Cumplidos los 70 años de edad, Vicente Hugo Aboites Aguilar es designado rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) para el periodo 2014-2018. Para el caso de otras universidades, el rector es el “jefe nato”. En la UACM es tan sólo un administrador, un representante legal, una figura contemplada en un artículo transitorio, asegura.
Ya entrado en el cargo, la mano lista para firmar un documento relativo a la operación de la Universidad que representa, Hugo Aboites, doctor en educación por la Universidad de Harvard, se muestra contento y agradecido con su nombramiento. Asegura que “es privilegio estar en la UACM”; estar ausente sería, en cambio, “como perderse un gran acontecimiento histórico”.
—¿Cómo se conjuntaron los grupos políticos de la UACM para que usted pudiera llegar a la Rectoría universitaria? –se le pregunta.
—Yo soy el primer sorprendido. Yo he hecho, casi toda la vida adulta, todo lo necesario para no ser rector. Y ahí lo paradójico es que eso termina siendo un factor para que yo sea rector…
Desde una modesta construcción de tres niveles, sede de la Rectoría universitaria, Hugo Aboites habla sin reserva de la labor que hasta el momento ha desempeñado: estar a favor de causas estudiantiles y en defensa de la educación pública y, en consecuencia, brindarles apoyo. Es el caso, por ejemplo, del Consejo General de Huelga, las luchas en contra de la evaluación estandarizada, el movimiento de estudiantes rechazados, las manifestaciones en defensa del normalismo y las movilizaciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Al final, dice, la gente apreció esta trayectoria, hecho que influyó en su reciente nombramiento. Su productividad académica en temas de educación superior habría influido entre los sectores menos militantes que integran la UACM y a quienes les interesaba, sobre todo, tener como rector a una persona con seriedad académica, infiere.
A decir de Hugo Aboites, autor del libro La medida de una nación. Los primeros años de la evaluación en México: Historia de poder y resistencia (1982-2012), otros factores pudieron pesar entre los individuos y grupos que le otorgaron su voto: que se registraron sólo dos candidatos (“un factor no muy agradable”) y que él es externo a la UACM, por lo que no se le asocia con ninguno de los grupos ya conformados al interior de esa casa de estudios. Quizá también influyó que a los “70 años tiene uno más cara de rector que si está uno más joven”, comenta sonriente el también licenciado en filosofía.
Más que al efecto de una persona en concreto, para el exsecretario general del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana, su designación como rector es producto del esfuerzo deliberado de varios grupos que antes “no habían coincidido mucho”; pero que ahora se unieron en torno al fortalecimiento de la UACM, “hecho históricamente importante” para esta institución educativa.
—¿Observa algún tipo de oposición hacia su rectorado y proyectos?
—Hay grupos muy críticos. Yo he hablado ya con ellos. Les he dicho dos cosas: primero, que tienen la más absoluta libertad de expresión y, segundo, que toda administración necesita que la critiquen porque es una manera de tener un referente respecto de qué se está haciendo bien y mal. Pura gente que dice que todo está bien no es un buen acompañamiento a una administración.
“Creo que los grupos con que me he entrevistado son pensantes. Pero sí noto que hay algunas personas que tienen unas posiciones que, diría yo, son un poquito más viscerales que posiciones políticas; no es un grupo constituido, son personas específicas que así fuera otra persona rector, también tendrían la misma postura.”
—¿Y desde el punto de vista del proyecto de la UACM, identifica a algún grupo que quiera hacer de esta Universidad un proyecto similar al de otras?
—No hay un grupo organizado deliberadamente en torno a eso. Lo que sí hay son colegas académicos y estudiantes que quisieran ver aquí reflejado lo que ocurre en otras universidades: dar prioridad a instalaciones deportivas, tener premios, que hubiera examen de selección o que hubiera cuotas. Sí hay gente que piensa eso: que deberíamos ser más normales en el sentido de más acomodados a eso.
El pasado 9 de mayo, el Tercer Consejo Universitario, máximo órgano de gobierno de la UACM, sesionó durante más de 10 horas con el objetivo de designar a un nuevo rector. Hugo Aboites, quien hace 4 años contendió por el mismo cargo, obtuvo la mayoría calificada en la segunda ronda de votaciones: 27 votos a favor, 9 en contra, 3 abstenciones.
—¿A partir de su formación, sus conocimientos y experiencia, qué puede aportar al proyecto UACM? –se le pregunta al actual rector.
—Una visión de contexto de la educación superior que ayude a revalorar este proyecto y a plantear orientaciones que pueden permitirle que aflore todo o mucho más de su potencial.
Hugo Aboites quiso, indudable, ser parte de la UACM. Y es que, asegura, se trata de un proyecto “inédito” e “interesante” puesto que “materializa todo 1 siglo de luchas universitarias”: desde la de 1929 para evitar que el presidente de la República nombrara el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, hasta la de 1999 en la que el Consejo General de Huelga pugnó por gratuidad, democracia y mayor libertad de acceso a la máxima casa de estudios de país.
El 26 de abril de 2001, por decreto oficial, se creó la UACM. Casi 4 años después obtuvo su autonomía. Su carácter público, el ingreso irrestricto, la no exclusión, la flexibilidad y el apoyo a quienes más lo necesitan son parte de los principios que rigen formalmente a esa casa de estudios. También la caracteriza la peculiar composición de sus órganos de gobierno que apunta a la horizontalidad.
A diferencia del grueso de las instituciones de educación superior en el país, sean públicas o privadas, en esta Universidad el mecanismo de ingreso estudiantil es por sorteo y no por examen de selección; a los alumnos no se les cobran cuotas de inscripción, colegiaturas, materiales o uso de equipo e instalaciones.
En este sentido, el rector comenta que se prevé la construcción de un plantel universitario en Milpa Alta, iniciativa de los comuneros de la zona, quienes están dispuestos a ceder un terreno de 10 mil metros cuadrados para tal fin. Un Comité Académico ya discute sobre las peculiaridades de ese plantel. Se trata, detalla, de una universidad no tradicional que buscará responder a las necesidades educativas de esa comunidad que no es totalmente rural ni urbana.
Señala, por otro lado, que aunque la UACM cuenta con la Coordinación de Difusión y Extensión Universitaria, poco se ha hecho en este segundo rubro. Por ello, su gestión impulsará el proyecto de “universidad extendida” que consiste en la creación de centros universitarios en cada una de las 16 delegaciones que integran la Ciudad, mismos que ofrecerán actividades culturales y artísticas.
En resumen, la apuesta es convertir a la UACM en patrimonio de la Ciudad, comenta el doctor en educación. Y es que, justifica, “pocas ciudades en el mundo tienen el privilegio de tener una universidad cuya vocación y misión fundamental sea la propia ciudad”.
Hugo Aboites refiere diversos temas de atención en aras de cumplimentar el objetivo trazado. Uno de éstos aterriza en terminar la construcción de un edificio en el plantel San Lorenzo Tezonco y de un auditorio en el plantel Cuautepec, mismos que, al estar a medio edificar, representan una pérdida de dinero para la institución.
Respecto del quehacer sustantivo de la Universidad, la tarea consiste, en primera instancia, en resolver el problema del egreso estudiantil (hasta ahora sólo se han titulado entre 450 y 460 alumnos) a través de ampliar las vías de titulación, pues hasta el momento la única posible es la tesis. Prácticas profesionales, artículo científico e innovaciones tecnológicas, científicas y sociales figuran entre las opciones contempladas en un nuevo reglamento de egreso que ya se discute en el Consejo Universitario.
Entre las prioridades de la nueva administración destaca la elaboración de un plan integral de desarrollo y del estatuto del personal académico y administrativo, mismos de los que carece la institución. También, el rediseño del tabulador de salarios, ya que el existente está “muy desorganizado”, al grado de que “hay gente que hace lo mismo y que gana salarios radicalmente muy distintos”.
“Escuchar y escuchar una y otra vez” es la premisa bajo la cual pretende conducir su rectorado. En congruencia con ello, Hugo Aboites ha visitado ya todas las sedes de la UACM y establecido, así, comunicación “directa” con las comunidades. Comenta, asimismo, que su equipo de trabajo estará integrado por personas de distintos grupos, como un esfuerzo deliberado por demostrar que “sí podemos trabajar juntos, que sí se puede llegar a alianzas productivas institucionalmente hablando”.
—¿Con qué sectores de la comunidad se ha reunido y cuáles son los principales temas de preocupación que le han manifestado? –se le pregunta.
—La preocupación depende de cada plantel. Hay cuestiones específicas en cada plantel, pero hay también preocupaciones comunes.
“Las reuniones se llevan a cabo de forma amplia: una especie de asamblea con estudiantes, profesores, trabajadores administrativos, técnicos y manuales. Yo digo algunas palabras, luego se abre una ronda de preguntas y se van contestando.”
Entre los temas de preocupación común destacan, según refiere Hugo Aboites, la falta de personal académico, de laboratorios, y de técnicos y profesores que auxilien las prácticas de laboratorio. Además de ciertos casos de violencia registrados en los planteles universitarios, en específico en Cuautepec.
—¿Con qué personas, organizaciones o instituciones prevé establecer alianzas la UACM?
—Más que alianzas serían relaciones. Ya tenemos una relación con distintas universidades que por ser alternativas tienen problemas de reconocimiento. Y la UACM, con una generosidad obligada, les da cobijo al revalidarles sus estudios. Y universidades como la Unisur (Universidad de los Pueblos del Sur), en Guerrero, pero no es la única.
El tema del presupuesto es fundamental si el propósito es fortalecer a la UACM. No obstante, Hugo Aboites considera que “no hay suficiente para el ritmo y el grado de crecimiento” que ha logrado esta casa de estudios. El rector universitario habla, incluso, de “maltrato presupuestal”, puesto que la inversión anual por alumno es de 70 mil pesos, mientras que en otras instituciones educativas es de 110 mil y 115 mil pesos.
—¿Tiene alguna propuesta de presupuesto para presentar a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal el próximo año? –se le pregunta.
—La empezamos a elaborar en agosto o septiembre [próximos].
—¿Qué presupuesto necesita la UACM para llevar a cabo su labor con dignidad?
—Tomando el punto de referencia externo, por lo menos 100 mil pesos por alumno. Ése es un referente. El otro es la Ley de la UACM, que establece 3.4 salarios mínimos generales anuales vigentes en el Distrito Federal por cada estudiante. Otro punto de referencia serían universidades que tienen un incremento de matrícula igual o menor que el nuestro y que reciben más recursos. Y uno más, el analizar la demanda que tenemos, el crecimiento de la matrícula, y hacer una proyección de cuánto dinero nos costaría esto.
Hugo Aboites cuenta que, posterior a su elección, se reunió con Héctor Serrano, secretario de Gobierno del Distrito Federal, para abordar temas como el de las becas estudiantiles, la construcción de un plantel universitario en Milpa Alta y el traslado de la Rectoría universitaria a El Parián, inmueble ubicado en el Centro Histórico de Coyoacán. A decir del doctor en educación, la respuesta del funcionario fue “positiva” y el encuentro “cordial”.
—¿Encuentra un ánimo adecuado entre los gobernantes para poder llevar a cabo los proyectos trazados, entre ellos el tema presupuestal?
—Más que el ánimo, yo creo que el contexto electoral o político cambia radicalmente del año pasado a 2015. Es decir, éste sería un presupuesto en la víspera de un proceso electoral muy incierto, incluso para el PRD [Partido de la Revolución Democrática]. Entonces ahí hay una decisión que tienen que tomar los asambleístas: ¿Cómo quieren presentarse en el terreno de la educación superior frente a los votantes? ¿Como un partido que alienta el que haya un lugar para sus hijos en la Ciudad de México o como un partido que pichicatea los recursos para la única universidad de la Ciudad de México?
Ni financiamiento privado, ni autogenerado, ni vía cuotas. Esto no está entre los planes del actual rector. Explica que su gestión se mantendrá al margen de las grandes empresas, quienes buscan que los posgrados y programas de investigación sean favorables a sus inversiones. También rechaza la mercantilización de los procesos educativos puesto que ponen en riesgo el verdadero sentido de la Universidad: ¿para qué se produce el conocimiento: para venderlo o para mejorar la vida de los habitantes?
—¿Cuál sería la estrategia para crecer sin comprometer el proyecto educativo de la UACM que, por esencia, es contrario a la política educativa nacional?
—La estrategia es moverse de manera muy cautelosa, pero al mismo tiempo muy firme en estos puentes en donde tiene que transcurrir la relación entre la Universidad y el Estado, por ejemplo, el financiamiento. Es decir, somos respetuosos pero exigimos un financiamiento suficiente. En lo que se refiere a la intervención política de algún gobierno también: con buenas maneras, pero decimos no.
“Lo que no podemos hacer es colocarnos en una posición de hipersensibilidad que resulte contraproducente: que un hecho que es burocrático enteramente y que no tiene ningún fondo o intención política, lo interpretemos como una agresión a la Universidad.”
Como parte de la estrategia de fortalecimiento institucional, Hugo Aboites buscará incorporar a la UACM a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Esto en aras de plantear solicitudes de financiamiento unificadas o de “introducir en ese ámbito discusiones que no se dan en la educación superior”. Refiere que si hasta la fecha no se ha concretado la adhesión a la ANUIES es porque la UACM no cubre aún todos los requisitos para ello, tales como contar con un estatuto del personal académico.
El 4 de marzo de 2013, Esther Orozco Orozco, entonces rectora de la UACM, fue revocada de su cargo por violaciones graves a la legislación universitaria y a los acuerdos del Consejo Universitario, entre otras causas de responsabilidad. Tres días después, el Tercer Consejo Universitario nombró a Enrique Dussel Ambrosini como encargado interino de la Rectoría.
Con ello, la Universidad creada hace 13 años puso fin al más importante y prolongado conflicto de su historia. Un conflicto que, tal como lo ha reconocido la propia institución, “implicó una grave crisis”.
Hoy, trascurridos 14 meses, un nuevo personaje asume la batuta de esta casa de estudios. Se trata de Hugo Aboites, quien antes se desempeñó como profesor-investigador del Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana.
A decir del doctor en educación, la UACM ha recobrado su normalidad: “La maquinaria institucional está funcionando con su propio dinamismo; veo algunas áreas de problema, pero también veo esta otra parte de mucha vitalidad en la Universidad”, manifiesta.
—¿La administración de Enrique Dussel logró resolver todos los conflictos que se generaron con Esther Orozco? –se le pregunta.
—No. Todavía tenemos actos de violencia. Acaba de ocurrir uno en Cuautepec, estrechamente ligado con los dos grandes bandos que se hicieron en ese momento.
¿A 13 años de operación, es necesario ajustar el proyecto? La respuesta de Hugo Aboites es afirmativa. Precisa que es importante revisar el sistema de certificación de los alumnos “porque en momentos parece que es una redundancia tener dos evaluaciones”. Y es que, explica, además de la evaluación por parte del titular del curso, los conocimientos y las competencias básicas del alumno pasan por el escrutinio de un Comité de Certificación.
Otro de los ajustes, a decir del actual rector, tiene que ver con la planta docente. Esto porque aunque hay profesores que están muy comprometidos con el trabajo académico y con el quehacer científico, no necesariamente lo están con el modelo educativo de la UACM. En consecuencia, dice, deben retomarse los cursos de introducción a este modelo, mismos que se han dejado de impartir, así como establecer criterios de dictaminación para el ingreso que tomen en cuenta “la relación que puede tener un académico con un proyecto de esta naturaleza”.
—¿Se vacunó la UACM de una problemática como la que se vivió durante el rectorado de Esther Orozco, es decir, no observa usted ahora o en el futuro un nuevo intento de las autoridades del Distrito Federal por tratar de controlar a esta Universidad?
—No, no, absolutamente. No observo nada. Creo que el conflicto dejó lecciones para todo mundo. Y yo creo que esta nueva administración del gobierno de la Ciudad que recibió el conflicto sacó enseñanzas muy claras de eso. Nos tratan con mucho respeto. No nos piden cosas que puedan lastimar la autonomía o cosas por el estilo.
Para el nuevo rector universitario, el cuarto en la historia de esta joven Universidad, es imperativo dejar atrás el “importante grado de ensimismamiento” que generó el conflicto en cuestión. Desprenderse también de esa “cultura presidencialista” reflejada en la tendencia de ver al rector como el que puede resolverlo todo. Ésta, advierte, vacía de contenido los procesos horizontales que hay a nivel de cada plantel: “Lo que ocurre es que se va hacia arriba, y el de arriba tiene que bajar lo que podría haberse dado directa y horizontalmente”.
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