I. Entre las lecturas indispensables para la información-formación en cualquier momento de nuestra vida están las obras de Homero: La Ilíada y La Odisea, vasos comunicantes de nuestra historia que inicia con los griegos. Y con mayor razón si se ha leído de Caroline Alexander (1956): La guerra que mató a Aquiles. La verdadera historia de la Ilíada. Con notas, lecturas recomendadas e índice analítico, en 10 capítulos narra la vida de Aquiles, para quien la vida es totalmente superior para perderla –como mortales– antes de su final; y mucho menos anticiparla por una guerra contra los troyanos. Éstos son los versos en prosa de Homero por boca de Aquiles: “Hay dos clases de destino que me han llevado/hacia el día de la muerte. Si me quedo aquí/ y lucho al pie de la ciudad de los troyanos/nunca volveré a la tierra patria, pero mi gloria será eterna/y si regreso a casa, a mi querida tierra patria/no brillará mi gloria, pero tendré una larga vida/y mi final en la muerte no llegará tan rápido/Y éste sería el consejo que les daría también a otros:/zarpad de vuelta a casa”.
II. Con licenciatura, maestría y doctorado en clásicas, la autora centra su investigación-interpretación en el protagonista principal de La Ilíada: el de los pies ligeros, hijo mortal de la diosa Tetis; quien para convertirlo en inmortal, lo toma de los talones para sumergirlo en un río sagrado, quedando éstos como las partes que lo hacen vulnerable, y mortal, como sucede al final de la epopeya. “La Ilíada de Homero describe los acontecimientos que sucedieron en muy pocos días del último año de la guerra de Troya… no abarcan lo que fue sin duda uno de los momentos más transcendentales de todo el ciclo de la guerra: la muerte de Aquiles… alcanzado por una flecha en el tobillo, perseguido por Paris a Apolo”. Varios son los héroes de una guerra donde participan los dioses, Zeus, el principal, y su mensajera Iris, para informar la victoria de los aqueos-griegos tras la estratagema del archiconocido Caballo de Troya, la gigantesca pieza que escondía a los griegos que salieron de noche cuando los troyanos dormían tras una fiesta. Así permiten que Aquiles persiga a los troyanos al interior de su ciudad, donde es víctima de una flecha en su talón. Como dato al margen, la frase “talón de Aquiles” hace referencia a la parte débil de cualquier cosa.
III. Es una obra extraordinaria “que trata de lo que trata La Ilíada; trata de lo que La Ilíada dice de la guerra”. Y de indispensable lectura, pues nada como mirar el pretérito a través de ella; que además provoca volver a las páginas de Homero, ahora que el mundo islámico y su profeta (¡otra vez los profetas armados de las religiones: Mahoma, Buda y Cristo!) han iniciado una guerra a muerte del “ojo por ojo, diente por diente”, orillando a la humanidad a una guerra más… o la tercera… ¿y última? Pues suplantada la “política como continuación de la guerra” –diría Karl von Clausewitz– regresan esas acciones devastadoras. A propósito del tema, consultar: Michael Walzer, Guerras justas e injustas (Paidós); Raúl Sorh, Las guerras que nos esperan (ediciones B); Varios autores, Sociedades en guerra civil (Paidós); Mary Kaldor, Las nuevas guerras (Tusquets), y Clausewitz, De la guerra (La esfera de los libros). La obra nos lleva a un mundo de cuyo pasado se renuevan las guerras en nombre de religiones, venganzas y reacciones que ponen a la humanidad en una nueva crisis, donde la decisión es con el título de Tolstoi: La guerra y la paz.
Ficha bibliográfica:
Autora: Caroline Alexander
Título: La guerra que mató a Aquiles (traducción de José Manuel Álvarez Flores)
Editorial: Acantilado, 2015
Álvaro Cepeda Neri
[BLOQUE: OPINIÓN][SECCIÓN: EX LIBRIS]
Contralínea 473 / del 01 al 07 de Febrero de 2016