hoy. Sólo el punto 19 del Plan de 20 puntos hace mención de la autodeterminación y el Estado palestino. Tengo la impresión que los Acuerdos de Oslo que tenían en el centro la idea de dos Estados para dos pueblos han quedado enterrados. Apenas unos días previos a la presentación del Plan de paz, numerosos países, incluidos los del G7 hablaron de los dos Estados y el reconocimiento de Palestina. Pero en el Plan no se habla ni de las fronteras del Estado Palestino, ni del derecho al retorno. Pareciera que después de descalificar a la ONU, todas las resoluciones relacionadas con la cuestión Palestina quedaron bajo los escombros de una ya muy desprestigiada Organización de las Naciones Unidas. No se menciona el genocidio, y Netanyahu y Hamas quedarán como héroes por haber aceptado el acuerdo. No olvidemos que hay tesis que señalan que Hamas ha sido útil a los intereses expansionistas y colonialistas del sionismo israelí. Norman Finkelstein señala que cuando Israel quiere dejar de hablar de la solución de los dos Estados retoma el uso de la fuerza contra la sitiada Franja de Gaza. Hoy se comprueba esa tesis.

Lo único que hay que celebrar es que el pueblo gazatíe dejará de ser asediado por las bombas, las FDI en tierra, los drones, el hambre y la destrucción. Jugosos negocios están por llegar, el impresentable Tony Blair vuelve a la escena política internacional y esperamos que algún día se haga efectiva la consigna que ha recorrido al mundo “Palestina libertad, desde el río hasta el mar Palestina vencerá.”

Ruth Dávila*

* Directora de la División de Estudios Multidisciplinarios del Centro de Investigación y Docencia Económicas, CIDE.