⇒ Parte 2 Reforma curricular a las normales: opacidad e incertidumbre
Concluido el primer semestre de aplicación de la reforma curricular a la educación normal –publicada en el Diario Oficial de la Federación en agosto de 2012–, el 28 por ciento de los programas que conforman la nueva malla curricular aún no están diseñados. Los retos heredados a la gestión de Peña Nieto son muchos: que se dote a las escuelas de recursos económicos, infraestructura y equipamiento, pero también que se clarifiquen las dudas de los docentes respecto de los ejes rectores de la misma
A partir del 22 de agosto de 2012 opera en las normales urbanas y rurales del país la reforma curricular a la educación normal.
Herencia del gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa, la recién estrenada malla curricular marcha entre la incertidumbre y las críticas que ha generado entre profesores normalistas. Algunos de ellos aseguran que aún no están diseñados los programas de todas las asignaturas que integran el nuevo plan de estudios, lo que impide, en principio, tener una visión global de éste.
Un programa constituye la herramienta fundamental del trabajo de los docentes. Se trata de un documento que refleja la organización y planificación de cada asignatura: sus objetivos, contenidos y metodología.
En efecto, el sistema de la página electrónica de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación impide consultar los programas de 63 asignaturas de las 222, es decir, del 28 por ciento del total de la malla curricular, particularmente, de cursos que corresponden a los semestres quinto, sexto, séptimo y octavo.
“No se ha encontrado la página solicitada”, es la leyenda que aparece cuando se intenta acceder a materias como trabajo docente e innovación, filosofía de la educación o investigación educativa aplicada a las lenguas y culturas originarias.
En el caso de la licenciatura en educación preescolar, el 22 por ciento de los cursos carece de programa de estudios; para la licenciatura en educación preescolar intercultural bilingüe es de 33 por ciento. Lo mismo ocurre con las licenciaturas en educación primaria y en educación primaria intercultural bilingüe: en el primer caso se trata del 25 por ciento, y en el segundo, del 33 por ciento.
A Yolanda Ortiz Bustamante, maestra en la Benemérita Escuela Normal Veracruzana (BENV) Enrique C Rébsamen, con 22 años de servicio docente, le preocupa que un asunto tan serio como la reforma curricular a la educación normal se ponga en operación aun estando inacabada.
Otros profesores normalistas comparten la misma inquietud. Señalan que el hecho responde a la premura con la que esta disposición fue aprobada: el sexenio finalizaba y el gobierno saliente tenía que garantizar la aplicación de esta reforma y así cumplir con los compromisos que adquirió con Elba Esther Gordillo, presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
El 15 de mayo de 2008, el gobierno federal y el SNTE signaron la Alianza por la Calidad de la Educación. El punto nueve del documento establece la obligación de impulsar una reforma curricular orientada al desarrollo de competencias y habilidades a partir del ciclo escolar 2008-2009, y de manera generalizada en 2010-2012.
Martha Piña Hernández, profesora de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM), se pregunta por qué la Secretaría de Educación Pública (SEP) le apuesta a una reforma curricular y no a la formación de los docentes en servicio.
Cada vez que algo en educación falla, en vez de indagar sobre el origen del problema y analizar, por ejemplo, el conjunto de situaciones que afectan a los formadores, se opta por reformar los planes y programas de estudio, dice la también especialista en planeación, desarrollo y evaluación de la práctica docente.
Para ella, la responsabilidad recae principalmente en las autoridades educativas quienes, como en este caso, actúan al revés: “primero vienen las reformas y después la formación de estas reformas… Ésta ha sido la historia de la educación en México”.
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Fuente: Contralínea 319 / enero 2013