Ocho hombres tienen la riqueza de la mitad más pobre del mundo. Compran todo: lealtades, gobiernos y leyes. En el escalafón más bajo, las mujeres pobres. El panorama, sin solución: cada vez menos trabajo y más empleos chatarra
Baher Kamal/Inter Press Service
Roma, Italia. Ocho hombres concentran la misma riqueza que las 3 mil 600 millones de personas que forman parte de la mitad más pobre de la humanidad, según un estudio elaborado por Oxfam, que reúne a 19 organizaciones que trabajan en más de 90 países.
El informe Una economía para el 99 por ciento, presentado el 16 de este mes por Oxfam Internacional, concluye que la brecha entre ricos y pobres es “mucho más grande que nunca”.
“Los ricos acumulan riqueza a un ritmo tan sorprendente que en 25 años podrían aparecer los primeros billonarios. Para tener una perspectiva de ese monto, habría que usar 1 millón de dólares al día en los próximos 2 mil 738 años para gastar 1 billón (millón de millones) de dólares”, ejemplifica el estudio.
También detalla la forma en que las grandes compañías y los superricos avivan la crisis de desigualdad al evadir el pago de impuestos, lo que hace bajar los salarios, y al utilizar su poder económico para incidir en asuntos políticos.
“Nuevos y mejores datos sobre la distribución de la riqueza global, en particular de India y China, indican que las personas más pobres del mundo tienen menos riqueza que lo que se pensaba”, precisa.
Los nuevos datos rectifican la estimación realizada por Oxfam sobre la relación entre ricos y pobres, pues serían nueve los billonarios que concentran la misma riqueza que 50 por ciento más pobre de la humanidad, y no 62, como había calculado el año pasado.
Una obscenidad
“Es obsceno que haya tanta riqueza concentrada en manos de unos pocos, cuando una de cada 10 personas sobreviven con menos de dos dólares al día”, subraya Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional.
“La desigualdad deja a cientos de millones de personas atrapadas en la pobreza, fractura nuestras sociedades y socava la democracia”, acota. “En el mundo hay gente que queda rezagada”, explica.
“Mientras sus salarios se estancan, sus jefes se llevan bonos de millones de dólares para su casa; los servicios de educación y salud se recortan, mientras las corporaciones y los superricos evaden impuestos y apagan sus voces, mientras sus gobiernos cantan al ritmo de las grandes corporaciones y de la élite rica”, añade.
El informe muestra “cómo nuestra economía quebrada vuelca la riqueza hacia la élite rica a expensas de los más pobres de la sociedad, la mayoría de los cuales son mujeres”.
Evasión fiscal
La evasión fiscal le cuesta a los países pobres por lo menos 100 mil millones de dólares al año.
Con ese dinero se podría ofrecer “educación a los 124 millones de niñas y niños que no están escolarizados y financiar intervenciones sanitarias que podrían evitar la muerte de por lo menos 6 millones de niños al año”, precisa el estudio de Oxfam.
El documento detalla cómo los superricos utilizan una red de paraísos fiscales para no pagar los impuestos correspondientes, así como un ejército de ricos gerentes que les aseguran la rentabilidad de sus inversiones, lo que no estaría disponible para los ahorristas de a pie.
Al contrario de la creencia popular, muchas de las personas ricas no se hicieron solas desde abajo. Oxfam revela que más de la mitad de los billonarios heredó la riqueza o la acumuló a través de industrias propensas a la corrupción y al nepotismo.
También señala cómo las grandes corporaciones y las personas superricas utilizan su dinero y sus vínculos sociales para asegurarse de que las políticas gubernamentales sirvan a sus intereses.
¿Una economía humana?
“Los gobiernos no están indefensos ante el avance tecnológico y las fuerzas del mercado. Si los dirigentes políticos dejan de obsesionarse con el producto interno bruto (PIB) y se concentran en proveer a toda la ciudadanía, y no sólo a unos pocos ricos, es posible lograr un futuro mejor para todos”, puntualiza Oxfam.
La propuesta de la coalición para lograr una economía más humana se concentra en una serie de medidas que deberían adoptar los gobiernos para poner fin a la extrema concentración de la riqueza y terminar con la pobreza.
Algunas de las sugerencias incluyen el aumento de impuestos a las personas más ricas y a las de mayores ingresos para garantizar un terreno de juego más parejo y generar los fondos necesarios para invertir en salud, educación y empleo, así como colaborar para que los trabajadores reciban un salario decente, frenar la evasión fiscal y la espiral descendente de los tributos corporativos.
Las medidas propuestas por Oxfam también prevén el apoyo a las compañías que ofrecen beneficios a sus trabajadores y empresas, y no sólo a sus accionistas.
Además, los gobiernos deberían garantizar que la economía funcione para las mujeres, y deben contribuir a eliminar las barreras al progreso económico de la población femenina, como el acceso a la educación y la injusta carga del trabajo de cuidados no remunerado.
¿A alguien le importa?
Tanto los gobiernos nacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Europea y las grandes organizaciones de la sociedad civil son conscientes de la obscena desigualdad actual. ¿Cómo puede ser que no se haya hecho nada efectivo para evitarla o por lo menos reducirla?
A respecto, la responsable de medios, desigualdad y de la campaña Even It Up (Acabemos con la Desigualdad Extrema, en español) de Oxfam, Anna Ratcliff, dice a IPS que “hacer frente a la desigualdad como corresponde significaría romper con el modelo económico que tenemos desde hace 30 años”.
“También significaría hacer frente y superar los poderosos intereses de los superricos y de las corporaciones que se benefician del status quo. Por lo tanto no sorprende que a pesar de la indignación global por la crisis de desigualdad, no haya cambiado mucho”, observa.
Sin embargo, algunos gobiernos se las arreglan para reducir la desigualdad, para escuchar los reclamos de la mayoría, y no de la minoría, observa Ratcliff, quien menciona a Namibia, donde aumentaron los impuestos a las personas más ricas y se volcó lo recaudado a consolidar una educación secundaria gratuita y ayudar a reducir la brecha entre ricos y pobres.
Países como ese “muestran que otro mundo es posible si podemos rechazar este modelo económico roto y frenar la indebida influencia de los ricos”, acota.
Mujeres contra la desigualdad
En el contexto actual en que ocho hombres concentran la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad, se observa que, en general, las mujeres son las que están en peor situación; se necesitarían 170 años para que percibieran el mismo salario que los hombres.
La población femenina, que suele emplearse en los sectores mal pagos, sufre una gran discriminación laboral, asume una desproporcionada carga de trabajo no remunerado y suelen encontrarse en la base de la pirámide, observa Oxfam Internacional, una coalición de 19 organizaciones que trabajan en 90 países.
En su informe, presentado el 16 de enero, Oxfam Internacional se refiere a cómo las grandes corporaciones y las personas superricas avivan la actual crisis de desigualdad.
La coalición entrevistó a trabajadoras de una fábrica de ropa de Vietnam, quienes trabajan 12 horas al día, seis días a la semana, y aun así, apenas pueden arreglárselas con el dólar por hora que cobran por fabricar ropa para las grandes marcas mundiales.
Además, “los gerentes generales de esas compañías están entre las personas mejor pagas del mundo”, subraya el informe.
¿Por qué?
“Las mujeres son mayoría en los empleos peor pagados y menos seguros, al tiempo que asumen gran parte de la responsabilidad de las tareas de cuidado no remuneradas”, puntualiza Anna Ratcliff, responsable de medios y de la campaña Even It Up de Oxfam.
“No es un accidente; nuestro actual modelo económico depende de ese suministro de trabajo barato o gratuito”, apunta.
Cuando se recortan los servicios públicos porque las grandes corporaciones y las personas más ricas no pagan los impuestos correspondientes, las mujeres suelen ser las más perjudicadas, dice Ratcliff a IPS. Por ejemplo, cuando la educación no es gratuita, la población femenina es la queda afuera, acota.
“Las mujeres sufren discriminación en sus hogares y también institucional, pues las élites política y económica están dominadas por hombres; las ocho personas más ricas son hombres, al igual que 89 por ciento de las que son multimillonarias”, observa.
Ratcliff subraya que es necesario gestionar las economías para que las mujeres puedan tener las mismas oportunidades que los hombres.
“Por ejemplo, asegurando un acceso equitativo a la educación, ofreciendo mejores servicios de cuidados infantiles, además de más asequibles, invirtiendo en servicios e infraestructura básica y combatiendo normas sociales relacionadas con el papel de las mujeres en la sociedad”, indica.
Si mujeres y hombres tuvieran los mismos recursos
Están entre los más pobres de los pobres, y a pesar su contribución fundamental y de constituir la mitad de los trabajadores rurales, las campesinas son las mayores víctimas de la desigualdad.
“Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos que los hombres, habrían unas 150 millones de personas menos con hambre en el mundo”, observa Neven Mimica, comisario de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Unión Europea (UE). Incluso, Mimica estima que la producción agrícola aumentaría casi una tercera parte.
“Suele decirse que educando a una mujer, se educa a toda una generación. Lo mismo ocurre cuando las empoderamos en distintos ámbitos, no solo mediante el acceso al conocimiento, sino también a los recursos, ofreciéndoles igualdad de oportunidades y dándoles voz”, indica.
“Sin embargo, las estadísticas actuales muestran que nos quedamos cortos en esos ámbitos”, se lamenta Mimica, en el marco de una reunión de alto nivel realizada en diciembre.
La organización del encuentro estuvo a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Europea, la Presidencia eslovaca del Consejo de la UE, y contó con la colaboración del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y ONU Mujeres.
Además, puntualiza el comisario de la UE, “sabemos que las niñas y los niños tienen mejores perspectivas de futuro si sus madres son saludables, tienen tranquilidad económica y educación; en especial en los primeros 1 mil días de vida”.
Las mujeres, la mitad de los trabajadores rurales
En los países en desarrollo, las mujeres representan 45 por ciento de los trabajadores rurales, yendo de 20 por ciento en América Latina hasta 60 por ciento en algunas zonas de África y Asia, según FAO.
“Y son muy trabajadoras, en África y Asia Pacífico, suelen laborar entre 12 y 13 horas más por semana que los hombres”, precisa la FAO.
En general, ellas tienen menos probabilidades que los hombres de tener el control de la tierra, y el suelo de sus terrenos suele ser de mala calidad: menos de 20 por ciento de los propietarios de tierras son mujeres.
“Las campesinas generan ganancias productivas y reinvierten hasta 90 por ciento de sus ingresos en el hogar, dinero que se gasta en alimentación, salud, educación y actividades generadoras de ingresos, lo que ayuda a romper el ciclo de la pobreza”, precisa la agencia.
Lograr la igualdad de género y empoderar a las mujeres “no sólo es hacer lo correcto, sino que es un elemento fundamental en la lucha contra la extrema pobreza, el hambre y la malnutrición”, subraya el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en la reunión de alto nivel.
“Las mujeres son el pilar de nuestro trabajo en agricultura”, subraya, y representan 45 por ciento de la fuerza laboral rural en los países en desarrollo y hasta 60 por ciento en algunas regiones de África y Asia, precisa.
Los datos ponen de relieve la importancia de que las trabajadoras rurales tengan las mismas oportunidades, subraya el director general de la FAO.
A cerrar la brecha de género
En la reunión de alto nivel, la ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Eslovaquia, Gabriela Matecná, quien presidió el Consejo de la UE en el segundo semestre de 2016, observa: “La brecha de género le cuesta caro a la sociedad en términos de producción agraria, de seguridad alimentaria y de crecimiento económico”.
A pesar de que las mujeres constituyen casi la mitad de los trabajadores rurales, son propietarias de menos de 20 por ciento de las tierras. Además, la población femenina representa 60 por ciento de las personas que sufren hambre de forma crónica, observa.
“Cuando inviertes en un hombre, inviertes en una persona. Cuando inviertes en una mujer, inviertes en una comunidad”, remarcó el presidente de IFAD, Kanayo F Nwanze.
“Una y otra vez vemos que la igualdad de género abre las puertas para que comunidades enteras refuercen la seguridad alimentaria y nutricional y mejoren su bienestar social y económico”, observa.
“Empoderar a las mujeres es, por cierto, empoderar a la humanidad”, subraya.
“Solo empoderando a las campesinas podremos destrabar la fuerza del sistema de alimentación global. Es fundamental brindarles apoyo para crear resiliencia, construir empresas más fuertes y promover la seguridad alimentaria a largo plazo”, observa Denise Brown, directora de emergencias del PMA.
Por su parte, la directora de programa de ONU Mujeres, María Noel Vaeza, subraya: “Cerrar la brecha de género en la agricultura generará múltiples dividendos en materia de desarrollo, como la igualdad de género para las mujeres rurales, seguridad alimentaria y reducción de la pobreza, mejor gestión climática y sociedades más pacíficas”.
Menos trabajo y más empleos chatarra
Los pronósticos para 2017 presentan un futuro desalentador con el aumento del desempleo y un mayor número de trabajos precarios, además de una mayor desigualdad social con 1 mil 400 millones de personas en alguna forma de empleo vulnerable.
El desempleo podría afectar a 3 mil 400 millones de trabajadores este año debido al deterioro de las condiciones del mercado laboral en países emergentes, en particular en América Latina y el Caribe, alerta un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Mientras, en los países ricos se pronostica que el desempleo disminuirá, en especial en Europa del norte, del sur y del oeste, así como en Estados Unidos y Canadá, indica el documento World Employment and Social Outlook: Trends 2017 (El empleo en el mundo y perspectiva social: Tendencias 2017).
Uno de cada dos trabajadores, en empleo vulnerable
Las 1 mil 400 millones de personas que trabajan en condiciones laborales vulnerables representan 42 por ciento de los empleados en 2017, alerta el informe divulgado por la OIT este 12 de enero.
“En los países emergentes casi uno de cada dos trabajadores ocupa un empleo vulnerable, y en los países en desarrollo, más de cuatro de cada cinco trabajadores”, declara Steven Tobin, economista principal de la OIT y principal autor del informe.
“Estamos frente a un doble desafío: reparar los daños causados por la crisis económica y social mundial y crear empleos de calidad para las decenas de millones de personas que cada año se incorporan al mercado laboral”, observa el director general de la OIT, Guy Ryder.
El crecimiento del PIB registró en 2016 su nivel más bajo de los últimos 6 años, y muy por debajo de las proyecciones de 2015, indica el documento.
“Los analistas todavía ajustan sus estimaciones a la baja para 2017 y persiste la incertidumbre por la situación de la economía global, por lo que a los especialistas les preocupa que la economía no pueda emplear a un número suficiente de personas y que el crecimiento no genere beneficios inclusivos y compartidos”, añade.
Además, desde 2009 aumenta en todas las regiones del mundo la proporción de personas activas dispuestas a emigrar en busca de trabajo. La tendencia es más fuerte en América Latina, el Caribe y los países árabes, precisa el informe.
La OIT también señala numerosas desigualdades sociales que crean barreras para el crecimiento y la prosperidad. En particular, la brecha de género incide en el mercado laboral, por ejemplo, en África del norte, las mujeres tienen el doble de probabilidades que los hombres de no tener empleo. “La brecha se amplía mucho más en los países árabes”, precisa el documento.
Descontento y malestar
Las varias desigualdades registradas en los distintos sectores de población sugieren, según la OIT, un aumento del riesgo del descontento y el malestar social en todas las regiones.
“El crecimiento económico sigue defraudando y es inferior al esperado, tanto en su nivel como en su grado de inclusión. Esto dibuja un cuadro inquietante para la economía mundial y su capacidad de crear empleos suficientes, mucho menos empleos de calidad”, indica Ryder.
“La persistencia de un alto nivel de formas de empleo vulnerable, asociada a una evidente falta de progresos en la calidad de los empleos, aún en países donde las cifras agregadas mejoran, es alarmante”, apunta.
La OIT llamó a la cooperación internacional y a la coordinación de esfuerzos para ofrecer estimulación fiscal e inversiones públicas para impulsar de inmediato la economía global y evitar el aumento previsto de desempleo, el que afectaría a dos millones de personas.
Esa situación profundizaría más la desigualdad, una tendencia ya caracterizada en el informe divulgado por Oxfam Internacional el 16 de este mes. En lo que respecta al mercado laboral, la organización alerta que en el mundo “la gente queda rezagada”.
“Sus salarios se estancan, a pesar de que los empresarios se llevan a casa bonos de un millón de dólares. Se recortan sus servicios de salud y educación, mientras las corporaciones y los súper ricos evaden impuestos; se ignoran sus voces, mientras los gobiernos cantan al ritmo de las grandes empresas y de la élite adinerada”, precisó.
¿Por qué se ensancha la gran brecha?
“Los beneficios del crecimiento económico no se distribuyen de forma equitativa en nuestras sociedades”, explicó Anna Ratcliff, responsable de medios y de la campaña “Acabemos con la desigualdad extrema”, de Oxfam.
“La vasta mayoría de los ingresos generados en los últimos 30 años los acumularon los dueños del capital y los que están en lo alto de la pirámide. Los trabajadores de muchos países vieron el estancamiento de sus salarios y cómo sus sueldos no aumentaron ni de cerca tan rápido como lo hicieron las ganancias de los capitalistas”, observa.
Para maximizar las ganancias de sus accionistas, las grandes corporaciones evaden impuestos y así disminuyen los salarios de los trabajadores y lo que pagan a los productores e invierten menos en sus negocios y gastan miles de millones de dólares en lobbies para que las reglas les jueguen a su favor, explica Ratcliff.
Esa situación afecta a las pensiones, los derechos laborales y la seguridad laboral en todo el mundo, además de golpear más duro a las mujeres y a los jóvenes, quienes están concentrados en los empleos precarios y tienen sueldos más bajos, puntualiza.
“Si no hacemos frente a la desigualdad, los trabajadores de todo el mundo pagarán el precio con una mayor inseguridad y menores salarios”, alerta.
Pobres pagan mucho más por una comida que los ricos
Un estudio del Programa Mundial de Alimentos (PMA) reveló que un sencillo tazón de comida en Malawi es mucho más caro que en la ciudad suiza de Davos, cuando se compara un ingreso promedio diario.
El análisis forma parte de una nueva iniciativa del PMA llamada Hot Dinner Data (datos de una comida caliente), publicada el 13 de este mes, justo antes de la inauguración el Foro Económico Mundial el 17, la cumbre que reúne a gobernantes, dirigentes políticos y autoridades económicas en Davos.
El estudio “refleja las distorsiones en el poder adquisitivo entre ricos y pobres en su intento por satisfacer sus necesidades básicas”, explica Arif Husain, jefe de economía del PMA.
os datos revelan que en los países en desarrollo, la gente llega a pagar 100 veces más que en las naciones ricas por una comida básica. Y en condiciones más extremas, por ejemplo en las regiones en conflicto, el costo puede ser 300 veces mayor.
Si se toma el ejemplo de un tazón de estofado de frijoles, un alimento estándar en muchos países y para muchas culturas, se observa que en Suiza cuesta 0.88 francos suizos (alrededor de 0.87 dólares), lo que representa 0.41 por ciento de un ingreso promedio diario.
“Ese monto es 100 veces mayor en Malawi, donde una persona necesita gastar 41 por ciento de su ingreso diario para comprar el mismo plato. En India y Nicaragua, habría que pagar entre 10 y 15 veces más que en Suiza”, añade.
Los ocho hombres más ricos del mundo
- Bill Gates, de Estados Unidos, fundador de Microsoft; tiene un patrimonio neto de 75 mil millones de dólares
- Amancio Ortega, de España, fundador de Inditex, dueño de la cadena de ropa Zara; tiene un patrimonio neto de 67 mil millones de dólares
- Warren Buffett, de Estados Unidos, director ejecutivo y mayor accionista de Berkshire Hathaway; tiene un patrimonio neto de 60 mil 800 millones de dólares
- Carlos Slim Helu, de México, propietario del Grupo Carso; tiene un patrimonio neto de 50 mil millones de dólares
- Jeff Bezos, de Estados Unidos, fundador, presidente y director ejecutivo de Amazon, tiene un patrimonio neto de 45 mil 200 millones de dólares
- Mark Zuckerberg, de Estados Unidos, presidente, director ejecutivo y uno de los fundadores de Facebook; tiene un patrimonio neto de 44 mil 600 millones de dólares
- Larry Ellison, de Estados Unidos, uno de los fundadores y director ejecutivo de Oracle, tiene un patrimonio neto de 43 mil 600 millones de dólares
- Michael Bloomberg, de Estados Unidos, propietario y director ejecutivo de Bloomberg LP; tiene un patrimonio neto de 40 mil millones de dólares
El cálculo de Oxfam se basa en los datos sobre la distribución de la riqueza global, de 2016, provistos por el Crédit Suisse
Baher Kamal/Inter Press Service
[BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: LÍNEA GLOBAL]
Contralínea 525 / del 05 al 11 de Febrero 2017