Análisis

La guerra contra Rusia: las relaciones entre Estados Unidos y el nazismo ucraniano

Publicado por
Alessandro Pagani

Los neonazis que gobiernan Ucrania y que han sido utilizados por la OTAN en la guerra contra Rusia tienen larga data de alianzas con Estados Unidos. Desde la Segunda Guerra Mundial, y al finalizar ésta, fueron arietes estadunidenses contra la URSS y, particularmente, contra Rusia

Son pocos los estudios en Occidente que abordan con seriedad los componentes ucranazis, ultranacionalistas, a menudo terroristas como el Batallón Azov del gobierno ucraniano dirigido por el comediante Volodymyr Zelensky. Por el contrario, abundan aquellos caracterizados por tonos rusofobos, occidentalistas y eurocéntricos, en lugar de una honestidad intelectual para comprender el conflicto entre Rusia y Ucrania, hacia el entendimiento de su quid desde sus raíces históricas y políticas. A menudo, la relevancia histórica y política de dichos componentes es tergiversada no sólo por parte de los medios de comunicación occidentales (con una tendencia general al olvidarse los orígenes del conflicto actual en Ucrania, poniéndolo en una forma de presente anti-histórico completamente ficticio), sino también, por parte de las principales universidades y academias en Francia, Alemania, Inglaterra, Canadá, Italia y Estados Unidos. Aquí un ejército de escritores asalariados fabrica mitos para justificar una cuestión ucraniana, mistificando la historia, para así justificar el odio en contra del mundo eslavo.

Sin embargo, hay una continuidad que une los eventos trágicos de hoy con los acontecimientos que se dieron en el pleno de la Segunda Guerra Mundial en la Europa Oriental, así como hay un hilo que conecta la política imperial estadunidense hoy en el conflicto con aquel mismo que Washington jugó en el viejo (y nuevo) Continente en tiempos de Guerra Fría.

Lo que, por cierto, las academias y los medios de comunicación nunca nos contarán es que, por ejemplo, el controvertido Batallón Azov (considerado ilegal y como organización terrorista en la Federación Rusa), como también otros grupos de matriz neonazis apoyados por el ya mencionado gobierno Zelensky, han recibido entrenamiento militar por parte de Estados Unidos en Letonia y Estonia [1].

Aun menos nos cuentan la verdad sobre que Stepan Bandera (1909-1959) y otros lideres de las organizaciones paramilitares ucranianas, quienes se constituyeron inicialmente entre el fin del primer conflicto mundial y la Segunda Guerra Mundial como autodefensas de los intereses de clase de los kulakos ucranianos en los tiempos de los primeros planes quinquenales de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y en medio de la guerra de clase que el Partido de los Bolcheviques libraba junto con obreros y campesinos  pobres (la mayoría de la población ucraniana en ese entonces). Sucesivamente, fueron colaboracionistas de los nazis alemanes, mientras hoy son presentados como “héroes” o “combatientes por la libertad”, ya que tuvieron una larga relación de cooperación con los anglo-estadunidenses después del fin del segundo conflicto mundial.

FOTO: 123RF

Nacionalismo y nazismo en Ucrania

El origen de estas colaboraciones se encuentra antes de la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, cabe mencionar el papel estratégico de la Organización de los Nacionalistas Ucranianos (OUN, por su sigla en ucraniano) en los eventos de la historia contemporánea de Ucrania [2].

La OUN fue fundada en 1929 en Galicia oriental, región que en ese entonces hacía parte del territorio polaco, después de haber hecho parte del imperio austro-húngaro. La organización promovía una Ucrania étnicamente homogénea e independiente, siendo que la burguesía ucraniana (los kulakos) combatía en contra de Polonia en un conflicto entre intereses imperiales y expansionistas en la región desde el siglo XVI.

En agosto de 1939, el pacto de no agresión Molotov-Ribbentrop entre la Unión Soviética y la Alemania hitleriana llevó a la división de Polonia, pues Galicia oriental, junto con la región de Volinia, se volvieron parte de la República Socialista Soviética de Ucrania.

Con anterioridad, en la década de 1930, la OUN había fortalecido su propia ideología en contra del comunismo y en favor de las políticas de la Alemania nazi y la Italia fascista. Parte integrante de esta kriegsideologie conformada por un amigo/enemigo era, por cierto, la lucha contra un supuesto y mal llamado judeo-bolchevismo. Los hebreos eran considerados, al igual que en el Tercer Reich, como sostenedores de las políticas socialistas y la dictadura del proletariado en la URSS. Así que los principales enemigos de los nacionalistas ucranianos eran polacos y soviéticos.

En junio de 1941, cuando las tropas de la Wehrmacht invadieron Ucrania, los nacionalistas ucranianos y, con ellos, los kulakos que habían perdido su poder económico debido a la reforma agraria y los planes quinquenales de industrialización en Ucrania promovidos por José Stalin y el Partido de los bolcheviques en la URSS, estos recibieron a las fuerzas de armadas nazis como si fueran “liberadores”, diferentemente de la gran mayoría de la población ucraniana conformada por obreros y campesinos pobres que combatieron junto al Ejercito Rojo en contra de sus enemigos de clase.

En los territorios ocupados por los nazis, se dieron no pocos progromos (o linchamientos) en contra de minorías étnicas, en especifico en contra de hebreos. En la ciudad de Leopolis (Lviv en ucraniano), ciudad considerada como un centro cosmopolita en la región de Galicia, la OUN distribuyó panfletos que exhortaban a los ucranianos a masacrar a comunistas, hebreos, polacos y húngaros. Miles y miles son los que fueron masacrados. Hasta agosto de 1942, las milicias de la OUN continuaron a asesinar hebreos en toda Galicia, así como en Bucovina y Volinia, a menudo con la colaboración de alemanes y rumanos, pero tal vez, sin la ayuda de otros.

La OUN había infiltrado las fuerzas policiales que cumplían los pogromos en nombre de los alemanes. En 1943, miles de estos hombres disertaron dichas formaciones para juntarse a la insurrección dirigida por los nacionalistas ucranianos. En el devenir de esta revuelta, el Ejército Insurreccional Ucraniano (UPA, por su acrónimo en ucraniano), brazo armado de la OUN, se involucró directamente en otros masacres en contra de hebreos. De acuerdo con el historiador John Paul Himka, un cuarto de las víctimas del Holocausto se dio en los territorios actuales de Ucrania [3].

FOTO: 123RF

Una relación llena de contrastes

La OUN y el UPA adoptaron desde luego la consigna nazi de Blut und Boden (literalmente “sangre y tierra”), que quería expresar el ideario de una nación en su total pureza de raza (o de sangre) y conectada a una tierra determinada. Los alemanes aunaban a este concepto la idea de Lebensraum, el así llamado “espacio vital” que el Tercer Reich aspiraba a ocupar y dominar, esto en particular en Europa oriental, al sujetar los pueblos eslavos y bálticos sobre la base del llamado Gereralplan Ost.

Por lo tanto, los nacionalistas ucranianos nunca fueron considerados por parte de la Alemania nazi como iguales. En el momento que la OUN-B (facción de la OUN liderada por Stepan Bandera) proclamó en Leopolis la instauración de un Estado ucraniano fiel a Hitler (junio de 1941), sus miembros fueron detenidos o hasta eliminados físicamente por la Gestapo.

Bandera y su vice Yaroslav Stetsko fueron enviados en un campo de concentración en Sachsenhausen, mientras Mykola Lebed, otro líder de esa organización, logró huir para dirigir la OUN-B y, sucesivamente, el UPA. Luego de estos acontecimientos, los alemanes entregaron tareas administrativas y policiales en la Ucrania occidental a la OUN dirigida por Andriy Melnyk, el cual se había separado de la facción de Bandera en 1940 (la componente de Melnyk desde ese entonces fue denominada como OUN-M) [4].

Al comienzo de 1943, los banderistas (los miembros de la OUN-B) empezaron a creer que los soviéticos y los alemanes se hubiesen “desangrado” entre sí mismos, permitiendo así el nacimiento de una Ucrania independiente como ya se había dado, según sus términos, en 1918. Fue en ese momento que Lebed propuso de “limpiar todo el territorio revolucionario de la población polaca”, para impedir que el revanchismo polaco reclamara el resurgimiento de una “gran Polonia” y las regiones en litigio entre nacionalismos polaco y ucraniano. En un solo día, el 11 de julio de 1943, el UPA, el brazo armado de la OUN, atacó a 80 aldeas, asesinando al rededor de 10 mil polacos. También se dieron choques entre las facciones nacionalistas ucranianas. Los banderistas asesinaron también a decenas de miles de ucranianos en sus luchas internas entre la OUN-B y la OUN-M, y las demás facciones.

En realidad, los mismos miembros de la OUN-B, nunca habían cortado definitivamente sus relaciones con los alemanes, sus comandantes siguieron a considerarlos como “un aliado natural de Alemania”, hasta que el mismo UPA ordenó a los jóvenes ucranianos de alistarse voluntariamente en las filas de la división ucraniana de la Waffen SS, denominada como “División Galicia” [5].

A su vez, Bandera fue liberado por las autoridades alemanas en 1944, con el objetivo de hacerlo volver a dirigir y combatir a lo “Stay Behind” en contra de las tropas soviéticas que ya habían empezado su ofensiva hacia Berlín.

Estados Unidos, los nazis y su enemigo común: el comunismo

Las estrechas relaciones entre el nacionalismo ucraniano y Estados Unidos se dieron desde muy pronto. Conectada ideológicamente con la OUN, la Organization for the rebirth of Ukraine (ODVU, por su sigla en ucraniano) fue –de hecho– fundada en Estados Unidos en 1931. Otro grupo denominado Organization for the Defense of Our Freedoms for Ukraine, afiliado a los banderistas, vio su luz entre Newark y New York en 1946. Todas estas formaciones confluyeron sucesivamente en una organización de fachada, la Ukrainian Congress Committee of America (UCCA), que tuvo su primer congreso en Washington en 1940.

El interés de las administraciones estadunidenses en favor del nacionalismo ucraniano, sobretodo de sus expresiones más extremas y terroristas, creció radicalmente con el acercarse del fin del segundo conflicto mundial. Esto debido a la nueva estrategia implementada por la estadunidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés), de emplear a miembros de la estructura militar nazi en llave antisoviética.

En ese sentido, un papel importante lo tuvo, por cierto, Allen Dulles, director de la Office of Strategic Service (OSS) en Suiza. La OSS fue el servicio de inteligencia estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, y fue el predecesor de la CIA, a la que Dulles fue nombrado como director en 1953.

De acuerdo con el realismo político que ha guiado la política exterior y los intereses de seguridad nacional en Estados Unidos, Dulles estaba convencido que el verdadero enemigo de Washington no eran los nazis y tampoco los fascistas, sino más bien el “peligro rojo” representado por la URSS. Dulles también estaba ligado a intereses personales con multinacionales estadounidenses con fuertes intereses alemanes, y también con empresas de la Alemania nazi.

Al comienzo de 1945, el general alemán Karl Wolff, exbrazo derecho de Himmler, viajó en Zurich para encontrar de persona a Dulles. Objetivo de la reunión fue la posible rendición de los nazis dirigidos por el mismo Wolff en Italia, pero también para expresar el deseo de Dulles para que el general entregara todos sus aparados de inteligencia contra el enemigo común: la Unión Soviética [6].

Wolff no fue el único jerarca nazi a ser protegido por el futuro director de la CIA. Otro caso fue lo de Reinhard Gehlen, que fue responsable de la intelligence nazi en el frente oriental. En lugar de ser entregado a los soviéticos, así como lo solicitaba Moscú, este jerarca nazi encontró refugio en los Estados Unidos en septiembre de 1945. Sucesivamente, Gehlen fue apoyado y financiado por los servicios de inteligencia estadunidenses para regresar en Alemania occidental, ahí empezó a dirigir una red de espías y asesinos, la “organización Gehlen”, que pronto se materializó en el principal servicio secreto de la República federal de Alemania.

 

De acuerdo con las investigaciones periodísticas de Erich Lichtblau, unos 4 mil agentes de los exservicios secretos nazis fueron reintegrados en la red de Gehlen, y bajo la supervisión de la CIA [7]. Otro autor estadunidense, John Loftus, considera que en 1952 “centenares, sino hasta miles de destacados colaboracionistas nazis en Bielorrusia, Ucrania, países bálticos y en los Balcanes” fueron transferidos en los Estados Unidos, siendo que otros más ya estaban activos en todo el mundo en la guerra contra la URSS [8].

Es justo en este cuadro que individuamos la “rehabilitación” de los colaboracionistas ucranianos.

Lebed, Bandera, Stetsko como agentes de Washington

En formas similares a Gehlen, el líder banderista Mykola Lebed contactaba los aliados anglo-estadounidenses ofreciendo una serie de nombres de exponentes antisoviéticos en la Ucrania occidental y en los campos de refugiados alemanes. Washington lo consideró inmediatamente como una pieza llave en su guerra anticomunista, pese que un informe detallado de la Counterintelligence Corps (CIC) [9] de las fuerzas de armadas estadounidenses lo había presentado como un “sádico y colaborador de la Alemania nazi” [10].

En 1949, bajo la protección legal del Displaced Persons Act, Lebed fue transferido en los Estados Unidos por parte de la CIA, que lo protegió de las investigaciones de la Inmigration and Naturalization Service sobre los crímenes cometidos por los banderistas en la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, Bandera, cuya facción de la OUN-B fue reorganizada con las ayudas del servicio secreto británico MI6, se había transferido en la Alemania occidental junto a su familia. Esto fue posible también por el apoyo de los estadounidenses, que querían protegerlo de los soviéticos. Bandera y Lebed adquirieron el liderazgo del movimiento ucraniano en contra de los soviéticos.

Bandera fue asesinado en 1959. Las autoridades de la Alemania Occidental establecieron que su muerte fue provocada por intoxicación por cianuro e inculparon de este homicidio a un agente de la KGB. Luego de la muerte de Bandera, su legado fue heredado por Yaroslav Stetsko, que fue su brazo derecho en pasado. Profundamente antisemita y anticomunista, en 1946 Stetsko lideró el Bloque de las naciones anti-bolcheviques (ABN, es el acrónimo en inglés), una organización que nació al comienzo bajo la supervisión de la Alemania nazi en llave antisoviética bajo el nombre de Comité de las naciones sojuzgadas. Esta incluía formaciones filo-nazis de toda Europa oriental, entre estas, la Guardia de hierro rumana y el Partido de la Cruz Flechada húngara, que fue creado este último con la contribución de los nacionalistas ucranianos de la OUN-B.

La ABN tenía su propio cartel general en Mónaco, en Alemania occidental, bajo el patrocinio de Radio Free Europe, emisora anticomunista nacida como proyecto de la CIA. Más que de la inteligencia estadunidense, la ABN recibió también el apoyo del MI6 británico. Bajo el mando de Stetsko, la ABN fue integrada en la World Anti-Communism League (WACL), organización que reunía a su alrededor a las principales formaciones de la extrema derecha del Pacífico al Continente Americano, de Italia a Europa Oriental. La WACL fue fundada en 1952 bajo la iniciativa de Chiang Kai-shek, líder de los separatistas en Taiwan, y por el general estadounidense Charles Willoughby, el cual aunque jubilado tenía conexiones muy fuertes con la CIA.

Junto con los banderistas y otras organizaciones de excolaboracionistas nazis, la intelligence estadunidense cometió homicidios y campañas de saboteos en contra de la URSS. En 1951, el jefe de las operaciones secretas de la CIA, Frank Wisner, consideraba que “más de 35 mil miembros de la policía secreta rusa (Mvd-Mkgb) fueron asesinados por la Oun-Upa desde el fin de la última guerra”.

En la década de 1950, Lebed fue elegido jefe y consejero por la operación “AERODYNAMIC” ideada por la CIA [11]. Ésta preveía la infiltración en territorio ucraniano de agentes ucranianos entrenados en acciones terroristas por la CIA, y con el apoyo del UPA y del Consejo Supremo Ucraniano de Liberación (UHVR, por su acrónimo en idioma ucraniano) que fue fundado en los Cárpatos en 1944 en contra de la República Socialista Soviética de Ucrania.

El nacionalismo ucraniano: arma de la Guerra Fría

Entre 1954 y el 1956, los soviéticos lograron desarticular estas formaciones, y la CIA puso fin a su fase “agresiva” de la operación. En Estados Unidos, AERODYNAMIC siguió activa, al promover un grupo de estudio bajo la guía de Lebed. Denominado sucesivamente con el nombre de Prolog, este se ocupaba de la preservación de la literatura y de la historia ucraniana, produciendo periódicos, libros y programas radiofónicos de orientación nacionalista.

Bajo la dirección de Lebed y la supervisión de la CIA, fueron conceptualizados unos “mitos” sobre una supuesta cuestión ucraniana que mistificaba y occidentalizaba el concepto de raza ucraniana en oposición a los rusos y bielorrusos.

Un analista de la CIA afirmaba que “algunas formas de sentimiento nacionalista continuaban existiendo[en Ucrania] y […] tenemos la obligación de apoyarlo a través el arma de la Guerra Fría”.

El programa AERODYNAMIC, a pesar de cambiar continuamente el nombre, siguió activo hasta la caída de la URSS en 1991. Prolog sobrevivió hasta después, pero con medios financieros propios (Lebed muere en 1998 en New Jersey, a la edad de 89 años, y aun bajo protección de la CIA).

En Estados Unidos, los ucranazis y los demás colaboracionistas de la Europa del Este estrecharon fuertes relaciones con el Partido Republicano y movimientos neonazis estadounidenses. Richard Nixon en los años sesenta tuvo relaciones directas con los principales exponentes de la Guardia de hierro rumana y otras formaciones. Estos contactos perduraron por décadas. En 1983, el presidente Ronald Reagan y el vicepresidente George H. Bush recibieron oficialmente a Stetsko en la Casa Blanca [12].

Stetsko murió 3 años después, pero sus levas continuaron a alimentar el movimiento ucranazi con el apoyo de republicanos y demócratas estadunidenses, sin distinción alguna.

Volver a Ucrania

Cuando el bloque soviético se derrumbó en 1991, muchos grupos volvieron en Ucrania y ahí comenzaron a organizarse en partidos políticos [13].

Fue reconstituido el grupo de veteranos de las Waffen SS, siendo que fueron organizados a menudo marchas y manifestaciones en honor del criminal de guerra Bandera. Muchos de estos movimientos conformaron la mal llamada “revolución naranja” en 2004, apoyada y financiada directamente por Estados Unidos.

La glorificación de los antiguos líderes de la OUN y del UPA, entre estos Bandera, fueron promovidos en primer persona por el expresidente ucraniano Viktor Yushchenko. Monumentos y memoriales se erigieron en diferentes lugares del país, en particular en Leopolis, mientras las estatuas y monumentos a los héroes de la patria que lucharon y dieron su vida para combatir al enemigo nazi, los mausoleos en honor a Lenin fueron abatidos. Yushchenko cerró su presidencia nombrando Bandera “héroe de Ucrania” [14].

Pese a este revanchismo fascista, la extrema derecha nacionalista seguía siendo minoritaria en el país, pues la variada galaxia neonazi ucraniana estaba dividida profundamente entre mismos. La corrupción y las medidas neoliberales eran abrumadoras. Pese al masivo apoyo estadunidense, en 2010 Yushchenko perdió contundentemente las elecciones, dejando el poder a Viktor Yanukovich, más cercano a los rusos y a un proyecto de unidad económica eurasiática.

Pero la semilla del odio ya se había sembrado, y estos grupos fueron capaces –como expongo en mi libro Descifrando la cuestión ucraniana– 4 años después de secuestrar las protestas del Majdan en Kiev, y asumir posiciones estratégicas en las instituciones políticas y militares de la nueva junta golpista en el poder en Ucrania, y siempre con el apoyo de Estados Unidos y todo el Occidente colectivo.

Notas

[1] Will Cathcart – Joseph Epstein, Is America Training Neonazis in Ukraine? The Daily Beast.  https://www.thedailybeast.com/is-america-training-neonazis-in-ukraine

[2] Para mayores informaciones sobre la verdadera esencia de esta organización terrorista ucronazi, el autor ha tomado en cuenta la misma definición que el actual gobierno y Estado ucraniano hace de estos, y que el lector podrá encontrar en el siguiente enlace, revisado por última vez el 31 de agosto de 2022 y reproducido desde The Internet Encyclopedia Ukraine:http://www.encyclopediaofukraine.com/display.asp?linkpath=pages%5CO%5CR%5COrganizationofUkrainianNationalists.htm

[3] Himka, John-Paul, Ukranian Nationalists and the Holocaust: OUN and UPA’s Participation in the Destruction of Ukranian Jewry, 1941-1944, Alberta, September 2021.

[4] Para mayores informaciones sobre el papel que tuvieron los nacionalistas ucranianos en la ocupación nazi de la Ucrania soviética, y como estos fueron sucesivamente cooptados por la inteligencia estadounidense, véase: Breitman, Richard – Goda, Norman J.W., Hitler’s Shadow: Nazi War Criminals, U.S. Intelligence, and the Cold War, publicado por el National Archives estadounidense, revisado por última vez el 31 de agosto de 2022, y publicado en la pagina web oficial del National Archives estadounidense: https://www.archives.gov/files/iwg/reports/hitlers-shadow.pdf

[5] Breitman, Richard – Goda, Norman J.W. – Naftall, Timothy – Wolfe, Robert, U.S. Intelligence and the Nazis, Cambridge University, 2021.

[6] Gross, Terry, How Thousand of Nazis were ‘Rewarded’ with Life in the U.S., NPR radio, 5 de noviembre de 2014, revisado por última vez el 31 de agosto de 2022 y publicado en la pagina web de la estadounidense NPR Radio: https://www.npr.org/transcripts/361427276?t=1652356615140

[7]  Lichtblaud, Eric, The Nazis Next Door: How America Became a Safe Haven for Hitler’s Men, Mariner Book, 2016.

[8] Loftus, John, America’s Nazi Secret: An Insider’s Story, Trine Day, 2010

[0] The Counter Intelligence Corps School, Counter Intelligence Corps History And Mission in World Word II, U.S. Army Military History Institute Carlisle Baracks, PA, Fort Holabird Baltimore 19, Maryland. Revisado por última vez el 31 de agosto de 2022, y publicado en la pagina de la Federation of American Scientists, con su sede en 1112 16th Street NW, Suite 600, Washington, DC 20036. Este sitio archivado proporciona una selección de recursos oficiales y no oficiales sobre política, estructura, función, organización y operaciones de inteligencia. Fue creado por John Pike y Steven Aftergood y representa uno de los variados programas y recursos de la estadounidense Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su acrónimo en inglés): https://irp.fas.org/agency/army/cic-wwii.pdf

[10] Breitman, Richard, U.S. Intelligence And The Nazis, obra citada.

[11] Archivos desclasificados por la Central Intelligence Agency, AERODYNAMIC Project, Washington 2007. Revisado por última vez el 31 agosto de 2022, y publicado en la pagina web de la CIA: https://www.cia.gov/readingroom/docs/AERODYNAMIC%20%20%20VOL.%205%20%20(DEVELOPMENT%20AND%20PLANS)_0004.pdf

[120] En este video publicado en YouTube el lector podrá ver ese encuentro: https://www.youtube.com/watch?v=_JLCMv1S3nU

[13] Rosenberg, Paul H., Seven Decades of Nazi Collaboration: America’s Dirty Little Ukraine Secret, The Nation, 28 de marzo de 2014. Revisado por última vez el 31 de agosto de 2022, y publicado en: https://www.thenation.com/article/archive/seven-decades-nazi-collaboration-americas-dirty-little-ukraine-secret/

[14] Radio Free Europe – Radio Liberty, Yushchenko Grants Hero Status To

Controversial Ukrainian Nationalist, 22 de enero de 2010. Revisado por última vez el 31 de agosto de 2022, y publicado en: https://www.rferl.org/a/Yushchenko_Grants_Hero_Status_To_Controversial_Ukrainian_Nationalist/1937123.html

Alessandro Pagani*

*Historiador y escritor; maestro en Ciencias Históricas por la Universidad de los Estudios de Milán y candidato a doctor en Teoría Crítica en el 17 Instituto de Estudios Críticos en la Ciudad de México

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