Saliendo del desastre en los servicios de inteligencia

El gobierno de Enrique Peña Nieto está tratando de paliar el aparente desastre en materia de servicios de inteligencia que dejaron los gobiernos panistas en los últimos 12 años: falta de presupuesto, personal inexperto, investigaciones abandonadas, inexistencia de estrategias de largo plazo.

Las nuevas tendencias de violencia contra periodistas en México

Del mismo modo que los gobiernos corruptos que se sienten amenazados por las investigaciones periodísticas, los grupos criminales mexicanos están tratando de silenciar a los medios de comunicación o de convertirlos en caja de resonancia para sus intereses durante los enfrentamientos entre sí o con las fuerzas federales.

Corrupción de generales, sospechas no confirmadas

El reportaje del diario The New York Times –firmado por Ginger Thompson, Randall C Archibold y Eric Schmitt sobre la presión estadunidense para impedir la designación del general de División Moisés Augusto García Ochoa como secretario de la Defensa Nacional– reveló los niveles de desconfianza, temores y presiones que persisten en la relación México-Estados Unidos, y al mismo tiempo la prolongada sospecha de la Agencia Antidrogas estadunidense (DEA, por su sigla en inglés) sobre la corrupción en la cúpula militar mexicana.

Una nueva edición de la estrategia militar contrainsurgente

Aunque el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto impulsó la Ley de Víctimas y se ha separado de los estragos de la violencia generada durante el sexenio pasado, las Fuerzas Armadas, particularmente el Ejército, han estrechado filas para enfrentar una nueva etapa del conflicto armado que sostienen contra las bandas de narcotraficantes y otros grupos de la delincuencia organizada.

Las viejas políticas y los nuevos altos mandos militares

Durante décadas, los presidentes mexicanos han hecho caso omiso de la necesidad de unificar a las Fuerzas Armadas en una sola estructura y en una sola entidad administrativa. Aunque eso no erradicaría por completo las rivalidades entre mandos y objetivos militares, sí reduciría su campo de posibilidad. Unificar a las Fuerzas permitiría sentar las bases de una política de defensa, equilibrar los recursos de los ejércitos de tierra, mar y aire, diseñar la fuerza militar que el país necesita y definir una política militar acorde a los objetivos nacionales.