La pinza Calderón-criminalidad limita libertades de prensa

Ya en otra entrega y con información de la reportera Patricia Muñoz Ríos (La Jornada, 25 de octubre de 2011) remaché el informe La libertad de expresión en México. Misión de las relatorías de la ONU y la CIDH, quienes precisaron que de 2000 a 2010 (la década perdida por los malos gobiernos del Partido Acción Nacional de Fox y Calderón) fueron víctimas de homicidio 66 periodistas y de desaparición, 12; y de 2011 a la fecha (antesala del final del calderonismo con un haber de más de ¡100 mil personas privadas de sus vidas por la guerra militar contra la criminalidad!), 13 periodistas más han sido asesinados.

Sanjuana Martínez, El Norte y El Mañana

No escapa ningún mexicano a la ola de violencia sangrienta que protagonizan la delincuencia organizada, desafiantemente canalla, y las Fuerzas Armadas y policiacas de la estrategia de Calderón, avalada por una fracción de la elite de generales del Ejército Mexicano (otros están arrestados por presunta complicidad con el narcotráfico y otros en la mira del ajuste de cuentas entre ellos por la disputa del poder ante quien resulte, con o sin ilegalidades, nuevo presidente de la República).

PAN y Calderón (y la PGR), enemigos de los periodistas

Con el Partido Acción Nacional (PAN), que ha tenido la sartén por el mango del presidencialismo, la nación ha sufrido el peor empobrecimiento, desempleo, impunidad y corrupción en grado de rateros, que han hecho de los cargos públicos un botín familiar de Vicente-Marta y Felipe-Margarita, en complicidad con sus amigos, socios, cuñados, primos, tal y como lo documenta sobre Calderón y Zavala el periodista Francisco Cruz Jiménez en su libro Las concesiones del poder (editorial Planeta-Temas de Hoy, 2011).

El peligro era (y es) Calderón…

Durante casi 12 años –de Vicente Fox a Felipe Calderón: las dos caras de la misma moneda derechista con la sigla del Partido Acción Nacional (PAN)– se han sucedido todas las desgracias sobre la nación, con los factores comunes de la sangrienta violencia, el empobrecimiento masivo y el desempleo generalizado. Políticamente el foxismo y el calderonismo son la continuidad de dos gobiernos federales fallidos.

El “acuerdo” Calderón-Televisa y anexas, a la basura

El señor Calderón, a punto de irse de Los Pinos (y su búnker, construido para eludir riesgos ante el armamento de punta de los matones del narcotráfico), intentó imponer la censura previa, que la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe, a la información respecto a los hechos, actos y omisiones de su “no-guerra” contra la rebelión armada de las delincuencias, pero ha resultado un acuerdo fallido. Censura previa que “ninguna ley ni autoridad puede establecer”, pero que Calderón, Televisa y algunos otros medios de comunicación quisieron imponer en una complicidad pública, para evitar que los mexicanos, como opinión pública, estuvieran enterados. Con única finalidad de silenciar los homicidios culposos e imprudenciales que la subcultura jurídica del abogado jusnaturalista Calderón llama “daños colaterales”.