En algún momento del año, más de 17 millones de hogares estadunidenses no tuvieron comida suficiente. Mientras la pobreza se agudiza, el gobierno de Estados Unidos retira fondos para combatir el hambre
Deisy Francis Mexidor/
El recorte automático de fondos federales, en vigor desde el 1 de noviembre de 2013, dejó a la deriva a 47 millones de personas en Estados Unidos que dependen de cupones de alimentos para sobrevivir.
La coyuntura ocurre ante la falta de acuerdo en el Congreso para una Ley Agrícola y representa, de momento, la eliminación de 5 mil millones de dólares de los gastos del gobierno en el llamado Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por su sigla en inglés) el año próximo.
Según estimados, esto impactará directamente sobre el 14 por ciento de los hogares del país.
El programa de cupones de alimentos integra el proyecto de Ley Agrícola que se aprueba cada 5 años, destacan medios digitales.
Algunos críticos consideran que los recortes son resultado directo de la estrategia presupuestal del presidente Barack Obama, quien también contempla disminuciones al Seguro Social y al Medicare (el plan del gobierno para la atención médica a las personas mayores de 65 años).
Las negociaciones de la Ley Agrícola están en marcha desde el 30 de octubre entre el Senado y la Cámara de Representantes.
De concretarse estas negociaciones, eliminarían durante 10 años entre 4 mil 500 millones, que proponen los senadores demócratas, y 40 mil millones, que piden los legisladores republicanos en la Cámara de Representantes.
Sólo la versión de la Cámara de Representantes deja fuera del programa a unos 5 millones de personas y alrededor de 280 mil niños, beneficiados con almuerzos escolares gratuitos.
En 2009, cuando estalló la ola de desempleo en ese país, el 15 por ciento de la población se encontraba por debajo del nivel de pobreza oficial.
Fue entonces que la denominada Ley de Estímulo le agregó un subsidio a los pagos mensuales en cupones de alimentos.
Tal subsidio varió, pero en promedio fue de 9 mil millones de dólares anuales en correspondencia con la cantidad de estadunidenses que han necesitado los cupones de alimentación, la cual se disparó de 36 millones a la cifra actual de 47 millones de personas.
De los receptores del plan, el 15.6 por ciento son familias hispanas, según el Departamento de Agricultura, al precisar que la mayor incidencia será en los estados con alta población latina como Florida, California, Texas y Nueva York.
Las estadísticas indican también que el 76 por ciento de los hogares que reciben estas estampillas tienen un niño, persona discapacitada o adulto mayor.
Justo con la ejecución de la medida termina el apoyo federal otorgado al SNAP, que fue promovido como un estímulo en 2009 a raíz de la recesión y el desempleo en el país.
Además de la obvia disminución para poder adquirir alimentos, esto podría generar problemas de salud, como malnutrición y bajo desarrollo intelectual o desencadenar enfermedades, advierten medios de prensa.
La cadena CBS dijo que con el clima invernal muchas familias tendrán que elegir entre pagar sus cuentas de energía o comprar comida, e incluso entre ir al médico o comprar alimentos para sobrevivir.
Legisladores republicanos plantean aprobar una nueva ley reinstalando límites del beneficio de las estampillas a adultos de 18 a 50 años sin niños y sin discapacidades.
También suprimiría del programa la “elegibilidad categórica”, que ofrece este beneficio a familias que ganan poco más del nivel de pobreza pero tienen dificultades económicas, con lo cual 3.8 millones de personas se quedarían fuera.
La ordenanza impactará en cada entidad de Estados Unidos; por ejemplo, California experimentará una caída de 457 millones de dólares en el gasto para 2014, mientras Texas perderá 411 millones.
Ben Budowsky, un exasesor de importantes figuras políticas estadunidenses, calificó –en un artículo de opinión aparecido en el diario digital The Hill– que este 1 de noviembre (fecha de entrada en vigor de la medida) vivirá “en la infamia”.
Mientras el promedio industrial Dow Jones se dispara a máximos históricos y las elites estadunidenses se preparan para celebrar la temporada navideña próspera, más hambrientos son ignorados en tanto reina el silencio de los políticos y los medios los ignoran, aseguró el experto.
Los republicanos atacan “los programas para alimentar a los hambrientos con hostilidad y ferocidad”, indicó el articulista, y planteó que la mejor manera de reducir el costo del programa de cupones de alimentos es que más estadunidenses salgan de la pobreza. Recientemente el diario The New York Times señaló en un editorial que la decisión de cortar los bonos de alimentos en Estados Unidos es un insulto a los pobres y un acto de suprema indiferencia contra ese sector.
Por otra parte, el Departamento de Agricultura informó que 17.6 millones de hogares no tuvieron suficiente para comer en algún momento de 2012, al carecer de los recursos a fin de poner alimentos en la mesa.
Informes de organizaciones independientes y del gobierno advirtieron igualmente que se mantendrán elevados los niveles de pobreza, porque ha sido una tendencia al alza en la última década.
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Contralínea 365 / 16 – 22 de diciembre de 2013