El poder económico que el crimen organizado trasnacional ha alcanzado es colosal. Entre el narcotráfico, contrabando, piratería, extorsiones, trata de personas, comercialización de medicamentos apócrifos y hasta delitos relacionados con el medio ambiente, obtiene ganancias anuales estimadas en 2.1 billones de dólares. De ese dinero sucio las organizaciones criminales –incluidas las mexicanas– logran lavar hasta el 70 por ciento en el sistema financiero mundial, calcula la UNODC
Es complicado pensar, sin inmutarse, en la imagen de un adolescente cuya vida se trunca a causa de una sobredosis; en una mujer enclaustrada forzada a prostituirse día y noche; en una niña obligada a posar desnuda frente a cámaras de video y a esbozar una sonrisa para manufacturar pornografía en serie. Saber de un migrante que a 5 mil kilómetros de casa suplica a su familia que vendan hasta lo que no tienen y paguen a los cárteles porque lo libren de su cautiverio; o de hombres y mujeres cuyos cuerpos fueron mutilados para extraer sus órganos saludables que sustituirán a los decrépitos de quien pueda pagarlos.
Más perturbador resulta contar los ceros de las millonarias ganancias que cada uno le genera al crimen organizado trasnacional; 2.1 billones de dólares anuales obtiene por trata de personas, extorsión, pornografía, narcotráfico, comercio de órganos, comercio ilícito de petrolíferos, de oro, de medicamentos falsos; trata de animales, tráfico de madera, pesca ilícita, tráfico de arte y bienes culturales, de armas, diamantes y piedras preciosas, entre otros. Las ganancias representan el 3.6 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial.
“¿Qué tanto dinero sucio hay afuera?”, plantea Yury Fedotov, director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus sigla en inglés).
El crimen trasnacional lava más del 50 por ciento de sus ganancias. Pero en el tráfico de drogas las organizaciones criminales, como las mexicanas, lavan hasta el 90 por ciento de sus ingresos en el sistema financiero mundial, plantea el estudio Estimating illicit financial flows resulting from drug trafficking and other transnational organized crimes (La estimación de los flujos financieros ilícitos resultantes del tráfico de drogas y otros crímenes organizados trasnacionales), elaborado por la UNODC, con base en el análisis e investigación de integrantes de unidades de inteligencia financiera de todas las regiones del mundo.
Varios de miles de millones de dólares se invierten en bienes raíces, compra de acciones, fondos de inversión, montan empresas, industrias, etcétera; que día a día multiplican sus ganancias. El Grupo de Acción Financiera (GAFI) estima que el dinero que el crimen organizado trasnacional invierte en el sistema financiero les genera ingresos adicionales de entre el 6 y 10 por ciento a las ganancias del crimen original.
Mercados criminales
Los mercados criminales están al alza. Las ganancias que cada ilícito le aporta al crimen organizado trasnacional son los siguientes: narcotráfico, 50 por ciento; piratería, 39 por ciento; trata de personas, 5 por ciento; comercio ilícito de petrolíferos, 2 por ciento; tráfico de animales, 1.4 por ciento; tráfico de madera, 1.1 por ciento; pesca ilícita, 1.1 por ciento; el tráfico de arte y bienes culturales, 8 por ciento; comercio ilegal del oro, 4 por ciento; tráfico de órganos, 1 por ciento; tráfico de armas pequeñas y ligeras, 1 por ciento; tráfico de diamantes y piedras preciosas, 1 por ciento, de acuerdo con cifras de Global Financial Integrity (GFI) y el Banco Mundial.
Las actividades del crimen organizado tienen sus particularidades, dependiendo de las mafias y del país donde operen. Así, por ejemplo, aunque el narcotráfico es la actividad que aporta mayores ganancias al crimen organizado a nivel global, en algunos países es el contrabando es el que genera más dinero negro, en otros, el fraude le representa a los grupos criminales organizados mayores ingresos que las drogas.
Las organizaciones criminales de Afganistán, Pakistán, Irán y Birmania controlan el contrabando de opio en gran parte del mundo, y un amplio sector del mercado de la heroína. En Congo, la principal fuente de ingresos ilícitos la tienen en el tráfico de materias primas. En Europa del Este y Los Balcanes, es la trata de personas, particularmente de mujeres.
Las mafias italianas tienen una importante representatividad en el mundo criminal, se les identifica entre las más poderosas de Europa. En términos económicos sus ganancias ascienden al 9 por ciento del PIB anual de Italia. Organizaciones como la Camorra, la Cosa Nostra o la Ndrangheta trafican droga, armas, roban mercancías, controlan negocios relacionados con el medio ambiente (ecomafia o agromafia), y las apuestas, pero su principal fuente de ingresos es la extorsión, el famoso derecho de piso.
SOS Impresa, asociación siciliana creada en 1991, por empresarios víctimas de extorsión, calcula en 135 millones de euros (unos 189 millones de dólares) los ingresos que la mafia obtiene de piso cada año. La cifra equivale al 8.9 por ciento del PIB.
En África y una parte de Asia, el crimen trasnacional encontró una de sus principales fuentes de ingresos en la piratería moderna.
La mafia del Reino Unido trafica drogas, controla la prostitución, vende bienes robados y controla las apuestas ilegales. La de Australia tiene su actividad principal en el fraude, el robo de mercancías y automóviles. La de los Países Bajos en el tráfico y trata de trabajadores ilegales, prostitución y juego. En Alemania el fraude, y el tráfico humano.
El petróleo lo trafican las organizaciones criminales mexicanas y los Egebesu Boys de Nigeria. El oro, los cárteles mexicanos y las mafias de China, Perú, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Rusia, Indonesia, Uzbekistán, Papua Nueva Guinea, Mali.
Dentro de los mercados que domina el crimen organizado trasnacional, hasta el menos lucrativo genera un fuerte impacto social. Por ejemplo, el tráfico de migrantes o la trata de personas 10 a 1 en comparación con el narcotráfico. Pero su daño no tiene distinción. Los informes que cada año emiten organizaciones internacionales como la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, documentan que la violencia física y sicológica de las víctimas de trata les genera secuelas de por vida. En el caso de las drogas, la UNODC calcula que en términos económicos su costo social es tres veces mayor al de las ganancias que generan.
El contrabando de medicamentos falsificados es un ilícito en el cual el crimen organizado trasnacional va ganando terreno. El tamaño del mercado asciende actualmente al 9 por ciento de la farmacéutica mundial. Las ganancias, estimadas por la UNODC en 2 mil millones de dólares anuales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que los medicamentos falsificados se comercializan en todas partes del mundo, aunque no en la misma proporción. De acuerdo con sus estimaciones, en muchos países de África, en algunos de Asia y de América Latina, más del 30 por ciento de los medicamentos que se comercializan son falsos. También muchos de los que se venden en amplias regiones de la antigua Unión Soviética, principalmente vía internet, a un precio promedio del 20 por ciento de su valor en el mercado.
Esta arista es, sin duda, uno de los lados más oscuros del crimen organizado, al proveer el mercado de medicamentos que, por supuesto no aliviarán a los enfermos, por el contrario, pueden provocarles la muerte. He aquí un ejemplo: según la OMS, la mitad de la población mundial está en riesgo de padecer malaria, sobre todo en los países en desarrollo. Cada año se registran 250 millones de casos, que provocan 860 mil muertes, el 85 por ciento son niños, la mayoría africanos. Ante la falta de efectividad, el organismo indagó la calidad de los medicamentos contra la malaria suministrados en siete países de África; entre el 20 y el 90 por ciento eran falsos, comercializados por el crimen organizado trasnacional.
El flujo de dinero sucio de países en desarrollo y en transición, expresado como porcentaje del PIB, es sustancialmente mayor que el flujo de dinero sucio de los desarrollados a los países en transición. De esta manera, se determina que los países en desarrollo le aportan al crimen organizado el 65 por ciento de sus ganancias, mientras que el otro 35 por ciento lo factura principalmente en otros países, incluidas 20 naciones que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La UNODC refiere que “las altas proporciones de la economía sumergida en varias partes del mundo, indican una especial vulnerabilidad de estas regiones de potencial explotación por parte de las organizaciones criminales”. La OCDE identifica una mayor vulnerabilidad al lavado de dinero en las economías de los países atenazados por las organizaciones criminales. Naciones con “una gran sombra en su economía” que ayuda a camuflar las actividades delictivas, y donde “las organizaciones criminales pueden hacer uso de los ‘servicios’ prestados por empresas legales para eludir las normas y reglamentos gubernamentales”. Por el nivel de penetración del crimen en la economía de muchas entidades, como una economía en las sombras podría definirse hoy a la mexicana.
Lavado al alza
“¡Follow the money!” (¡sigan la ruta del dinero!), sugería Garganta Profunda (Mark Felt, agente de la Oficina Federal de Investigación), a los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, develándoles la clave para desentrañar la estratagema que, finalmente, llevaría a los periodistas a poner al descubierto el famoso Watergate, el escándalo político que en la década de 1970 culminó con la caída del presidente estadunidense Richard Nixon.
Seguir la ruta del dinero es el principio básico que los organismos e instituciones que estudian el crimen trasnacional plantean para analizar el comportamiento del crimen organizado y la influencia real que sus chequeras tienen en el mundo.
Bajo este razonamiento, el estudio de la UNODC La estimación de los flujos financieros ilícitos resultantes del tráfico de drogas y otros crímenes organizados trasnacionales ofrece un estimado del dinero sucio en el sistema financiero internacional, entre otros importantes datos, documenta que una gran parte de ese dinero que blanquean las instituciones financieras proviene del narcotráfico, particularmente de la cocaína, “en el que las organizaciones mexicanas juegan un papel muy importante, explica a Contralínea el representante regional de la UNODC, Antonio Luigi Mazzitelli.
En uno de sus estudios, el prestigiado economista de la Universidad Johannes Kepler de Linz, Friedrich Schneider documenta cómo el crimen organizado trasnacional ha incrementado el porcentaje de sus recursos lavados en el sistema financiero. De 0.8 billones de dólares que lavó en 2001, para 2009, el monto llegó a 2 billones según sus estimaciones. Sus cálculos son coincidentes con los que plantea la UNODC, que refiere que el 2.3 por ciento de todos los bienes y servicios que se producen en el mundo en un año, están asociados al dinero sucio.
Cocaína, consumo y lavado
Cada nariz que esnifa, cada vena pinchada con heroína, cada cigarro de hierba fumado, cada dosis de crack que se aspira, cada metanfetamina ingerida, se traduce en más de 1 mil millones de dólares anuales. De entre las drogas, la que le aporta el mayor porcentaje del dinero ilícito al crimen organizado trasnacional es la cocaína.
Cada gramo les cuesta, en promedio, 2.2 dólares. A los mayoristas, cada kilo, 2 mil 200 dólares. El 44 por ciento del mercado está en Estados Unidos; 33 por ciento en Europa; 11 por ciento en Asia; 5 por ciento en Oceanía; 4 por ciento en África; y 3 por ciento en Suramérica.
El codiciado polvo blanco tiene el mayor porcentaje de consumidores en los países del Norte de América, 32 gramos de cocaína pura per cápita anuales; seguido de Europa occidental y central, con 28 gramos; Suramérica, 20 gramos; Asia, Oceanía y África, de acuerdo con el Informe mundial sobre las drogas 2011.
El estudio de la UNODC documenta que el mercado de drogas estadunidense –el mayor consumidor de cocaína– es dominado por los mexicanos, aunado a que los cárteles suministran también heroína, mariguana, metanfetaminas, entre otros enervantes, sin embargo, es la cocaína la que juega un papel clave porque en su tráfico es en mayor proporción de magnitud trasnacional, a diferencia de la mariguana cuyo mercado es en gran medida local, o la heroína cuyo mercado es más reducido.
Aún cuando el consumo de cocaína en Estados Unidos (uno de los consumidores principales) registró una ligera caída entre 2006-2010, en términos nominales, las ganancias se mantuvieron al alza, debido a que el narcótico registró un incremento en su precio. Lo que significa que no importa el precio de la droga, siempre habrá bolsillos dispuestos a pagarla.
La presencia de las organizaciones mexicanas como proveedoras del mercado estadunidense se ha fortalecido por las fuertes incautaciones de droga a los grupos criminales europeos y suramericanos.
Pero la UNODC destaca también que hay una correlación entre el tráfico de drogas y la corrupción, sobre todo en países con un “débil” estado de derecho. Refiere que las organizaciones criminales más exitosas “suelen ser aquellas que son capaces de hacer uso de la corrupción, con el apoyo de la violencia y la intimidación sistemática para debilitar los controles oficiales y la aplicación de la ley”.
Es por eso que las ciudades o países expuestos a una intensa actividad de tráfico de drogas suelen tener una alta incidencia de la corrupción “En algunos casos, las organizaciones delictivas también gestionan para comprar la protección de los funcionarios públicos para que pueden socavar las actividades de la competencia y establecer un monopolio casi total sobre las drogas”. Cita el caso mexicano, donde “la corrupción también ayudó a los cárteles de la droga para crecer y operar con eficacia en la actividad internacional, haciendo cada vez más difícil la autoridad del Estado”.
De polvo blanco, a Europa occidental y central –los otros grandes consumidores– les abastecen los cárteles colombianos (40 por ciento del mercado), andinos, centroamericanos y el Caribe. Mientras que en el mercado de Asia y Oceanía, es cada vez más visible la participación de las organizaciones mexicanas.
Según la UNODC las organizaciones criminales logran lavar hasta el 92 por ciento de las ganancias globales obtenidas en el mercado mayorista y el 46 por ciento de los beneficios que les genera el mercado al menudeo. El promedio es que el 62 por ciento de los ingresos brutos que genera el de la cocaína son lavados.
Las organizaciones criminales mexicanas se ubican entre las que más recursos de procedencia ilícita estarían blanqueando en el sistema financiero mundial, porque además de la droga, “han diversificado sus actividades a todo tipo de delitos trasnacionales”, explica el analista Edgardo Buscaglia, asesor de la Organización de las Naciones Unidas. De hecho, el Global Financial Integrity identificó a México como el tercer exportador de dinero sucio en el periodo de 2000 a 2008, sólo después de China y Rusia.
Capos, los lavadores
La UNODC revela que la distribución del ingreso entre los traficantes de cocaína es muy desigual. Esto significa que en el mercado pocos traficantes ganan grandes sumas de dinero cuyos excedentes disponen para el lavado en el sistema financiero trasnacional, en tanto que un número mayor de traficantes apenas satisfacen sus necesidades.
Lo anterior se relaciona con la estructura de las organizaciones criminales, donde los narcomenudistas son prácticamente el eslabón más bajo en la distribución de estupefacientes, y que para poder distribuir las drogas deben pagar cuotas de alrededor del 20 por ciento de sus ventas adicional al costo de la droga. De acuerdo con esta estructura, en las organizaciones de narcotráfico, sólo la “junta directiva” y los líderes de la banda ganan dinero suficiente para participar en actividades de blanqueo.
Cual carne de cañón, en las calles, los eslabones más bajos de los cárteles mexicanos dan su cuota de sangre, mientras los señores del narcotráfico, de blancos puños asidos con mancuernillas y trajes de diseñador ingresan las ganancias en renombrados bancos e instituciones financieras. Las ganancias que los capos y jefes de la “junta directiva” de cada organización obtienen son tan altos, calcula la UNODC, que les permite que el 51 por ciento de las ganancias del mercado de la cocaína sean lavadas en el sistema financiero mundial.
A niveles trasnacionales, los grandes capos de la droga invierten al menos parte del dinero de drogas en la economía legal. El porcentaje difiere de país en país en país, y dependiendo del capo.
Centros de lavado
El crimen organizado trasnacional lava sus ganancias ilícitas, el 38 por ciento en los mercados financieros del continente americano; en la región Asia-Pacífico, 31 por ciento; en Europa, 26 por ciento; en África y Oriente Medio, 5 por ciento.
Las organizaciones del crimen trasnacional prefieren lavar su dinero en países con economías estables, donde las instituciones gubernamentales tengan la suficiente capacidad para rescatar a las instituciones financieras en caso de quiebra, refiere el estudio de la UNODC. Buscan también naciones con los que compartan un lenguaje común, socios comerciales o similitudes culturales.
El Boston Consulting Group (firma de consultoría global y asesor mundial en estrategia de negocios) identifica a la banca Suiza como uno de los sistemas financieros que continúan como uno de los centros principales de lavado de dinero, con el 27 por ciento de los activos de “no residentes” en el extranjero. Le siguen las que son identificadas como paraísos fiscales: las Islas Británicas, incluye Reino Unido, las Islas del Canal e Irlanda, 26 por ciento de los activos; luego el Caribe y Panamá, 12 por ciento; Luxemburgo, 11 por ciento; Hong Kong, China y Singapur, 9 por ciento; Estados Unidos, 8 por ciento; y el resto de los países, el otro 7 por ciento.
En lo que se refiere a las ganancias obtenidas por el tráfico de cocaína, Estados Unidos, Canadá, México, y diversos países de Europa es donde las organizaciones criminales lavan la mayor parte.
De manera que Estados Unidos es identificado como un mercado clave para las organizaciones criminales mexicanas, no sólo porque allí se concentra el grueso de sus compradores de drogas, sino porque las organizaciones criminales blanquean una parte considerable de sus ganancias. “El equivalente al 60 por ciento de los beneficios brutos generados por el tráfico de cocaína”.
Una aproximación a la magnitud de las cantidades que el sistema financiero estadunidense lava al crimen organizado, la dio el caso del banco Wachovia. Sólo entre 2004 y 2007, el banco estadunidense, parte del gigante Wells Fargo & Co (compañía diversificada de servicios financieros con operaciones en todo el mundo), lavó 378 mil 400 millones de dólares, para el cártel de Sinaloa, por medio de la razón social Casa de Cambio Puebla.
En promedio, al año el sistema financiero de Estados Unidos estaría lavando 10 mil millones de dólares de organizaciones criminales extranjeras; el europeo, 7 mil millones; el Caribe ha registrado una disminución ante los intentos de los traficantes de lavar su dinero en el Norte de Estados Unidos, en promedio se lavan 3.3 mil millones de dólares; en Suramérica, 2.5 mil millones de dólares y en África occidental, 2 mil millones de dólares.
El lavado local
Las organizaciones del crimen organizado trasnacional lavan una parte de sus ganancias al sistema financiero internacional, generalmente en países fuera del de origen, pero otra parte de sus ganancias en los circuitos financieros locales, ya sea en el sector bancario o mediante bienes raíces, empresas y otras inversiones diversas, particularmente en los sectores que les son más familiares como hoteles, bares, restaurantes, clubes nocturnos, table dance, compañías de transporte terrestre, marítimo y aéreo, centros de apuestas.
El señalamiento está en consonancia con el que han hecho expertos en crimen organizado acerca de la fallida estrategia del gobierno de Felipe Calderón contra el crimen organizado, en la que el combate al lavado de dinero y la incautación de sus activos a las organizaciones criminales está prácticamente ausente.
Edgardo Buscaglia, experto analista en crimen organizado, explica: “En plena guerra oficial contra el narcotráfico, con una cuota de sangre de más de 50 mil vidas perdidas, los bienes de algunos cárteles como el de Sinaloa están prácticamente sin tocar, y no sólo porque hay una deficiencia en la estrategia gubernamental en el combate al lavado de dinero, sino porque el Estado está contaminado por los cárteles. Los funcionarios, los partidos políticos de todas las ideologías se benefician de ese dinero sucio, de las ganancias malhabidas, y mientras ello siga, mientras sus bienes estén sin tocar, no habrá ningún combate real al crimen organizado”.
En octubre pasado, el Grupo de Acción Financiera Internacional advirtió que podría ubicar a México en la lista de países vulnerables al lavado de dinero ante la falta de cumplimiento de las recomendaciones para evitar el delito. Las cifras son elocuentes. En junio pasado, el Departamento de Estado de Estados Unidos indicó que los cárteles mexicanos sacan entre 18 mil y 39 mil millones de dólares de ese país para lavarlos en México.
Las organizaciones criminales invierten en el país en los sectores de bienes raíces, construcción, restaurantes, bares, giros negros y transporte principalmente. Los colombianos, particularmente en bienes raíces y el sector de la construcción.
En sus países de origen, los grupos europeos lavan más del 70 por ciento de sus ganancias en bienes raíces, el sector bancario y de valores; el resto en negocios en su mayoría en Coffee shops es donde legalmente se puede consumir mariguana; en tiendas, hoteles y burdeles.
En Holanda por ejemplo, la mitad del dinero negro del crimen organizado está en inmuebles que van desde departamentos hasta fastuosas villas. El resto lo invierten en coches de lujo, aviones, yates, joyas, arte, equipos electrónicos y ropa, generalmente importados.
Las organizaciones de África occidental en la construcción de casinos. Las de Los Balcanes occidentales invierten en construcción a gran escala: edificios de apartamentos, centros comerciales, de negocios, deportivos y puertos, oficialmente financiados por bancos extranjeros, aunque en realidad los recursos con los que los sufragan son los fondos de origen delictivo de esas organizaciones.
El dinero sucio que se lava en Canadá y Estados Unidos, muchos fondos vinculados a organizaciones criminales mexicanas se reinvierten en pequeñas empresas que no tienen que emitir un gran número de facturas oficiales. En el Caribe los grupos del crimen organizado financian o compran los bancos con el fin de facilitar las actividades del lavado de dinero.
Incautaciones, nimiedades
El crimen organizado trasnacional genera, literalmente un mundo de dinero sucio. Su poderío económico se fortalece a medida que los gobiernos se niegan a combatir el lavado de dinero en su territorio, o que, como ocurre en los paraísos fiscales, lo promueve. De acuerdo con las consideraciones recientes del Grupo de Acción Financiera Internacional, México estaría a punto de convertirse en uno de esos países, oficialmente, pues en la práctica “hace mucho que ello ocurre, con gobiernos que encubren el lavado de dinero”, explica el diputado Mario di Costanzo, integrante de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.
De su amplio estudio, elaborado por expertos de las unidades de inteligencia financiera de todo el mundo, la UNODC concluye que menos del 1 por ciento de los flujos financieros del crimen organizado trasnacional es incautado. Lo que significa que los bienes del crimen están prácticamente sin tocar.
Antonio Luigi Mazzitelli explica que “lo más contundente de este estudio, que tiene su base en la información oficial de cada Estado, es que no obstante los esfuerzos que hasta hoy se han hecho, apenas se logra incautar al crimen 0.2 por ciento de ese dinero sucio, es decir, nada. Significa que hay mucho trabajo por hacer en la lucha contra el crimen organizado a través del dinero. Incautar el dinero que es lo que le da poder para operar”.
—¿Es mediante la incautación de sus bienes como se debe combatir al crimen organizado?
—Claro, seguramente eso tiene que ser parte de la estrategia en contra del crimen organizado trasnacional. Porque cuando hablamos de éste estamos hablando de empresas que trabajan bajo principios y consideraciones económicas, y entonces hay que pegarles donde más les duele: en el dinero.
Aunque México enfrenta otro predicamento: “El principal problema es que tenemos un Estado criminal, y mientras exista tal, el crimen organizado seguirá actuando con la misma impunidad y extendiendo su área de influencia por todo el mundo”, advierte Edgardo Buscaglia.
[RECUADRO]
El ciclo del lavado
El Grupo de Acción Financiera define las tres etapas de blanqueo de dinero:
En la fase inicial, la etapa de lavado de dinero, el lavador introduce sus ganancias ilícitas en el sistema financiero. Esto puede ser mediante cantidades de dinero en efectivo que se depositan directamente en una cuenta bancaria, o mediante la compra de una serie de instrumentos monetarios (cheques, certificados de deuda) que luego son recogidos y depositados en cuentas en otro lugar.
Después de que los fondos han entrado en el sistema financiero, en la segunda etapa, el lavador se dedica a una serie de conversiones o movimientos de éstos a distancia de su fuente. Los fondos pueden ser canalizados a través de la compra y venta de instrumentos de inversión, o simplemente al transferirlos a través de una serie de cuentas en distintos bancos todo el mundo. Este uso de las cuentas dispersas por lavado es frecuente en países que no cooperan en las investigaciones contra el lavado. En algunos casos el lavador disfraza las transferencias como pagos por bienes o servicios, lo que les da una apariencia legítima.
En la tercera fase los fondos se invierten en bienes raíces, empresas comerciales y activos de lujo.
Para los negocios ilícitos que generan ingresos en forma de materias primas, los criminales requieren disfrazar la naturaleza de su origen con negocios legítimos. Los ingresos aparecen como si fueran de fuentes legítimas.
Las fronteras son más atractivas para los lavadores de dinero debido a que hay mayor facilidad para hacer negocios.