En un Zócalo a reventar, con el júbilo de centenas de personas que coreaban “es un honor estar con Obrador” –como no se veía en meses por la pandemia–, el presidente Andrés Manuel López Obrador reivindicó su militancia en la izquierda, prometió más apoyos para los más desposeídos del país, defendió sus políticas sociales y aseguró que están sentadas las bases para la transformación de México.
A 3 años de haber asumido la Presidencia de la República, el primer mandatario aseguró que en casi todas las comunidades de México la gente cuenta con una ayuda “para mitigar la pobreza y mantener viva la esperanza en el porvenir”. Señaló que su gobierno ya está cumpliendo con aumentar la pensión a 9 millones de adultos mayores de 65. Y prometió que se aumentará “la pensión para niñas y niños con discapacidad, y estamos acordando con los gobiernos estatales extenderla a todas las edades, hacerla universal. A partir de enero del año próximo aumentará el monto de las becas a estudiantes de familias pobres de prescolar hasta a nivel superior, de modo que cuando en los últimos 3 años se les incorporará el porcentaje de la inflación”.
Indicó que estas becas benefician a 11 millones de estudiantes de escasos recursos económicos, lo que implica una inversión de 75 mil millones de pesos anuales, por lo que lo calificó como un programa sin precedente en México.
El presidente consideró que la pandemia no desembocó en una crisis de consumo gracias a las remesas históricas que los migrantes mandan a sus familias, pero también “a los apoyos de los Programas de Bienestar, que llegan y se aplican de abajo hacia arriba, no como antes, que primero eran los de arriba, porque decían que, si llovía fuerte arriba, goteaba abajo, como si la riqueza fuese permeable o contagiosa. ¡Que se vayan al carajo con ese cuento!”
Respecto de la gravedad del problema de inseguridad que heredó, destacó que no ha “caído en la tentación de combatir la violencia con la violencia. Hemos acreditado con hechos nuestra convicción humanista, demostrando en la práctica que el mal debe enfrentarse haciendo el bien, que la paz es fruto de la justicia, que el ser humano no es malo por naturaleza y que son las circunstancias las que llevan a algunos a las filas de la delincuencia”.
En materia de seguridad social, expuso que el sueño que quiere convertir en realidad “es que al final del gobierno el sistema de salud pública permita que cualquier persona, sin importar su condición económica, social o cultural, sea atendida como lo merece, con médicos, especialistas, estudios y medicamentos gratuitos y que la salud deje de ser en definitiva un privilegio y se convierta en un derecho universal de nuestro pueblo”.
En medio de la pandemia de Covid-19, aseguró que garantizar la salud pública ha sido todo un desafío. “La corrupción en el sector salud llegó al extremo de que antes un pequeño grupo de proveedores de medicinas, entre los que se encontraban políticos corruptos del viejo régimen, vendían medicinas, no sólo a precios exagerados, sino incluso adulteradas o de bajísima calidad. Además, durante el periodo neoliberal fue tanto el abandono de la educación pública, que no contamos desgraciadamente con los médicos que necesita el país. Deberíamos tener tres médicos por cada mil habitantes y sólo tenemos 1.2”.
Respecto de la atención a la pandemia, dijo que ésta ha permitido a su administración regresar al plan original de cuatro puntos para mejorar los servicios de salud: médicos, medicamentos, buenas instalaciones y basificación a los trabajadores del sector. “Está en marcha el programa de formación de médicos generales y se han ampliado las plazas para residentes o especialistas. La creación de nuevas escuelas de medicina como la Escuela de Medicina del Gobierno de la Ciudad de México y las 40 escuelas de medicina y enfermería del Sistema de Educación ‘Benito Juárez’ nos han permitido tener más espacios para terminar con la absurda política de rechazar a quienes desean estudiar”.
Asimismo, indicó que se han abierto nuevos espacios de formación en hospitales de la Secretaría de Salud, el Issste, el IMSS, Pemex, la Sedena, Marina. “Esto nos ha permitido pasar de 8 mil médicos que se admitieron para especialización en 2018 a 18 mil en 2021, y junto con becas que otorgaremos para hacer estudios en el extranjero en el 2024 el déficit de especialistas se reducirá en 25 por ciento”.
Reiteró que se continuará con las compras consolidadas de medicina en México y en el extranjero para perfeccionar el sistema de abasto y distribución sin intermediarios ni corrupción, así como lo hicimos con las vacunas. Y adelantó que en enero se iniciará un plan general de distribución de medicamentos apoyado por las Fuerzas Armadas, con transporte terrestre y aéreo para hacer llegar las medicinas hasta los centros de salud y hospitales más apartados del país.
El presidente prometió basificar a los 80 mil trabajadores de la salud, y que todos los que fueron contratados para atender la crisis sanitaria mantendrán su empleo.
Sin medias tintas
En su informe a la nación, el presidente aprovechó para reivindicar su militancia en la izquierda. “Nada se logra, y esto aplica en México y en todo el mundo, nada se logra con las medias tintas. Los publicistas del periodo neoliberal –que ya se fue, se está terminando esa pesadilla– los publicistas del periodo neoliberal, además de la risa fingida, el peinado engominado y la falsedad de la imagen, siempre recomiendan a los candidatos y gobernantes correrse al centro, es decir, quedar bien con todos. Pues no, eso es un error. El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear”.
Agregó: “si somos auténticos, si hablamos con la verdad y nos pronunciamos por los pobres y por la justicia, mantendremos identidad. Y ello puede significar simpatía, no sólo de los de abajo, sino también de la gente lúcida y humana de la clase media y alta, y con eso basta para enfrentar a las fuerzas conservadoras, a los reaccionarios”.
Recordó que en abril de 2021 se llevará la consulta de revocación de mandato, lo que permitirá probar nuevamente qué tanto respaldo tiene su política de transformación: “sabremos si vamos bien o no con la consulta para la revocación del mandato. Se le preguntará al pueblo, que es el soberano, el que manda, si quiere que yo continúe en la Presidencia o que renuncie. Este ejercicio, este método creado por nosotros, elevado a rango constitucional, no sólo resolverá si me voy o me quedo, establecerá además el procedimiento, el procedimiento para hacer realidad el principio de que el pueblo pone y el pueblo quita”.
Ése, dijo, es un precedente muy importante para la democracia mexicana. “Nada de que ‘me eligieron por seis años y puedo hacer lo que me dé la gana’. No, el pueblo tiene que mantener todo el tiempo el poder en sus manos. Si un gobernante no está a la altura de las circunstancias y no manda obedeciendo al pueblo, revocación del mandato y para afuera. Por eso llamo a participar a todas y a todos los mexicanos, militantes de partidos o ciudadanos apartidistas para poner en práctica el método de la revocación del mandato hasta convertirlo en un hábito democrático”.
Aseguró que en estos tres años de gobierno se ha demostrado “que somos una gran nación, libre y soberana, respetada y respetable para el resto del mundo, que lucha por la paz y que se encamina a ser una República justa, igualitaria, democrática y fraterna. Y eso ha sido una obra, repito, de todas y de todos, de un nosotros, que hoy está aquí representado por ustedes, mujeres y hombres libres y conscientes, protagonistas principales de la Cuarta Transformación de México”.
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