OCSS demanda presentación con vida de Gilberto Romero Vázquez
Señor director:
Una vez más nos dirigimos a usted para solicitarle nos permita expresarnos en su medio. Por la atención prestada le damos las gracias y le mandamos un abrazo a usted y a todo su equipo por la labor periodística que realizan.
El 24 de mayo pasado se cumplieron 19 años de que nuestro compañero Gilberto Romero Vázquez fuera desaparecido. No lo hemos olvidado. Nuestra voz lo sigue nombrando, nuestros corazones no dejan de gritar justicia.
Gilberto era de San Martín de las Flores, Atoyac, Guerrero. Un hombre trabajador, sencillo como muchos campesinos. Vivió y creció entre la pobreza y las injusticias. A temprana edad, como muchos de sus familiares y vecinos de su barrio, conoció la represión que con la Guerra Sucia de la década de 1970 desataron los gobiernos de aquellos tiempos.
Como muchos sierreños, su corazón se dolía cuando veía la injusticia, y eso lo hizo participar políticamente, primero en la Coalición de Ejidos de la Costa Grande, después en el Partido de la Revolución Democrática y por último con nosotros, en la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS).
Sobre esto último queremos recordar un poco.
El 3 de mayo de 1995 recibimos al entonces gobernador del estado Rubén Figueroa Alcocer en el local de la OCSS, en Tepetixtla. Previamente en dos reuniones, funcionarios de su gobierno nos quisieron convencer de que lo recibiéramos con música y “apapachos” junto a los priístas, en el centro del pueblo. Nos negamos y lo recibimos con nuestras demandas y nuestras consignas de lucha: “el pueblo unido jamás será vencido”; “lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar por un gobierno obrero, campesino y popular”. Figueroa llegó acompañado de quien fuera jefe de la Novena Región Militar, el general Tomás Salgado Cordero.
Ese día Gilberto Romero leyó el pliego petitorio general en el que planteábamos las necesidades de nuestros compañeros en los municipios de Coyuca de Benítez, Atoyac, Petatlán, La Unión y Coahuayutla. Entre ellas, la de la salida del Ejército y las corporaciones policiacas de la Sierra. El gobernador se fue muy molesto de su reunión con nosotros.
Unos días después, el 18 de mayo, Gilberto fue uno de los compañeros que participaron en la toma del ayuntamiento de Atoyac. En ese tiempo la presidenta municipal era María de la Luz Núñez Ramos, originaria de La Pintada, comunidad que pertenece al municipio de Coyuca de Benítez.
Ese día nos manifestamos en Atoyac, apoyando las demandas de nuestros compañeros en ese municipio. La presidenta municipal quiso negarnos la participación a los que éramos de otros municipios diciendo que no teníamos derecho a protestar allí por no ser de Atoyac. A lo que respondimos que si era posible que una mujer que vivía en una comunidad de Coyuca (La Pintada) fuera la presidenta municipal de Atoyac, también era posible que participáramos en las protestas los que no éramos de Atoyac. Muy enojada se dirigió a Gilberto Romero Vázquez diciéndole: “Después de todo esto quiero hablar contigo”.
El 21 de mayo comenzó en la Costa Grande un despliegue militar y policiaco sin precedente para los tiempos de paz. Militares en vehículos blindados y con armamento de alto poder, acompañados de policías judiciales y motorizados, establecieron retenes, patrullaron carreteras y llegaron a los poblados. En varios lugares de la Sierra hubo descontento ante las arbitrariedades cometidas en este operativo, entre ellas tres asesinatos.
El 24 de mayo fue el último día que su familia vio a Gilberto Romero.
Nuestro compañero fue víctima de otra guerra sucia, la de la década de 1990, que aún no tiene una comisión de la verdad.
El 28 de junio, cuando nuestros compañeros fueron masacrados en el vado de Aguas Blancas del municipio de Coyuca de Benítez, nos dirigíamos a Atoyac para exigir su presentación con vida.
¿Cuántos años deben pasar para que este caso sea investigado? ¿Se castigará a los responsables intelectuales y materiales? ¿Cuál es la responsabilidad que tienen en esta desaparición la entonces presidenta municipal y Rubén Figueroa Alcocer?
Como en todas las desapariciones por razones políticas, los familiares, amigos y compañeros seguimos esperando para verlo con vida y nos preguntamos: ¿quién podrá devolvernos los años en que nos robaron su presencia? ¿Cómo se puede resarcir el dolor de la ausencia?
Mientras tanto, en la OCSS lo seguimos recordando para que el polvo del olvido no cubra su memoria y los responsables intelectuales y materiales no crean que podrán quedar impunes.
¡Presentación con vida de Gilberto Romero Vázquez! ¡Presentación de todos los desaparecidos políticos! ¡Libertad a los presos políticos!
Coyuca de Benítez, Guerrero, México; 26 de junio de 2014
Atentamente,
¡Por la unidad de obreros y campesinos!
Organización Campesina de la Sierra del Sur
Benigno Guzmán Martínez
Gilberto Romero Vázquez
FECSM denuncia asesinato de estudiante de Amilcingo, Morelos
Al pueblo en general, a los medios de comunicación:
Los acontecimientos de la tarde del 24 de mayo del año en curso en la Escuela Normal Rural de Amilcingo, Morelos, donde siete compañeras fueron arrolladas por un automovilista y una de ellas ha muerto en el acto, nos enseñan una cosa: que vivimos en una sociedad donde los valores del respeto y la tolerancia se desmoronan poco a poco y que cada vez más personas cruzan la raya hacia el lado donde dichos valores pueden pisotearse y pasarse por alto, poniendo en práctica sus contrarios.
En su Artículo 1, en el último párrafo, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que “queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades de las personas”.
Actualmente en México se puede romper, con el más absoluto descaro, el respeto por la vida de las personas, un derecho humano refrendado también en este Artículo de la Constitución.
Pero ¿quién –preguntamos– en su sano juicio es capaz de arrojarle el automóvil a un grupo de compañeras que realizan una colecta? Estos ciudadanos “patrióticos” que en la actualidad son capaces de asesinar a sus semejantes arrojándoles sus automóviles, o son individuos que defienden a capa y espada a un régimen gubernamental corrupto y opresor o son gente que, en vista de que el país está descompuesto en sus estructuras y valores, deja actuar libremente a los demonios que lleva dentro, es decir, es gente que no distingue entre el bien y el mal; o que sí distingue ambas cosas, pero prefiere hacer cosas malas, ya que todo mundo las hace sin ninguna consecuencia por sus actos.
Lamentablemente y para conocimiento del público, cuando se trata de las escuelas normales rurales y de las personas que luchan por hacer de este país un lugar más justo y armónico, tales actos no son casuales. Se trata de actos claramente premeditados e instigados desde arriba, desde el gobierno o por adeptos suyos, casi fanáticos.
La estigmatización hacia las escuelas normales rurales no es cosa nueva y tampoco desconocida. Todo mundo sabe el esfuerzo heroico que todos los días hacen los medios de comunicación para desprestigiar a uno de los últimos frutos directos de la Revolución Mexicana. Las normales rurales, recordemos, fueron un proyecto revolucionario, y como tales se han conservado hasta la actualidad. Sin embargo eso suena a cosas “del pasado” y las generaciones actuales difícilmente entenderían un lenguaje de ese tipo, pues nuestros poderosos opresores se han encargado de educarlos en otro tipo de lenguaje y con otro tipo de escuela: la televisión y otros medios masivos de comunicación que inducen a la gente al consumismo y no a la participación social.
Lo ocurrido el pasado 7 de enero a los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, donde un tráiler que transportaba una retroexcavadora arrolló a cinco y mató a dos personas; la muchacha que murió en Michoacán al ser arrollada también por un automovilista; y las siete compañeras arrolladas la tarde del 24 de mayo de 2014 en Morelos, de las cuales una de ellas falleció: la alumna del primer año, grupo B, de la licenciatura en educación primaria, Aurora Tecoluapa Tecoapa, de la ciudad de Tixtla de Guerrero, y donde otras están gravemente heridas en un hospital de Cuautla y otra ha sido trasladada de emergencia al Distrito Federal, son una muestra clara de que en el fondo de los acontecimientos está el móvil de la difamación y la estigmatización hacia nuestras escuelas.
Todo esto constituye una labor de menoscabo al movimiento social y estudiantil. El Estado mexicano ha inducido al pueblo a luchar contra el pueblo. Se trata de que los actos más crueles los realicen ciudadanos de a pie, porque de hacerlos el Estado, éste se vería directamente inmiscuido y manchado. Es decir, de esa manera se lavan las manos y pueden dejar todo en la impunidad.
Eso constituye también una grave violación legal. Cuando determinadas personas están realizando una actividad “fuera de la ley”, el Estado debe enviar a la fuerza pública a disolver una concentración de gente y “restablecer el orden”. El hecho de que ciudadanos de a pie, por muy patriotas que se sientan y en un acto de esa magnitud crean fervientemente que están salvando al país, y se tomen atribuciones que no les competen, deja en entre dicho la capacidad del Estado para resolver problemas que tienen como móvil una razón política.
Nos tratan de socavar, señores: no hay un sólo día en que las 17 normales rurales del país no sean hostigadas y atacadas, ya sea físicamente o a través de los medios de comunicación.
Hace unos días, por ejemplo, el periódico guerrerense Vértice de Chilpancingo emitió una nota donde supuestos padres de familia denunciaban la creciente actividad al interior de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Según la nota, “en las últimas semanas se habían concentrado normalistas y personas de diferentes partes del país donde en reuniones secretas se planificaba la conformación de grupos de autodefensas y otros organismos que tenían como meta final la desestabilización de los tres niveles de gobierno”.
Como puede verse, no sólo se estigmatiza, sino que también se criminaliza a los luchadores sociales. Pero tal parece que esto apenas empieza: la reforma a las telecomunicaciones o el hecho de que las fuerzas del orden podrán disparar a los manifestantes sin repercusiones legales auguran una era en la que en nuestro país ya no habrá lugar para la protesta social, y donde quienes se opongan al régimen neoliberal recibirán un trato peor que [los] criminales. Y lo peor es que estos señores gobernantes, oligarcas y corruptos de todo tipo han trabajado tan bien que no sólo serán las fuerzas del orden quienes nos ataquen, sino que también buena parte de la población, ya que estos señores han logrado ponerse ellos la piel de las ovejas y a las ovejas ponerles la piel del lobo.
Por todo lo anterior:
-Condenamos los hechos ocurridos el 24 de mayo contra estudiantes de la Escuela Normal Rural Emiliano Zapata, de Amilcingo, Morelos.
-Condenamos el desprestigio y la estigmatización que desde muchos medios de comunicación se hace en contra de la protesta social.
-Repudiamos la criminalización dirigida a la protesta social y a las escuelas normales rurales.
-Exigimos que se investigue y se castigue al responsable de la muerte de nuestra compañera Aurora Tecoluapa Tecoapa y demás compañeras heridas.
¡Por la liberación de la juventud y clase explotada! ¡Venceremos!
25 de mayo de 2014
Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM)-Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, Ayotzinapa, Guerrero
Egresados de normales rurales exigen justicia por asesinato de estudiante activista
La Coordinación de Egresados en Defensa de la Normal de Ayotzinapa, acompañados del Comité Estudiantil Ricardo Flores Magón, compañeros estudiantes de base, padres de familia y sociedad civil, reunidos el sábado 24 de mayo del año en curso, repudiamos y condenamos enérgicamente el brutal asesinato de nuestra compañera Aurora Tecuolapa Tecoapa.
Ella cursaba el primer grado, grupo B, de la licenciatura en educación primaria en la Escuela Normal Rural Emiliano Zapata de Amilcingo, Morelos. Era una estudiante pobre, originaria de la ciudad de Tixtla, Guerrero. Exigimos que se busque y se castigue a los responsables del asesinato y que no quede como un expediente archivado más, colmado de impunidad y olvido de estas autoridades corruptas.
Exigimos a Ángel Heladio Aguirre Rivero y a Graco Ramírez, gobernadores de Guerrero y Morelos, respectivamente, que se pronuncien para exigir que se esclarezca el homicidio de nuestra compañera y hacemos un llamado a la sociedad civil a que razonemos nuestra situación con el “nuevo” Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el gobierno y nos cuestionemos lo siguiente: ¿cuántos asesinatos de estudiantes y activistas sociales pobres permitiremos? ¿Cuántas desapariciones más, de gente común del pueblo, toleraremos? ¿Cuántos golpes, detenciones y todo tipo de represiones soportaremos? ¿Cuántos despojos? ¿Qué tantas vejaciones como pueblo tendremos que soportar para decir basta?
¡Exigimos justicia en el caso del asesinato de nuestra compañera Aurora!
Coordinación de Egresados en Defensa de la Normal de Ayotzinapa y del Normalismo Rural
Gabriel Alberto Cruz Sánchez: hermano cariñoso, luchador social y revolucionario
Lo poco que les voy a decir es con el ánimo de dar a conocer la parte humana de mi hermano. No me había dado el espacio para escribir el tiempo que conviví con él. Para mí es muy difícil este momento de la actividad Semana Internacional del Detenido Desaparecido, pero les voy a decir quién es mi hermano:
Mi nombre es Eduviges Margarita Cruz Sánchez. Fue poca la convivencia con mi hermano. Él tuvo que partir a muy corta edad, pero él fue…, es, porque todavía está vivo, hijo de un matrimonio humilde, unido. Mis padres fueron personas que supieron educarnos a su manera.
Mi mamá siempre fue enérgica. Mi papá, calmado, tranquilo. Pero cuando mi mamá no podía con nosotros, era el que nos hablaba. Preferíamos que no nos hablará porque era enérgico en ese sentido, tal vez de ahí aprendió mi hermano.
Mi padre siempre fue una persona muy honesta. Mi madre, mujer de hogar, cuando iban los señores de los pueblos campesinos a vender sus cosas, venían de la sierra, pasaban por la casa y ella les decía: “Mira a tu hijo, le echamos un baño…” Los bañaba, les daba de comer. Una vez le tocó un niño enfermo y lo curó. No sé qué enfermedad tenía. Mis hermanos estaban chicos, no nos contagiamos. Cuando estuvo bien, se lo llevaron sus padres.
Si le pedían de comer los pasaba y les daba. La gente se iba contenta. Mi mamá fue muy solidaria, sencilla, trabajadora y humana. A pesar de no tener estudios, supo educarnos con valores como la solidaridad, el humanismo, la responsabilidad, el trabajo. A mis hermanos les decía que un hombre de la casa tenía que aprender a manejar las herramientas, que no fueran inútiles. Así fue que de esa relación nacimos 10 hermanos.
Gabriel Alberto Cruz Sánchez nació el 24 de marzo de 1952 en la ciudad de Oaxaca. Séptimo de 10 hermanos, realizó sus estudios en esa ciudad. Estudió en la Escuela Primaria Pérez Gasca, y luego nos pasaron a la escuela Vicente Guerrero. En la primera escuela estuvo en el equipo de la banda de guerra, tocaba el tambor; en la otra escuela terminó la primaria. Siempre se caracterizó por su enorme interés en la lectura. Desde su corta edad fue un brillante estudiante. Obtenía los primeros premios académicos.
A él lo premiaron en primer año de primaria, eso nos contó mi mamá, por leer a temprana edad y rápido los cuentos; por eso le dieron un premio.
Tengo muy presente cuando los dos íbamos a la primaria y él se portaba como mi hermano mayor. Me llevaba de la mano y siempre me cuidaba; fue muy independiente, pero conmigo siempre estaba al tanto: en una ocasión, cuando íbamos juntos a la escuela, un niño me escondió mis libros. Me puse a llorar y fui a buscar a Gabi a su salón y le dije llorando: “Manito, un chamaco me quitó mis cuadernos”, él se salió de su salón diciendo: “¿quién fue?”, señalé al niño y mi hermano dijo: “Déjalo, a la salida lo vemos”.
Cuando salimos de clases lo alcanzamos Y le dijo: “¿Por qué le quitaste los libros a mi hermana?” Ya se iban a golpear y mi hermano agregó: “Si tú ves que me golpea su hermana, la agarras, porque también es brava…” Le dije que sí, pero no hubo necesidad de nada más porque mi hermano le dio un golpe y el otro se cayó. En ese momento nos echamos a correr como balas, y al llegar a casa le dije a mamá: “Gabi golpeó a un niño porque escondió mis libros…” No dijo nada, sólo esperó el reclamo de la mamá del niño y poder darle la explicación del porqué Gabi le había pegado. Mi mamá nos decía que siempre teníamos que decirle la verdad; porque si no, ella no podría defendernos.
En la casa nos formaron con valores como la solidaridad, responsabilidad, disciplina, trabajo. Todos teníamos que aprender a manejar las herramientas de trabajo. Así nos formaron mis padres, tal vez por eso mi hermano fue tomando conciencia de su lucha. También teníamos obligaciones, nos distribuían las tareas de la casa. A él le tocaba lavar los trastes, pero me decía: “Manita, manita ¿me ayudas a lavar los trastes?” Y yo le respondía: “Bueno pues, te voy a ayudar”. Él me dejaba las ollas, los trastes más grandes.
Así fue como pasamos esta etapa en mi casa. Posteriormente terminó la primaria y asistió a la secundaria. Y posteriormente a la preparatoria de la Universidad Benito Juárez, de Oaxaca. En esa época entraban desde la secundaria hasta la universidad. Siempre de manera comprometida y disciplinada, obteniendo el reconocimiento de estas instituciones en diversas ocasiones.
Asimismo, Gabriel mantuvo un compromiso social con su comunidad estudiantil. A su corta edad, en la preparatoria, empezó a meterse a las luchas estudiantiles. Organizaba con sus compañeros de la escuela actividades. Cuando aumentaban el pasaje del camión, hacían denuncias. Él se caracterizó por ser muy calmado, estudioso, responsable, comprensivo y humanitario, capaz de ayudar en lo que pudiera a las personas de su alrededor y comprometido con las causas justas; por eso la base estudiantil lo eligió para ser secretario de la Mesa Directiva del Comité Estudiantil.
En ese tiempo estaba muy fuerte la represión en contra de los estudiantes. En ese contexto fue cuando mataron a uno de sus compañeros de la misma preparatoria.
Para exigir justicia y que no quedará en la impunidad, junto con otros compañeros de la preparatoria detuvieron a un profesor por unos días para exigir justicia de la muerte de su compañero estudiante. Por ese hecho los detuvieron y fueron trasladados a la penitenciaria. Sus demás compañeros exigían su libertad, los nombraban como presos políticos.
Él salió libre por la fuerza estudiantil universitaria. Fue mucho el apoyo que tuvo. Mi hermana nos contó que cuando iban a la penitenciaria eran tantos los estudiantes que pedían su libertad, que querían tirar la puerta del juzgado, y ella salía a decirles: “cálmense”. Estuvieron como 6 meses presos. Durante ese tiempo sus compañeros pedían su libertad. Yo iba en la secundaria. Mi mamá se dedicó a defenderlo y buscar su inocencia y su libertad.
Cuando salió de la cárcel, al no comprobársele los delitos de los cuales lo acusaban, continuó en la preparatoria hasta terminar. Iba a recibir mención honorífica por sus calificaciones, pero llegó tarde a un examen, le ganó el sueño y mi mamá no lo despertó.
Él es mi hermano, y a pesar de su corta edad era un joven muy maduro, siempre lo veíamos estudiando, preparándose. Le gustaba ir al cine. Me recomendaba mucho que viera la película El violinista en el tejado. Con mi hermana (la casada) se ponía a platicar y dar consejos. Siempre fue muy metódico, paciente, parecía que a todo le daba tiempo con calma, tranquilo, no se alocaba. Hasta para tener novia era muy tranquilo. Lo seguían mucho las mujeres, yo me peleaba con ellas. Me chocaba porque se quedaban afuera de mi casa y ahí estaban hasta que él llegaba. Yo les decía que se fueran, luego le contaba a mi hermano: “Te vino a buscar fulana y la corrí”. Entonces él soltaba una carcajada y me decía: “Déjalas, no te preocupes…”
Nosotros éramos muy respetados en el barrio. No nos podían decir adiós, porque así les iba. Además nos relacionábamos con todos los niños de por ahí, salíamos mucho a la calle a jugar con la cuerda, al torito, al beisbol. Les daba risa porque me decía: “Nada más le pegas a la pelota con el bate y corres, y no te dejes tocar porque perdemos…”
En sus consejos nos decía: “Estudia, hermana, estudia; no seas como las mujeres que no saben, debes aprender”. A veces nos recomendaba leer novelas como La madre, Los miserables, que estudiáramos todo tipo de libros, hasta El Quijote… Siempre estuvo en su mente ayudar a la gente, al ser humano.
En una ocasión, cuando entré a la prepa, reprobé un examen, me puse triste. Él me encontró llorando y me dijo: “¿qué te pasó?” Le respondí con voz entrecortada: “Reprobé”. Él, sereno, me dijo: “Te dije que ibas a reprobar porque te la pasas matando sancudos… No seas bruta, aprende”. Él me ayudó a estudiar, y cuando presenté mi examen extraordinario ¡lo pasé! Estaba tan contenta que fui corriendo a darle la noticia. “¿Qué pasó?”, me dijo. “¡Ya lo pasé, manito!” Así era mi hermano: calmado, paciente, solidario, ayudando siempre a superarnos.
Él leía los libros de Marx y Lenin. Cuando iba a tener un examen sólo repasaba sus apuntes y pasaba. Se daba tiempo para hacer deporte. Su defecto era meterse al baño con un libro y tardarse horas; cuando queríamos entrar no podíamos porque ahí estaba leyendo sus libros o el periódico. Leía sus libros, periódicos, le gustaba conocer, prepararse todos los días.
También era muy juguetón, siempre jugábamos con los sobrinos; y muy comelón. Parece cuento lo que les digo, pero ahora que están ustedes presentes me motiva decirles que mi hermano es una persona muy humana. El Estado y sus aliados lo catalogan como un delincuente y no es eso. Es un luchador social que simplemente por sus ideales luchaba junto con el pueblo por un mundo mejor con justicia, igualdad y dignidad; que seamos un pueblo unido, que no haya tanta perversidad.
A él el Estado lo juzga como un delincuente y a veces los delincuentes son los de cuello blanco, pero a ellos nadie los detiene ni les hace nada, y las personas, luchadores sociales como Edmundo y Gabriel, son los más buscados, los desaparecen, los torturan, los arrancan de nuestras vidas.
Mi hermano partió a los 18 años y él tuvo que irse cuando el Ejército y la Policía lo estaban buscando. Se tuvo que ir. Nosotros en ese entonces no sabíamos por qué. Se despidió principalmente de mí. Fue a mi trabajo y me dijo: “Hermanita, me voy a ir de la casa, después vas a enterarte por qué. Cuida a mamá, a papá y a mis hermanos pequeños”. Me tomó por sorpresa su comentario. No comprendía lo que me decía: “Pero, ¿a dónde te vas a ir?” Él me vio sereno y tranquilo como siempre lo hacía cuando nos daba un consejo: “No te puedo decir a dónde voy”. Me abrazó, no dijo más y se fue. Al poco tiempo llegaron el Ejército y la Policía (en ese entonces era la Brigada Blanca) a catear la casa; entonces comprendí las palabras que me dijo. Y ahora digo qué bueno que se había ido; si no, se lo hubieran llevado y no le hubieran dado la oportunidad de haber luchado tantos años.
Desde la edad de 18 años, Gabriel se fue con la idea de luchar por lo que quería y creía, tener un país más justo. Y desde ese día mi mamá, hermanos y yo no supimos más de él hasta el día en que nos enteramos de su detención-desaparición. Eso me duele porque dejé de ver a mi hermano por muchos años y me enteré verdaderamente de lo que estaba haciendo cuando lo desaparecieron.
A todos los que lean esto les quiero decir quién es: una persona, tal vez como ustedes, que estuvo anteriormente, en su juventud, luchando; por eso el gobierno lo desapareció. No es delincuente, porque para nosotros en la familia fue una persona intachable; era el hermano que cuidaba a la hermanita. Su delito es tener ideas de igualdad para el pueblo.
Que cuando lean esto, sepan cómo ha sido la vida de Gabriel, y que no es como la juzga el gobierno (criminal, terrorista, delincuencial), sino que es una persona, como muchas otras, a quien le ha costado trabajo tener ideas progresistas. Por eso no les conviene que existan hombres y mujeres con esas ideas, porque es perjudicial para el gobierno.
Hemos sido constantemente cateados, hostigados; a mi hermano el menor, a los 11 años de edad, se lo llevó el Ejército y lo torturaron porque no encontraron a Gabriel. Es muy doloroso para mí hablar de este tema, pero quiero darles a entender que ellos son seres humanos.
Son 7 años que hemos luchado y soportando todo con mucho valor, aunque a veces flaqueo, pero aquí estamos presentes, y con el apoyo de todos ustedes me da esa valentía para seguir adelante, compañeros, y muchas gracias por estar presentes. Esto es un poco de lo que les puedo comentar acerca de mi hermano… ¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!
Por el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos Hasta Encontrarlos, Eduviges Margarita Cruz Sánchez
Inaceptables declaraciones del procurador de Sinaloa frente al asesinato de defensora
El pasado 20 de mayo, el procurador general de Justicia del Estado de Sinaloa, Marco Antonio Higuera López, hizo pública la detención del joven Jesús Fernando Valenzuela Rodríguez como presunto responsable del asesinato de la defensora de derechos humanos Sandra Luz Hernández, ocurrido el 12 de mayo de 2014 en Culiacán, Sinaloa.
Las declaraciones emitidas por el procurador de Justicia de Sinaloa, que fueron difundidas en los medios de comunicación, fueron sumamente desafortunadas, en la medida en que ponen en riesgo a la familia y pretenden desacreditar la labor que llevaba a cabo Sandra, que era la búsqueda de su hijo Édgar Guadalupe Félix Hernández, quien desapareció el 12 de febrero de 2012.
Quienes integramos la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México (RNDDHM) exigimos a las autoridades del estado de Sinaloa que garanticen la debida diligencia en las investigaciones y que cuenten con las pruebas suficientes para identificar y sancionar a los responsables.
Resulta fundamental que las autoridades estatales aseguren brindar a la familia, y a quienes designen como sus representantes, la información necesaria y el acceso a los expedientes.
Las 135 defensoras de derechos humanos pertenecientes a 83 organizaciones no gubernamentales, ubicadas en 19 estados de la República y el Distrito Federal, recordamos a las autoridades del gobierno de Sinaloa que además de fincar responsabilidades contra las personas responsables del asesinato de la defensora, también exigimos las investigaciones necesarias para dar con el paradero del hijo de la defensora Édgar Guadalupe García Hernández, de tal forma que se esclarezcan los hechos.
Estamos a la espera también de los resultados de las acciones que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México (CNDH) ha iniciado, así como del seguimiento respecto a las medidas cautelares ordenadas a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa a favor de las y los familiares de Sandra Luz Hernández.
La RNDDHM estará atenta a los resultados de la investigación de la CNDH y de las investigaciones que el gobierno de Sinaloa realice para esclarecer los hechos, y para que éstos no queden en la impunidad.
Atentamente:
Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México conformada por 135 defensoras de derechos humanos de 83 diversas organizaciones, ubicadas en 19 estados de la República y el Distrito Federal
Catolicismo, ¿monoteísta?
Quisiera hacer unos comentarios a propósito del artículo “Wojtyla y Juan XXIII: canonizaciones contradictorias”. El catolicismo, que se define como una de las principales religiones monoteístas del mundo, se contradice a sí mismo. Deifica a miles de personajes a través de sus 2 milenios de existencia: santos por doquier, alrededor del mundo, que reciben la adoración y alabanzas de sus fieles seguidores, quedando relegado ese Dios celoso que refiere la Biblia. Nuevos productos al consumismo mundial, iglesia politeísta donde cada quien elegirá el santo de su preferencia y cada población tendrá su templito (o templote) con la nominación al gusto de los que mandaron o mandan en la región. Absurdo: ¿Ecatepec, iglesita; Huixquilucan, iglesiota? Veremos…
Leonardo Moctezuma
UNAM no está exenta…
Muy interesante el reportaje “Los Pumas exprimen a la UNAM”. La Universidad Nacional Autónoma de México, como parte del sistema, no está exenta de corrupción e impunidad. Se cubre con el manto de la autonomía.
Carlos Gómez Vázquez
Contralínea 388 / 02 de Junio al 07 de Junio