Dimitri Konstantakopoulos/Red Voltaire
Durante los últimos días no hemos oído las horribles amenazas habituales y sin precedente contra Corea del Norte.
¿Será que nos dirigimos hacia alguna forma de apaciguamiento de las tensiones? ¿O es la calma que precede a la tempestad?
El martes 10 de octubre, día de fiesta nacional en Corea del Norte, ese país celebró el aniversario de la fundación del Partido del Trabajo, actualmente en el poder.
No podíamos saber cómo planeaban celebrar este día los dirigentes norcoreanos. Habid cuenta de que el régimen necesita mantener y fortalecer la moral de toda una nación ante una amenaza directa de exterminio proveniente del jefe de Estado más poderoso del planeta y teniendo también en cuenta el uso que se hace de los símbolos en el Oriente, no se podía excluir la posibilidad de que Corea del Norte hiciera una nueva e impresionante demostración de sus capacidades nucleares y/o de sus misiles.
Tampoco podíamos saber con certeza lo que haría la otra parte –Estados Unidos– para responder a tal acción. Pero también hay gente que goza de influencia sobre el entorno de Trump y que tiene intenciones de efectuar un ataque nuclear contra Corea y esa gente podría ver una nueva demostración norcoreana de poderío como una oportunidad para hacerlo.
Usted dirá que lo que acabamos de mencionar son sólo especulaciones e hipótesis. Cierto. Pero ahora tenemos algunos hechos que parecen indicar la existencia, en la Casa Blanca y en el gobierno, de un grupo que busca conscientemente la guerra –una guerra que sólo puede ser nuclear– con Corea del Norte.
Todo eso tiene una sola explicación. Existe un centro de poder, con gran influencia sobre el presidente de Estados Unidos, que está planeando una guerra nuclear. Y parece que el Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA, se oponen a ello.
Dicho sea de paso, si todo eso hubiese sucedido en el periodo anterior al Totalitarismo, esas cosas estarían en los titulares de todos los periódicos en el mundo entero. Pero, si usted mira las ediciones dominicales de hoy, podrá comprobar que no escriben absolutamente nada. Ahora, la información de todo el planeta parece depender de un grupo muy restringido que tiene la capacidad de determinar cuándo y cómo se habla de Grecia y cuándo hay que olvidarla, o cuándo hablaremos de España y cuándo la olvidaremos, cuándo y cómo hablaremos de Venezuela, etcétera.
La humanidad entera habla hoy –y no es sorprendente– de la violencia que sufrieron los catalanes. Pero nadie sabe que el pasado verano, en uno de los peores crímenes de guerra en toda la historia de la humanidad, un porcentaje considerable de la población de Mosul –la segunda ciudad más poblada de Irak– fue sepultado vivo bajo las ruinas de esa ciudad.
En la era de internet, con televisiones que transmiten vía satélite y todo lo que se pueda imaginar, la ignorancia comienza a alcanzar niveles dignos de la Edad Media, creando las bases del embrutecimiento de toda la humanidad, antes de que le suceda lo que tiene que suceder.
El diario chino Global Times –que pertenece al Diario del Pueblo, voz oficial del Partido Comunista en el poder, publicó el 10 de agosto un editorial explicando cómo la crisis coreana pudiera llegar a exigir de las partes más capacidades de las que poseen, lo cual puede desembocar en una catástrofe.
Lo que el artículo no tenía en cuenta era la posibilidad de que exista en el campo occidental un “Alcibíades” que trata de crear condiciones que hagan inevitable una guerra nuclear. Al analizar la guerra del Peloponeso, el historiador ateniense Tucídides cuenta cómo tomaron los atenienses la desastrosa decisión de emprender la campaña de Sicilia.
La proposición de organizar una campaña en Sicilia vino del ambicioso general Alcibíades y sus amigos. La mayoría de los venerables generales atenienses y de los políticos más respetados estaba en contra. Cuando comenzó la asamblea que tomaría la decisión final, Alcibíades estaba en minoría. Pero era una minoría muy decidida, de las que acababan escribiendo la historia, desde Alejandro Magno hasta Lenin. Los otros eran más, pero menos decididos y no se opusieron directamente a los planes de Alcibíades, sino que se quejaron por la gran cantidad de navíos y hombres que se requerían y la cantidad de dinero que exigiría aquella expedición. A fin de cuentas, los atenienses, cansados de sus quejas y su táctica de bloqueo del debate, acabaron decidiendo poner a disposición de los generales los hombres, los navíos y el dinero que creían necesarios. Los atenienses iniciaron la campaña de Sicilia y aquella campaña puso fin a la gloria de Atenas.
El “Alcibíades” moderno se esconde y debe permanecer en la sombra. Representa a una minoría muy pequeña. Sus ideas son tan peligrosas y repulsivas que es imposible mostrarlas como programa político. Está por tanto obligado a recurrir sistemáticamente a mentiras, engaños y conspiraciones. Tiene que crear una confusión enorme y ya lo hizo para provocar una docena de guerras devastadoras en Oriente Medio y África. Es muy probable que sea él quien ha orquestado todo este “Trump super show” y convencido a mucha gente en Estados Unidos y en el extranjero de que este payaso puede ser un “combatiente contra la globalización y el establishment”.
“Alcibíades” ya nos dijo lo que quiere, desde hace 2 décadas, a través de los neoconservadores y de los grupos de reflexión como el “Nuevo Siglo Americano”, etcétera, lo que se convirtió en la doctrina oficial de Estados Unidos con el discurso del presidente Bush contra el “Eje del Mal”. El programa consiste en destruir los regímenes árabes de base, Irán y Corea del Norte (en lo tocante a Irán y Corea del Norte, hay que señalar que ese plan sólo puede concretarse mediante el uso de armas nucleares; las armas convencionales no parecen suficiente).
Después de los árabes, a los iraníes y Corea del Norte, les tocará el turno, evidentemente, a Rusia y China. Con sus ataques en el Oriente Medio y la península de Corea, el Imperio cerca y amenaza a esas dos potencias. En conjunto, esta idea es simplemente un plan tendiente a la conquista del mundo entero, neutralizando de una u otra manera a toda entidad lo suficientemente independiente y fuerte como para oponer resistencia.
Esta es una de las principales razones por las que la señora Nuland se implicó el año pasado, con otros representantes del Imperio, en resolver la cuestión chipriota, debido a la guerra que están preparando contra Irán y para la cual necesitan el control total de Chipre, por lo que obligaron a Anastasiadis y Kotzias a ir corriendo a Suiza. Y menos mal que Alá salvó a Erdogan del golpe de Estado del año pasado, esté último dejó tranquilo a Chipre, por el momento, debido a la actual coyuntura. A no ser que sea usted de los que convencieron a los medios y las redes sociales de que quien salvó a Chipre fue… ¡Kotzias!
Obama no echó atrás ese plan. Pero trató de oponerse a algunas de sus manifestaciones más peligrosas, como una guerra contra Siria e Irán. Después de su salida de la Casa Blanca y bajo la presidencia de Trump, volvió ese proyecto y bajo formas más peligrosas y extremistas.
Los medios que el bando de la guerra utiliza para controlar y manipular a Trump son una cuestión interesante pero no consideramos que sea necesario analizarla en este artículo. Teniendo en cuenta todo lo que dijo Bannon sobre Corea del Norte y su salida del círculo de Trump, así como las posiciones de Tillerson y Mattis, Jared Kushner y sus amigos parecen ser, utilizando el método de resolución por el absurdo, los principales personajes que promueven la agenda de la guerra por cuenta del “partido de la guerra”, con Stephen Miller en un papel igualmente importante. No parece haber otro candidato. La esposa de Jared e hijo de Donald Trump, Ivanka, fue, hay que recordarlo, quien empujó al ataque con misiles del año pasado contra Siria.
Pero, incluso si usted no está de acuerdo con todo esto, lo que realmente importa son los hechos y no nuestra opinión sobre Trump y la gente que lo rodea. Los hechos mismos aportan pruebas suficientes de que una nueva forma, más amplia, nuclear, extremista y más peligrosa del mismo programa neoconservador posterior a la guerra fría favorable a la conquista del mundo ha sido puesta en marcha por el actual gobierno de Estados Unidos.
Por supuesto, un ataque nuclear contra Corea del Norte será una catástrofe ecológica y económica de envergadura mundial y podría conducir a una guerra nuclear entre Estados Unidos y China, como subrayó el editorial del Global Times el 10 de agosto. Una nueva guerra, y más grande, contra Irán sería también una terrible aventura. Por otro lado, si el Imperio vacila ante esas dificultades se verá probablemente obligado a aceptar una especie de “mundo multipolar” y a dimitir, pasivamente, ante el surgimiento de China. ¿Estará dispuesto a ello?
Las pequeñas minorías no sólo tienen éxito gracias a un mayor talento estratégico, a más decisión, a conspiraciones, etcétera. En general, representan también una gran visión, una gran idea. Puede ser una idea progresista y positiva, pero también puede ser reaccionaria y devastadora, como en este momento.
La tragedia es que la humanidad carece hoy de grandes visiones, con excepción de esos planes que van a destruirla.
Por nuestra parte, esperamos que no suceda nada de lo descrito anteriormente,. El hecho que tales proyectos encuentran oposición en el seno del gobierno de Estados Unidos es bastante positivo. Pero esa resistencia no podrá, por sí sola, poner fin definitivamente al proceso que conduce a la guerra.
Para que tales escenarios no se materialicen, hay que movilizar a los pueblos del mundo entero, China y Rusia deben enviar los mensajes necesarios y firmes a Washington, más que tratar de apaciguarlo imponiendo sanciones contra Corea. Debe mantenerse a toda costa la unidad de las víctimas potenciales de la agresión estadunidense.
Desgraciadamente, las condiciones políticas actuales facilitan grandemente el inicio de una guerra nuclear. De 1945 a 2003 hemos visto enormes movimientos antiguerra, antinucleares y pacifistas contra el imperialismo. Ya no hay nada de eso hoy en día. Ni siquiera ha existido ninguna reacción notable ante las increíbles amenazas de genocidio que el presidente de Estados Unidos enunció personalmente desde la tribuna de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si esta situación se mantiene, si la política no detiene la guerra, la destrucción, de una u otra manera y en algún momento, será inevitable.
La preservación de la vaquita marina no puede recaer únicamente en las autoridades ambientales; es…
El inicio del nuevo modelo de compra consolidada de medicamentos que realizará la Secretaría de…
En la Conferencia de las Partes sobre Biodiversidad, COP16, los países del Norte y Sur…
En una carta, más de 150 organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales hicieron…
La realidad existe, aunque muchas veces es negada y distorsionada, con informaciones y percepciones falsas o…
La reforma en materia de supremacía constitucional que fue aprobada en lo general y en…
Esta web usa cookies.