Pese a que la aprobación de las vacunas y el inicio de los programas de vacunación mitigarán las crisis sanitaria y económica generadas por la pandemia de Covid-19, analistas observan para el 2021: más “gobernanza” criminal, corrupción, protestas por confinamiento, lavado de dinero, reducción de presupuestos, apoyo de grupos ilegales a empresas en quiebra, aumento del cibercrimen.
Además, el coronavirus fortalecerá las alianzas entre criminales y élites o abrirá la puerta para nuevos pactos. Estas alianzas se han forjado a lo largo de los años, e incluyen pactos para financiar elecciones, acuerdos para proteger operaciones y contratos para llevar a cabo actividades económicas lícitas e ilícitas.
“El virus ha profundizado estos vínculos, ya que las élites políticas y económicas tratan de reponer sus arcas y obtener capital para sus debilitados proyectos empresariales, lo cual, quizá no levante tantas alarmas”, apunta el informe de InSight Crime, Predicciones para 2021, la recuperación tras el virus.
“Es probable que a regiones como Latinoamérica les tome más tiempo recuperarse del virus. La distribución de la vacuna se retrasará o será desviada debido a la corrupción o a presiones políticas, y la resaca económica persistirá más tiempo que en gran parte del resto del mundo. Esto generará más caos y, por supuesto, más crimen organizado.”
Señala que a finales de 2021 en México y América Latina los mercados criminales no se verán afectados de manera permanente; de hecho, es probable que se expandan considerablemente.
Sin embargo, considera que habrá algunas “resacas” del Covid-19, así como varias tendencias que ya estaban surgiendo antes de la aparición del coronavirus, y que se han potenciado con la crisis actual. “Estas pueden tener profundas consecuencias para el panorama criminal, principalmente a favor del crimen organizado”, subraya el informe.
Más gobernanza criminal
Establece que la confianza en la gobernabilidad democrática de la región ya estaba debilitada antes del Covid y la deficiente reacción de muchos presidentes ante la crisis del coronavirus ha debilitado aún más al Estado, mientras que la respuesta de varias organizaciones criminales ha permitido que su estatus aumente en muchos lugares.
“Esto podría reforzar la idea de que son grupos criminales, y no el gobierno, los que están manejando el contrato social y proporcionando asistencia vital para las comunidades allí donde los Estados no pueden hacerlo”, enfatiza InSight Crime, una fundación dedicada al estudio de la principal amenaza a la seguridad nacional y ciudadana en Latinoamérica y el Caribe: el crimen organizado.
Más corrupción y lavado de dinero
InSight Crime predice que, en los años siguientes, los efectos sobre el mercado van a comprometer la economía regional, que ya estaba tambaleante; además, gran parte del trabajo que se había hecho para reducir la pobreza ha retrocedido debido a la crisis.
“Los presupuestos para los organismos de seguridad pueden verse afectados, y los de los programas sociales y educativos quizá sean las primeras víctimas de los recortes. El crimen organizado encontrará menos resistencia para sus actividades, más espacio para los sobornos y la corrupción, y una nueva fuente de reclutamiento”, acota.
Indica que es probable que en los próximos años haya más oportunidades para el lavado de dinero, y que disminuyan las medidas contra el blanqueo de capitales.
“Si bien actualmente hay menos dinero ilegal moviéndose a través del sistema debido a las restricciones por el Covid-19, las oportunidades pueden aumentar en el corto plazo, una vez que los negocios enciendan motores de nuevo. Es probable que los gobiernos de la región que padecen recesiones económicas ignoren el dinero sucio si este mantiene sus economías a flote”, refiere.
También es probable que el crimen organizado ayude a levantar a las empresas en bancarrota tras la crisis. Esto generará nuevas formas de blanquear ingresos criminales y permitirá fortalecer el control sobre la economía legal en áreas de influencia criminal, permitirá al crimen forjar vínculos aún más estrechos con los bloques económicos y políticos tradicionales.
Aumento de la ciberdelincuencia
La aceleración hacia una sociedad digital y sin efectivo es casi irreversible, lo que aumentan oportunidades para los ciberdelincuentes, considera InSight Crime.
“Y no se trata solo de las habituales estafas de phishing y de la clonación de tarjetas de crédito y débito durante las transacciones de los consumidores en línea, sino de efectos en todo el proceso de mover dinero, establecer empresas, crear y administrar hipotecas, y muchas otras formas de realizar negocios en línea.
A esto se añade el creciente uso del bitcoin y otras criptomonedas para pagar servicios criminales, mover dinero por el mundo sin ser detectado y blanquear fondos.
Mientras que prevalecerá el uso de comunicaciones cifradas e intermediarios para hacer transacciones, debido a que las restricciones a la movilidad han hecho casi imposible que los delincuentes lleven a cabo las reuniones en persona que suelen ser necesarias para cerrar tratos.
Por lo tanto, las estructuras criminales que tienen presencia permanente en América Latina y otras regiones, o que cuentan con intermediarios confiables, han logrado comprar drogas y organizar el transporte mucho más fácil que las que recurren exclusivamente a los encuentros en persona.
Los negocios se están realizando a través de Internet o con intermediarios, dado que no hay disponibilidad de vuelos ni opciones para reunirse cara a cara. Es probable que los viajes aéreos sea lo último que se recupere por completo.
Por supuesto que el uso de estos intermediarios no es nuevo, pero su aparición durante esta época en ciertas redes puede dar lugar a un nuevo subgénero de organizaciones criminales en torno a ellos.
Efecto prolongado y un nuevo comienzo
Una vez las vacunas se administren y la vida vuelva a la normalidad, InSight Crime cree que muchas economías criminales se recuperarán rápidamente. A medida que los principales mercados de drogas de Europa y Estados Unidos se reactiven en el segundo semestre de 2021 y se levanten las restricciones sociales, habrá una explosión en el consumo de drogas dado que la gente, confinada durante tanto tiempo, celebrará su liberación.
Es probable que la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca determine un cambio significativo en la estrategia del coronavirus, un nuevo compromiso entre Estados Unidos y América Latina y un enfoque más estratégico frente al crimen organizado transnacional.
Es probable que la Casa Blanca reconstruya la necesaria cooperación internacional y que centre la ayuda en la construcción de la resiliencia nacional no solo frente al malestar económico causado por el virus sino además frente al crimen organizado en toda la región, que se está beneficiando de la pandemia.
Los principales mercados de consumo del mundo (y los que van de primeros en la fila para recibir vacunas) podrán volver a sus acostumbrados negocios hacia el segundo semestre de 2021. América Latina y el Caribe sin duda quedarán rezagado, pero las estimaciones más optimistas sostienen que el virus estará controlado en el hemisferio occidental para finales de 2021.
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