Georg Simmel (1858-1918) fue uno de los más sobresalientes sociólogos. De formación kantiana tras estudiar a Immanuel Kant, y neokantiano por su filiación a la Escuela de Marburgo, que encabezó Hermann Cohen (1842-1918). Reimpulsó el racionalismo, la ética como ciencia del derecho, la estética como creaciones de artes y la lógica como raíz del pensamiento científico. Simmel propuso que el estudio de las interacciones de socialización de la humanidad, en una concepción “de todo lo humano” desde la perspectiva social y atendiendo a todo lo que ya está “tratado en las ciencias existentes” fuera el objeto de la sociología. Su obra, amplísima y rigurosa, abarca una gran variedad de temas: Pedagogía escolar; Schopenhauer y Nietzche; Goethe; Cultura femenina; El individuo y la libertad; Filosofía del dinero, y su clásico: Sociología: estudios sobre las formas de socialización.
En su ensayo El pobre, reflexiona sobre la obligación de la sociedad y los gobiernos para correr en auxilio de las personas y ciudadanos: “esta relación […] explica la particular implicación de deberes y derechos que hallamos en la asistencia a los pobres, propia del Estado moderno, pues el pobre […] también es un ciudadano y como tal, participa de los derechos que la ley concede […] como correlato del deber del Estado de socorrer a los pobres”. Con traducción de Javier Eraso Ceballos e introducción de Jerónimo Molina Cano, el texto cobra actualidad cuando los estragos del neoliberalismo económico (máscara del capitalismo salvaje), tienen a casi tres cuartas partes de la humanidad a punto de crear nuevas revoluciones contra los gobiernos corruptos y la voracidad de los ricos.
Según Simmel, “el descontento que desemboca en las grandes revoluciones, se alimenta de tantas y, a menudo, opuestas fuentes, que no sería posible unirlas en una finalidad objetiva”. Empero, esto no es absoluto, pues la Revolución de 1810 en nuestro país, la de 1917 en Rusia, etcétera, fueron motivadas por la miseria. El autor intercede por ese sector, constante en las sociedades desde el amanecer de la historia… “Pobreza que se manifiesta en todas las capas sociales”. Por eso, es deber de la solidaridad social ayudar a los pobres, y los gobernantes, con los impuestos recabados, han de satisfacer estos derechos: seguro de desempleo, servicios médicos, educación gratuita, ayuda a los ancianos, comedores gratuitos. “El deber de asistencia puede entenderse como simple correlato del derecho del pobre, que se extiende hasta… las limosnas, para quienes se ven empujados a la mendicidad”. Y apunta que las peticiones de los pobres (que algunas religiones predican como buenas obras) han de “considerarse como actos solidarios de la humanidad”. Hay teorías que proponen no ayudar a los pobres, para que éstos se decidan por las revoluciones; otras, que se les asista “para que no se convierta en un enemigo activo y dañino de la sociedad”. Simmel propone ayudar a los pobres, como el dualismo de deberes y derechos “que hallamos en la asistencia a los pobres, propia del Estado moderno”.
Ficha bibliográfica:
Autor: Georg Simmel
Título: El pobre
Editorial: Ediciones Sequitur, 2011
*Periodista
Fuente: Contralínea 290