Tras 101 años de su apertura al público, la urbe prehispánica de Teotihuacán se enfrenta al paso del tiempo, la contaminación, el saqueo y la especulación.De la antigua Ciudad Roja, sede del imperio Teotihuacano, hoy se conserva apenas el 20 por ciento; la destrucción y la falta de interés de autoridades, ciudadanos y empresarios la han llevado a un estado de emergencia
Elva Mendoza, enviada/Segunda parte
Teotihuacán, Estado de México. Montado en su bicicleta, Julio Alva viaja todos los días por 30 minutos hasta la ciudad antigua de Teotihuacán. Ahí recubre de cal los pisos como parte de un proyecto de rehabilitación del sistema de drenado para evitar que continúe el deterioropor la humedad en la zona. “Don Julio es de sangre real”, dice Sergio Gómez, el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que está a cargo del proyecto,y explica que el apellido de Julio, Alva, proviene del historiador de origen indígena Fernando de Alva Ixtlixóchitl, nieto del gobernante de Texcoco y poeta prehispánico Nezahualcóyotl. A sus 71 años,Juliotrabaja en la zona arqueológica de Teotihuacán.Desde la década de 1960 colabora en proyectos temporales de investigación, rescate y conservación, por el que le pagan alrededor de 4 mil pesos mensuales. A partir de 1963 participó en el Proyecto Teotihuacán 62-64, el cual tenía por objeto detallar el conocimiento del sitio a través de 11 zonas de excavación. “Donde quiera que andamos excavando encontramos muertos, puros muertos con sus ofrendas, ollas, cazuelitas, cuentas, sellos largos o redondos”.Durante su labor, se han hecho hallazgos de trascendencia arqueológica y cultural. El que más recuerda es la exhumación de18 individuos: “Todos con collares y uno con siete mandíbulas humanas de collar”, el cual se puede apreciar en el museo del sitio. Las manos agrietadas de don Julio son altamente especializadas. Las técnicas que utiliza para “encontrar a los antepasados”, como él mismo define su trabajo, las aprendió con el tiempo y a partir de la observación. A don Julio nadie le habló de su ascendencia real, tampoco recuerda que su madre o abuela lo llevaran a visitar el sitio. “Habemos mucha gente que no sabemos cómo está por acá y eso que aquí vivimos”. Vive al pie del cerro, “más allá de San Martín de las Pirámides”, una de las nueve comunidades que se asientansobre los vestigios de la también llamada Ciudad Rojaque, con más de 2 mil conjuntos habitacionales y poco más de 120 mil habitantes, representó la urbemás grande de América antigua. La ciudad deTeotihuacán se extiende 22.5 kilómetros cuadrados sobre el Valle de México. Únicamente el 20 por ciento (263 hectáreas abiertas al público), de los más de 22 kilómetros cuadrados que abarca,es de propiedad federal.Las tierras ?sobre las que se encuentran la pirámide del Sol, de la Luna, la Ciudadela y la Calzada de los Muertos? fueron expropiadas por el gobierno a un particular en 1964. El resto, permanece bajo las comunidades vecinas de San Martín de las Pirámides, San Sebastián Xolalpa, San Francisco Mazapa, Santa María Coatlán, Purificación, San Lorenzo Tlalmimilolpan, San Juan Evangelista, San Juan Teotihuacán y Puxtla, algunas de ellas instaladas desde el siglo XVI, según cuenta Alejandro Sarabia, director de la zona arqueológica. “Debajo delos poblados de San Juan, San Martín y San Francisco, está plagado de vestigios arqueológicos. En 1960 eran pequeños poblados, pero han crecido de tal manera que están ahorcando a la zona central. Es un problema muy grave, hay una fuerte destrucción”, alerta Sergio Gómez. La mancha urbana de las comunidades ha invadido con permisos y sin ellos la zonaB (1 mil 730 hectáreas de propiedad privada y ejidal donde se han encontrado vestigios arqueológicos),y la zona C(1 mil 387 hectáreas definidas como parte de la zona arqueológica con posible existencia de vestigios). Ambas,declaradas áreas de protección mediante decreto presidencial en 1988. Sarabia asegura que la urbanización moderna (cimentación de casas habitación e infraestructura), abarca alrededor del 30 por ciento de los perímetros B y C, mientras que el 70 por ciento, pese a tener propietarios,se mantiene libre de construcciones. “Es una ventaja; significa que hay un 70 por ciento investigable”. Sin embargo, día con día la mancha urbana crece.Cuenta Sergio Gómez que la gente construye sus casas los fines de semana o en las noches por temor a que el INAH clausure las obras o expropie sus terrenos. “Hay un enfrentamiento entre la sociedad y el INAH; eso es muy grave”. Sergio señala que si alguien encuentra vestigios, por ley, tiene que dar aviso al INAH, éste envía personal a recuperar la información y sólo si se trata de un hallazgo importante se expropia. Para el INAH,dice Sergio, el trabajo de recuperación es sistemático y muy delicado, cada casa que se construye con pico y pala implica destrucción. Para detener la urbanización, Sarabia plantea como estrategiael cabal cumplimiento dela normatividad establecida en el decreto de protección de 1988 por parte de las dependencias municipales, estatales y federales, el cualpermite, únicamente y de manera condicionada,construcciones modernas en la poligonal C. A decir de Sergio Gómez, el decreto de 1988 ha sido utilizado por las autoridades para fomentar la corrupción en los niveles estatal, municipal y federal, y para extorsionar a la gente. “No hay la voluntad política o el interés suficiente; no se han desarrollado las estrategias necesarias para detener el crecimiento de la mancha urbana”. “Hay fallas. Nosotros aplicamos la normatividad pero no somos quienes dan los servicios públicos; no hacemos los planes de desarrollo urbano; eso ya rebasa nuestra capacidad. Debe haber una mejor coordinación entre las autoridades y el INAH”, señala Sarabia.
Adquisición de tierras
Además de la aplicación de la normatividad y la coordinación con las autoridades, tener la propiedad de las tierras significa para el actual director de la zona arqueológica, la única posibilidad para la conservación de Teotihuacán. Pese a ello, este año el Instituto únicamente planea la compra de alrededor de 15 hectáreas del ejido Oxtoyahualco, en la comunidad de Purificación ydos colonias modernas,el Mirador y la Nueva Teotihuacán, asentamientos humanos irregulares con servicio de agua potable y luz eléctrica que están dentro del polígono B. Con la aprobación en 2009 del Fondo Arqueológico por 300 millones de pesos anuales, la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados pretendía que se compraran tierras en zonas arqueológicas. La intención, dice el arqueólogo Sergio Gómez, era que una parte del presupuesto aprobado por los diputados se usara para la compra de tierras con mayor potencial arqueológico y mayor riesgo en Teotihuacán: “Hasta donde yo sé no se ha comprado ningún terreno”. Al respecto Gerardo Fernández Noroña, diputado federal, y miembro de la actual Comisión de Cultura dice que en dicha Comisión no tienen conocimiento del caso: “No estaba enterado. Es muy grave. Hay una presión enorme sobre las zonas arqueológicas, y en vez de estar comprando las tierras para reducir la presión sobre los sitios, las autoridades del INAH hacen trácala con el dinero”. A decir del integrante del Partido del Trabajo (PT), las posibilidades desde el Congreso se reducen adarle seguimiento al caso, exigir a las autoridades competentes que se apliquen los recursos en la compra de tierras, y evitar que el dinero entre al Fideicomiso para el Fomento y la Conservación del Patrimonio Cultural, Antropológico, Arqueológico e Histórico de México.“Esos fideicomisos son el paso previo a que se roben el dinero”.
Turismo cultural
Con 3 millones de visitantes al año, la ciudad antigua de Teotihuacán es la segunda zona arqueológica más visitada en el mundo, tan sólo después de las pirámides de Egipto. Pese a ello, la falta de equipamiento y de servicios no han consolidado a las comunidades aledañas como destino turístico. Con el fin de impulsar el turismo en la región y de crear el primer corredor turístico cultural en el país, el gobierno del Estado de México, el Fondo Nacional de Fomento Turístico (Fonatur), el INAH y los presidentes municipales de la región convinieron, en 2007,el Programa Regional de Desarrollo Turístico del Corredor Teotihuacán-Acolman-Otumba, para el valle de Teotihuacán, que contempla “el desarrollo” de los siete municipios colindantes a la zona arqueológica: San Martín de las Pirámides, San Juan Teotihuacán, Acolman, Otumba, Axapusco, Nopaltepec y Ecatepec. El detonante del Programa era la puesta del espectáculo comercial de luz y sonido Resplandor Teotihuacano, promovido en 2008 por el gobernador Enrique Peña Nieto. El espectáculo, que contaba con presupuesto federal y estatal, consistía en la iluminación de las pirámides del Sol, de la Luna y un tramo de la Calzada de los Muertos, la proyección de un video en una pantalla y un juego de luces sobre las pirámides. Se presentaría dos veces por día durante todo el año y se cobraría a cada persona que quisiera verlo alrededor de 300 pesos, de los cuales 160 serían para el INAH y el resto para gastos de operación y promoción. Resplandor Teotihuacano fue aprobado por el Consejo de Arqueología del INAH sin que éste tuviera atribuciones para hacerlo. Según explica el abogado Irving Espinosa, las autorizaciones son competencia de la Secretaría de Educación Pública (SEP). La perforación de 8 mil 668 hoyos en las pirámides para colocar las 2 mil 167 bases que soportarían los rieles de las lámparas causó,además de daño a las piedras auténticas que las conforman y afectación visual,el descontento de investigadores y expertos. El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos, por su sigla en inglés), organismo asesor de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por su sigla en inglés), y delos Estados parte para garantizar el respeto de los sitios inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial, después de una visita técnica en la zona, se pronunció por la suspensión del proyecto. En el dictamen emitido en enero de 2009 el Icomosreiteró su preocupación porque el INAH, especialmente, el Consejo de Arqueología “haya emitido de una manera tan ligera su aprobación a un proyecto que constituye una afectación a los valores de autenticidad y visuales del área arqueológica y de sus estructuras más emblemáticas: la Pirámide del Sol y de la Luna”. El espectáculo, con un cupo para 520 personas, era similar al que se realizó en 1968 en el sitio como parte de la celebración de los Juegos Olímpicos, con sistema de iluminación colocado en canales subterráneos, música de Blas Galindo y guión de Salvador Novo.
A diferencia de aquel proyecto, Resplandor Teotihuacano no contaba con guión alguno. “En tanto no se cuente con ese guión, o si dicho guión no es objeto de una revisión, el proyecto no representará una acción que contribuya a la educación y difusión de esa zona arqueológica, y podría convertirse en un show comercial, ejemplo de la utilización inadecuada de un sitio, basado en consideraciones de lucro y no en su conocimiento y difusión”, condena Icomos. En 2009, trabajadores e investigadores del INAH interpusieron un juicio de amparo y una denuncia penal en contra del proyecto y de las autoridades responsables y ejecutoras de la orden, autorización, aprobación, celebración y firma del convenio que le daba vida al proyecto;contra las autoridades responsables de otorgar permisos, licencias y autorizaciones para realizar construcciones en la zona de monumentos,la orden y aprobación de la autorización para que terceros administren directamente la zona de monumentos arqueológicos, y contra la autoridad responsable porla omisión de proteger y conservar la zona. Entre los responsables, se señalaba a Felipe Calderón, a Enrique Peña Nieto, alaSEP, al secretario de Turismo, al director general del INAH, a la coordinadora Nacional de Arqueología de esa dependencia, y al Consejo de Arqueología del Instituto. Luego de casi tres años de litigio, se declaró el no ejercicio en el caso de la denuncia penal,y fue negado el amparo bajo el argumento de que las personas que lo promovieron carecían de interés jurídico, pese a que lasleyes (Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos y Ley General de Bienes Nacional)establecen que las zonas y monumentos arqueológicos son bienes nacionales de uso común y dominio público y por tanto, señala Irving Espinosa, cualquiera podría interponer una demanda a favor del patrimonio. “El argumento es totalmente ilógico, pues según el juez, el único que tiene interés jurídico y por tanto quien debe denunciares el INAH, y es el Instituto quien conjuntamente con el gobierno del Estado de México promovió el espectáculo”, explica Espinosa. Además, agrega, en este caso los delitos que se cometieron por dañar a las pirámides se persiguen de oficio,no se requería que el representante legal del INAH denunciara. La presión social obligó al gobierno estatal a detener el proyecto de iluminación y también desató la discusión sobre elllamado “turismo cultural”, y el uso de los bienes del dominio público con valor patrimonial para su explotación comercial. A decir del abogado Irving Espinosa, el “turismo cultural” es un concepto estrictamente comercial e ilegal queviolentala Ley de Bienes Nacionales, la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, yel Acuerdo por el que los bienes e instalaciones dependientes del INAH no serán utilizados con fines ajenos a su objeto o naturaleza,las cuales no permiten que particulares usen o exploten los bienes. Publicado en el Diario oficial de la federación en 1997,el Acuerdo prohíbe que los bienes e instalaciones dependientes del INAH sean utilizados con fines ajenos a su protección, investigación, conservación, restauración, recuperación, promoción y difusión. “El hecho de que terceros usen, disfruten y obtengan gananciasde los bienes propiedad de la nación,instrumentos de conocimiento de la historia y adscritos al sistema educativo nacional,es algo totalmente inconstitucional e ilegal”, asegura Irving. El Acuerdo,que aún sigue vigente, en su artículo segundo establece,a manera de excepción, que sólo con autorización del secretario de Educación Pública los bienes e instalaciones a cargo del INAH podrán ser utilizados para la realización de actos culturales o cívicos relevantes, a juicio del propio secretario. Sin embargo, dicho documento no especifica los parámetros para determinar la “relevancia” de los actos que ahí se realicen. Lo que está a discusión, dice Espinosa, es si un concierto es culturalmente relevante o no; y ante la falta de normatividad, la decisión es discrecional. “Se ha hecho de la excepción la regla. Se administranlas zonas arqueológicas como negocio, como salón de fiestas”.
Desgaste
Inscrita en la lista de la UNESCO como Patrimonio Mundial en 1987, la ciudad de Teotihuacán (o “Lugar de los Dioses”, como sería su traducción del náhuatl), una de las ciudades mejor planeadas del mundo antiguo, también enfrenta problemas graves de conservación, dice Alejandro Sarabia. El arqueólogo asegura que la intemperie, la contaminación, incluida la lluvia ácida, el viento, la radiación solar, son factores que en conjunto han causado la pérdida de pisos originales y murales: “Hay problemas en todas partes, incluso las bodegas de los museos tienen problemas de conservación”. “Durante 2003 y 2004 estuvimos muy preocupados por los daños tan severos. Todos los días veíamos cómo se caían pedazos de las esculturas”, dice Sergio Gómez, arqueólogo a cargo del proyecto de conservación del Templo de Quetzalcóatl, un espacio dedicado a conmemorar el inicio del tiempo mítico. Como la mayor parte de las estructuras enla zona arqueológica, el Templo de Quetzalcóatlse ve afectado por la humedad. Su constitución a partir de piedra volcánica y recubrimientos de cal y colores que en algún momento impresionaron a sus antiguos visitantes, la hacen endeble y denotan la urgencia de aplicar programas integrales para evitar su degradación y deterioro, y con ello, la pérdida de información fundamental para entender la historia del hombre. El actual director de la zona indica que la conservación e investigación de Teotihuacán, una de las ciudades más antiguas de América, y una de las más monumentales obras hechas por el hombre antiguo, es una necesidad y una obligación. Aunque se sabe que la ciudad fue el desarrollo urbano mejor planificado y más exacto de la antigüedad,que requirió de un conocimiento muy avanzado en ingeniería e hidráulica; que poseía una de las sociedades más complejas en cuanto a su organización social, política y de gobierno; que fue el primer Estado que existió en la época prehispánica,dice Sarabia, de Teotihuacán “sabemos poco”. La ciudad “tiene mucho que aportar a la historia de la humanidad y si la perdemos, perdemos mucho no sólo como mexicanos sino como ciudadanos de este mundo, porque no es posibleconcebir la historia de este continente sin ella”. Actualmente en la zona hay tres proyectos de conservación: pintura mural in situ; conservación del Palacio de la Quetzalpapalotl, conservación de la Plaza Oeste en la Calzada de los Muertos, Atetelcoy del Templo de Quetzalcóatl. Sarabia considera que para salvaguardar los monumentos sería necesario aplicar programas de conservación sistemáticos y permanentes, además de más personal y más recursos: “Necesitaríamos un ejército y mucho dinero, y eso no es posible”.