Cuando en Washington se concluye que son 500 mil millones de dólares anuales los que produce el narcotráfico -casi diez por ciento del comercio mundial- Julio Zenil, empresario de hemp o fibra de marihuana en México, hace sus propias cuentas: “En cuánto se traduce la doble moralina contra los usos industriales de esta fibra”.
Por: Verónica Díaz Rodríguez
El mismo ha comprobado la viabilidad de este sector. “Diversos estudios señalan que la del hemp es la fibra más larga, suave y durable conocida por el hombre. La tela obtenida es más aislante, más absorbente, más fresca y dura más que el algodón. Ha sido cultivada desde el año 2,800 (a.n.e.) En América fue cultivada por gente como Thomas Jefferson y George Washington”.
Más de un lustro de investigación le permiten afirmar que una hectárea de cannabis puede producir tanta fibra útil como cuatro hectáreas de árboles o dos de algodón. Su papel es más resistente que el de pulpa de madera y no requiere de ácidos ni cloro, además puede ser reciclado siete veces y el de pulpa de madera sólo cuatro.
Si el algodón requiere de gran parte de los pesticidas que se producen en el mundo -los cuales contaminan el suelo haciéndolo inútil para cultivos posteriores- el cannabis no requiere de pesticida alguno. Su aglomerado resiste el doble que el de madera y sostiene mejor los clavos. Es la planta más versátil. Prácticamente cualquier producto puede ser elaborado a partir de ésta.
Ejemplos sobran: la Declaración de Independencia de Estados Unidos y su primera Constitución e, incluso, las primeras biblias impresas por Gutenberg se hicieron sobre papel de hemp. En 1941 Henry Ford construyó un auto cuya carrocería estaba hecha de hemp y usaba combustible de esa yerba.
En la actualidad, todos los países industrializados cultivan hemp; 90 por ciento de todas las cuerdas y velas para la navegación -desde el siglo V a. C. hasta finales del siglo XIX- fueron hechas de hemp, hoy se siguen utilizando.
Sobre esta base se fundó hace seis años Hemp, la empresa de Julio Zenil, cuando como videoasta desubrió que no había suficientes proyectos fílmicos en los cuales embarcarse. Por aquel tiempo, de manera casual, se enteró de una tienda neoyorkina donde vendían productos facturados con esta fibra. Entusiasmado por el descubrimiento, su búsqueda continuó en El gran libro del cannabis y luego en Internet. En el trayecto supo que la planta conocida en México como mota, yesca, juanita, café, join, mostaza, chubis o grifa era denominada científicamente como Cannabis Sativa L., de la que se derivan tres subespecies: índica, sativa y ruderalis.
“Los que hemos investigado sobre el tema -explica el videoasta- hemos llegado a la conclusión de que la planta se sembró en México en algún momento, aunque no haya un registro certero de ello. Sin embargo, existe una clasificación en la enciclopedia de cultivos de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos en la que se le denomina como una planta muy fibrosa.”
Lo más sorprendente fue saber que desde hace cinco mil años tiene 25 mil usos diferentes -además de fumarse-, aunque debido a reglas internacionales ha sido prohibida de un siglo a la fecha. No obstante, cada vez hay más adeptos a los hábitos de esta yerba; por ejemplo, la polémica acerca del maltrato a los animales de laboratorio para productos de belleza ha provocado que la línea Body Shop incluya su crema hidratante hemp, no sólo con éxito sino con el beneplácito de las asociaciones defensoras de los animales y de algunas compradoras.
El uso del hemp o fibra de cáñamo es muy antiguo. Las prendas son conocidas en Europa, particularmente en los países donde no está restringido su cultivo como Suiza y Holanda. En el continente americano se encuentra a la venta en Canadá, Argentina, Chile y México; en estos tres últimos se importa de Estados Unidos.
En Francia, por ejemplo, el uso de la fibra sólo tiene que cumplir la norma de 0.3 por ciento del THC, es decir, de resina, sustancia activa o químico psicoactivo contenido en la marihuana que le da sus propiedades enervantes y curativas.
“Lo que está comprobado, incluso por autoridades mexicanas -enfatiza Julio Zenil- es que una prenda de hemp no se puede usar para drogarse.”
Por: Verónica Díaz Rodríguez
Contralínea 7 / 1 al 31 de octubre de 2002