Los funcionarios peñistas como Miguel Ángel Osorio Chong y el señor Monte Alejandro Rubido, jefe de una Policía Federal que sigue cometiendo secuestros, mientras marinos y soldados violan mujeres y fusilan a delincuentes en la guerra entre los dos poderes: el legal –de las instituciones viciadas de ilegitimidad– y el de facto –de las delincuencias que siguen imperando un día sí y otro también con bombo y platillo, reportajes en televisión, ¡con un escenario donde ondea la bandera para recibir a los capos!–, anuncian que se ha detenido a éste o al otro narcotraficante, cabeza de Los Zetas, de los Caballeros Templarios, de La Familia, etcétera, sin que disminuyan los homicidios, las desapariciones, los secuestros, las agresiones y los asaltos en nombre de las delincuencias organizadas que lavan miles de millones de dólares en la nariz del peñismo; sin que hayan sido intervenidas y confiscadas esas fortunas en bancos e inversiones comerciales, hoteles, automotrices, en turismo… pues al cortar ese poder económico a los cárteles, éstos sí disminuirían realmente y no en las cuentas alegres de Rubido, de Salvador Cienfuegos, de Vidal Francisco Soberón Sanz y de Osorio Chong.
Mientras todo esto sucede, el gobierno federal encabezado por Enrique Peña, en su borrachera antidemocrática y sus afanes “modernizadores” contra viento y marea, desprecia las consultas populares que son constitucionales y sigue imponiendo autoritariamente su política devastadora de neoliberalismo económico, alimentando un tercer volcán a punto de estallar (aparte del Popocatépetl y el de Colima cada vez más amenazantes): por el desempleo, el bajísimo consumo, los hospitales públicos a reventar con millones de mexicanos enfermos, donde el Instituto Mexicano del seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado no cumplen con sus obligaciones del derecho a la salud.
Así, no menos de 112 millones de mexicanos estamos atrapados en la peor ingobernabilidad debida a la incapacidad y mal gobierno peñista, entretenido en “cambiarlo todo, de tal manera que todo siga…” peor. Sobrevivimos a una situación de extrema gravedad social. Y las periodistas, defensoras de derechos humanos, activistas que protestan por los feminicidios, las desapariciones de sus hijos, esposos y familiares, son amenazadas, agredidas y privadas de la vida por ejercer sus derechos, en un sistema donde no hay garantías contra la impunidad, la corrupción judicial y el desprecio de los gobernantes a todo lo que devasta a esas mexicanas.
En los 2 últimos años del calderonismo y los 2 que van del peñismo se han cometido 32 homicidios, informó la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México (Fernando Camacho, La Jornada, 8 de marzo de 2015). Y en ese periodo se registraron 398 periodistas y defensores que fueron objeto de toda dase de agresiones. No obstante las denuncias ante los ministerios públicos, del fuero común y federal, las investigaciones se topan con la pared de la impunidad o, de plano, que a las autoridades nada les importa perseguir a los delincuentes para imputarles las sanciones a sus actos.
En el foro Las Mujeres y Ayotzinapa, nos informa Laura Poy Solano (La Jornada, 8 de marzo de 2015), se expuso el “yo acuso” (en continuidad con el Yo acuso, de Emilio Zolá), para protestar contra la desaparición de los 43 normalistas y los feminicidios en donde se incluye a mexicanas de todas las actividades que libran luchas contra las represiones, la violencia y la inseguridad.
En el foro que se informó de las 32 mujeres periodistas y activistas, Atziri Ávila, presidenta de la citada Red Nacional, mencionó cómo las comunicadoras sufren toda clase de acoso y amenazas cumplidas. “Las activistas que padecen mayores agresiones son las que se dedican a la defensa de la tierra y el territorio, las que defienden a otras mujeres”. La extraordinaria novela histórica El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano, es prólogo de lo que estamos viviendo los mexicanos. Y las voces que deciden levantarse para oponerse a la descomposición nacional actual, de inmediato son objeto de censuras e indiferencia. Incluso los funcionarios-gobernantes subestiman las acusaciones y denuncias de agresiones y homicidios.
Ha tocado fondo la indignación social. Y el circo del futbol y otras diversiones que ocupan la atención de millones de mexicanos, no detendrá a otros millones de mujeres periodistas, activistas, madres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, de los fusilados de Tlatlaya, para sumarse a los millones de desempleados y pobres demandando justicia, ya dispuestos a estallar por la desesperación ante los problemas que los agobian y que ya no pueden aguantar más.
Álvaro Cepeda Neri*
*Periodista
[Sección: Defensor del periodista]
Contralínea 431 / del 05 al 11 de Abril 2015
Durante una sesión privada, y por mayoría de votos, el Pleno de la Suprema Corte…
El Índice de Calidad del Aire (ICA) superó los 1 mil 200 puntos en varios…
El 18 de noviembre, el presidente electo Donald Trump confirmó que tiene la intención de…
La madrugada del 19 de noviembre, Ucrania empleó misiles de largo alcance, proporcionados por el…
En el Estado de México, autoridades federales y estatales realizan la “Operación Enjambre” para cumplimentar…
El director de Seguridad Ciudadana del municipio de Texcaltitlán, Estado de México, Isidro Cortes Jiménez…
Esta web usa cookies.