Ex Libris

Alberto Cortez: las canciones que nacieron de los versos musicales

Publicado por
Álvaro Cepeda Neri *

Para María de las Nieves Candanedo

I. En realidad, el nombre que aparece en el acta de nacimiento –en Argentina– de Alberto Cortez (1940-2019) es: José Alberto García Gallo. Sus poemas fueron escritos como letras de canciones para el muy singular estilo de su voz (con su camisa casi siempre negra y pantalón del mismo color). Aprendió a tocar piano y sobre todo guitarra para, con el tiempo, hacerse acompañar de dos o tres músicos como fondo musical de sus interpretaciones, casi siempre de su propia cosecha. Apenas me localizaron dos de sus libros: Equipaje y Soy un ser humano, en los que se recoge parte de su obra de cantautor. El primero, editado en 1975. El otro, en 1987. Si el lector lo escuchó alguna vez, por sus páginas recordará su voz, su timbre, sus gestos, su amplia sonrisa y, sobre todo, sus desbordadas ganas de recitar-cantando esos versos que conmueven, a veces hasta las lágrimas contenidas entre los párpados. Otras veces moviéndonos a la alegría y removiendo recuerdos, añorando la ciudad donde vivimos y convivimos; a los amigos o los amores fugaces que guardamos a la Alberto Cortez: “Fue a la sombra de mi árbol, una siesta de verano, donde perdí la inocencia… Mi árbol brotó, mi infancia pasó… hoy bajo su sombra que tanto creció… tenemos recuerdos mi árbol y yo”.

II. En estos libros, Alberto Cortez nos convida su nostalgia, su amor, el amor de su vida: Renée Govaert; su musa a partir de 1964 para inundarnos de tristezas y alegrías sobre la amistad y el amor: “Te llegará una rosa cada día, que medie entre los dos una distancia, y será tu silente compañía… propietaria de toda la ternura… Aquellos que no tienen fantasía, no podrán entender es muy complejo, que acorta la distancia cada día, recibir una rosa, desde lejos”. Poesía para ser cantada, con guitarra, con orquesta o sólo tatareada: “Quisiera ser un mago fabuloso, para trocar las rosas por estrellas. Dejarlas en tu almohada sigiloso, que iluminen tus sueños todas ellas”. José Alberto García Gallo, en la intimidad. Alberto Cortez, el cantautor trotamundos que disminuyó distancias con versos floreciendo en canciones para los primeros amores, los intermedios, los penúltimos… porque últimos no hay: “Todo empezó con la flor, que siempre está en mi memoria, porque es parte de la historia de aquel, mi primer amor”. Deja grabadas cientos de sus canciones. Y también con su voz las letras de otros: Los ejes de mi carreta o la vida de Callejero, el perro del barrio que vagaba de casa en casa, porque era de todos y de nadie.

III. ¿Por qué se hizo llamar Alberto Cortez sabiendo que existía un cantante peruano homónimo, por lo que llegó hasta los tribunales? La interrogación persistirá. Hasta el final siguió llamándose con ese seudónimo; y al morir, más vivirá el producto de esa poética imaginación musical. Nos quedamos, pues, con el Alberto Cortez del… “Pero sé, bien que sé, que algún día también me moriré. Si ahora vivo contento con mi suerte, sabe Dios qué pensaré, cuando mi muerte, cuál será en la agonía mi balance, no lo sé, nunca estuve en ese trance. Pero sé bien que sé, que en mi viaje final escucharé, el ambiguo tañer de las campanas, saludando mi adiós, y otra mañana, y otra voz, como yo, con otro acento, cantará a los cuatro vientos… Qué suerte he tenido de nacer”. Con ese optimismo humanista nadó océanos y mares, para arribar a tierras de todo el mundo y dejar testimonios como: “Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo”. Verso con el que recordamos a Miguel Ángel Granados Chapa, el otro Francisco Zarco. Uno de los prologuistas de la Crítica del Discernimiento o la Facultad de Juzgar: Salvador Mas (el otro es: Roberto R Aramayo, libro que explica la Estética kantiana), escribe que respecto a la experiencia de lo bello y el placer, de acuerdo con Kant, “sentimos siempre y necesariamente cuando experimentamos algo como bello”. Así que quienes admiramos las canciones y poemas de Alberto Cortez, hacemos juicios sobre lo bello y sobre lo agradable o placentero.

Ficha bibliográfica:

Autor:        Alberto Cortez

Título:        Equipaje y Soy un ser humano

Editorial:    Pomaire, S.A. y Plaza&Janés

Álvaro Cepeda Neri

[MISCELÁNEO] [EX LIBRIS]

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