Tres cárteles y tres pandillas devastan Morelos

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Nancy Flores / @Nancy_Contra

Los cárteles Jalisco Nueva Generación, de los Beltrán Leyva y La Familia Michoacana, así como tres violentas pandillas ligadas a éstos, asolan Morelos. En juego, la ruta Ciudad de México-Guerrero

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Tres grandes cárteles de la droga y tres violentas pandillas operan en Morelos, revela el más reciente informe de las organizaciones criminales de la Procuraduría General de la República (PGR). Éstos se disputan el control del corredor de drogas Ciudad de México-Morelos-Guerrero.

Los cárteles Jalisco Nueva Generación, de los Beltrán Leyva y La Familia Michoacana son las tres grandes organizaciones criminales que controlan el trasiego y comercio de estupefacientes, así como otros delitos de alto perfil en la entidad.

El oficio de la PGR SJAI/DGAJ/03749/2016, con fecha del 8 de marzo de 2016, indica, además, que en el estado gobernado por el perredista Graco Ramírez operan otras tres pandillas a las que se les atribuyen actos extremadamente violentos: Los Rojos, Guerreros Unidos y La Empresa.

El doctor Alfonso Valenzuela Aguilera, investigador en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, explica en entrevista que “en el caso de Morelos sí hay distintos cárteles que surgen a partir del desmembramiento del Cártel de los Beltrán Leyva cuando, en 2009, llega la [Secretaría de] Marina y mata a Arturo Beltrán Leyva. A partir de ahí se empieza a desmembrar este gran cártel y se hacen pequeños grupos delictivos muy relacionados y muy conectados con esta ruta que va de la Ciudad de México hacia Guerrero. En esta zona tenemos un corredor muy importante de la droga”.

Fue el 17 de noviembre de ese año cuando Beltrán Leyva, alias el Barbas o el Jefe de Jefes, fue ejecutado en su domicilio ubicado en Cuernavaca por elementos de la Marina.

La célula delictiva de Los Rojos está vinculada al Cártel de los Beltrán Leyva; mientras que la PGR liga a La Empresa con La Familia Michoacana. En el caso de Guerreros Unidos –también conocida como La Nueva Empresa–, indica que se trata de una pandilla que desertó de La Familia Michoacana y ahora trabaja de manera independiente.

La información de la PGR refiere que en México existen, en total, nueve grandes cárteles de la droga: además de los tres que tienen presencia en Morelos, están el del Pacífico o Sinaloa, Los Zetas, el Cártel del Golfo, Los Caballeros Templarios, los Arellano Félix y los Carrillo Fuentes. Aunado a lo anterior, hay 36 células delictivas y pandillas vinculadas a éstos.

Para Valenzuela Aguilera, autor del libro La construcción espacial del miedo (Juan Pablos Editor, 2016), el impacto que ha tenido la guerra contra el narcotráfico en el territorio es la característica más importante hoy en día.

El hecho de “que cada grupo delictivo se apropie del territorio pues es una herramienta fundamental para el desarrollo de esta industria del narcotráfico. Se requieren las rutas tal cual como se requieren para el transporte de otro tipo de mercancía; entonces la propiedad o el control de las rutas como estas plazas que son los centros donde se distribuye o se vuelve a empaquetar o a redirigir los cargamentos a otros lugares pues son zonas muy importantes para el crecimiento de un grupo delictivo particular”.

Residencia de cárteles

Morelos no sólo ha sido el lugar de residencia de los líderes máximos del Cártel de los Beltrán Leyva, sino un punto medular para el negocio del narcotráfico.

Sobre la presencia de los cárteles en esa entidad asolada por la violencia, el gobierno de Graco Ramírez conoce por lo menos la lucha que libran Los Rojos y Guerreros Unidos por el control territorial. Así lo descubre la declaración que diera el propio gobernador el pasado 5 de enero tras el asesinato de la alcaldesa de Temixco, Gisela Mota, cuando el perredista señaló a la prensa local que el crimen estaba vinculado a la disputa entre estos grupos criminales.

En el mapa local de adicciones –dado a conocer por el Consejo Estatal de Población de Morelos en el Boletín demográfico de junio de 2015– se revela que los municipios con los índices más elevados de adicción son, a su vez, los que tienen mayor densidad de población: Temixco, Cuernavaca, Cuautla, Jiutepec, Emiliano Zapata, Tepoztlán, Xochitepec, Jojutla y Zacatepec.

En entrevista, Juliana García Quintanilla, coordinadora de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, señala que “las zonas de riesgo tienen que ver más con las colonias populares donde no hay alumbrado público eficiente; el transporte es inseguro, y a pesar de que hay señalamientos en los puntos donde hay muchos asaltos no se pone la atención debida; los patrullajes que deberían hacerse en las zonas difíciles, inseguras para la población, no está dándose; más bien se presenta un panorama de sí poner en el zócalo de la ciudad los patrullajes para que los turistas, la gente que viene a visitar Morelos, vea que sí se está cuidando la seguridad, pero son lugares en donde no se requieren esos patrullajes”.

En el Boletín demográfico se indica que las drogas ilícitas de mayor consumo entre los pacientes a tratamiento en Morelos son mariguana, cocaína, inhalables y crack. Además, datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Público apuntan que en la entidad se han abierto 556 averiguaciones previas o carpetas de investigación por delitos federales relacionados con el tráfico de drogas, entre 2014 y enero de 2016.

La defensora de los derechos humanos Juliana García observa que el tema del narcotráfico ha servido, sin embargo, para crear un círculo de impunidad: “Desafortunadamente cuando hay un asesinato violento de una persona, los policías que van a hacer el levantamiento del cuerpo inmediatamente lo atribuyen a la delincuencia organizada, al narcotráfico. Y por ese simple hecho ya no es motivo de investigación; por lo tanto no van a encontrar un responsable. Entonces lo que hacen es fomentar la impunidad: los agresores siguen viendo que las autoridades se justifican con que son actos de la delincuencia organizada y son ajustes de cuentas que, entonces, no le toca a la autoridad investigar”.

García Quintanilla refiere que el gobierno ya sabe dónde se localiza el narcotráfico y la delincuencia organizada, por tanto ahí tendrían que encaminar sus fuerzas y lograr las detenciones de las bandas delictivas. “Eso ayudaría a disminuir los niveles de crecimiento de estos grupos que finalmente están fortaleciéndose porque no hay un control y no hay una manera ordenada, organizada, desde la administración de procuración de justicia para frenar este crecimiento. Porque sí hay un mayor número de casos de violencia que le atribuyen, algo que ni si quiera nos consta”.

El Cártel Jalisco Nueva Generación

La organización criminal conocida como Cártel Jalisco Nueva Generación, con presencia en Morelos según la información de la PGR, se escindió del Cártel de Sinaloa en 2010. Desde entonces se ha convertido en el grupo con el más rápido crecimiento en México, refiere el documento Mexico: updated assessment of the major drug trafficking organizations’ areas of dominant control, de julio de 2015, elaborado y desclasificado por la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por su sigla en inglés).

Para la DEA, este cártel utiliza sus alianzas y explota las debilidades de los cárteles rivales para hacerse cargo de nuevos territorios o aumentar su presencia en áreas que ya están bajo su control.

A la supuesta desintegración de Los Caballeros Templarios (en 2015) y las luchas internas por el poder y el caos sufrido por el Cártel del Golfo y Los Zetas, la DEA les atribuye el florecimiento y ampliación de la presencia territorial del Cártel Jalisco Nueva Generación en entidades como Michoacán. Con más territorio, señala el documento, esta organización se encuentra en una posición privilegiada para incrementar sus negocios de tráfico de drogas, su riqueza y su influencia en México.

De acuerdo con información de la PGR, este grupo criminal se ha dedicado al trasiego de drogas empleando parte de la ruta del pacífico, principalmente el puerto de Manzanillo, Colima, donde ha coordinado la recepción de cocaína y efedrina, procedentes de Colombia y China (boletín de prensa 154/12, del 12 de marzo de 2012).

Los Beltrán Leyva

El Cártel de los Beltrán Leyva, también con operaciones en Morelos, fue fundado por Arturo Beltrán, aunque no siempre fue independiente. Al respecto, el análisis Mexico: organized crime and drug trafficking organizations, del Congressional Research Service de Estados Unidos, indica que hasta antes de 2008 este grupo criminal fue parte del Cártel de Sinaloa.

Los hermanos Beltrán Leyva tenían estrechos vínculos con el capo Joaquín Guzmán Loera, alias el Chapo, con su familia y con otros altos dirigentes del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, la detención de Alfredo Beltrán Leyva por una supuesta delación en enero de 2008 provocó la escisión. Desde entonces, ambas organizaciones son rivales.

De acuerdo con el análisis, esta organización ha sufrido una serie de reveses a manos de las fuerzas de seguridad mexicanas, como el asesinato de Arturo Beltrán Leyva y las detenciones de Carlos y Héctor Beltrán Leyva.

Datos de la Secretaría de Gobernación indican que tras la muerte de Arturo, la organización sufrió rupturas al interior, por lo que Martín Villegas en asociación con Arnoldo Villa Sánchez asumieron el control de las rutas para el trasiego de droga en el corredor Guerrero-Morelos-Distrito Federal (boletín de prensa 334, del 3 de julio de 2015).

La Familia Michoacana

El tercer gran cártel con presencia en Morelos es la Familia Michoacana. De éste, el análisis Mexico: organized crime and drug trafficking organizations indica que tiene sus raíces en la década de 1980.

Según el documento, La Familia Michoacana tuvo nexo con Los Zetas antes de que este último se escindiera del Cártel del Golfo. Fue en 2006 cuando La Familia decide independizarse de Los Zetas, declarando que su misión era proteger Michoacán de traficantes de drogas, incluyendo sus antiguos amigos.

De acuerdo con el análisis, de 2006 a 2010 La Familia adquirió notoriedad por el uso de extrema violencia, por sus tácticas militares aprendidas de Los Zetas, y por su “justificación” a su existencia de carácter “seudoideológico o religioso”. También porque sus miembros donaban alimentos, atención médica, escuelas y otros servicios sociales en beneficio de los pobres en las comunidades rurales.

Actualmente, algunas células de la Familia Michoacana siguen activas en el tráfico, el secuestro y la extorsión. Como cártel de drogas, se ha especializado en la producción y contrabando de metanfetaminas junto con otras drogas sintéticas, y al tráfico de mariguana, cocaína y heroína.

Los Rojos y Guerreros Unidos

De las tres pandillas que operan en Morelos, dos han captado la atención de los estadunidenses. Se trata de Los Rojos y Guerreros Unidos. A la lucha entre éstos no sólo se le ha atribuido el asesinato de la alcaldesa de Temixco, sino también la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, Guerrero (el 26 de septiembre de 2014).

El análisis Mexico: organized crime and drug trafficking organizations detalla que los ingresos de Los Rojos dependen en gran medida del secuestro, la extorsión y el tráfico de cocaína.

Respecto de Guerreros Unidos, indica que éste dirige el tráfico de cocaína a Chicago, Estados Unidos. También describe que opera principalmente en los estados del centro y del Pacífico, como Guerrero, Estado de México y Morelos.

En esa última entidad los cárteles, del narcotráfico sí están muy asentados, refiere el doctor Alfonso Valenzuela. Agrega que la violencia en Morelos ha pasado muchas fases.

Respecto de la reacción del gobierno, el autor del libro La construcción espacial del miedo indica que en el caso del Mando Único, la ciudadanía sí “siente la falta de una policía comunitaria, una policía de proximidad a la que uno puede acudir para que lo auxilien en caso de peligro. Entonces eso ha ido aumentando en Cuernavaca, y en Morelos, la sensación de desamparo.”

Nancy Flores, @nancy_contra

 [BLOQUE: INVESTIGACIÓN][SECCIÓN: SEGURIDAD]

Contralínea 486 / del o2 al 07 de Mayo 2016



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