El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló esta mañana que no tiene nexos con el narcotráfico, como han dicho sus adversarios “con mucha frecuencia, sobre todo en estos días también por las elecciones, queriendo confundir, engañar de que nosotros, yo tengo vinculación con el narcotráfico o con grupos de narcotraficantes”.
El primer mandatario consideró que “es realmente muy corriente, muy vulgar todo esto. Lo lamento porque, por ejemplo, el licenciado [Porfirio] Muñoz Ledo me conoce muy bien y se atreve a sostener que el gobierno tiene vínculos con el narcotráfico. Es un juicio sin fundamento, temerario”.
El presidente también se refirió a los señalamientos que hizo ayer el priísta Francisco Labastida Ochoa en el programa de la periodista Carmen Aristegui, de que el gobierno federal protegía grupos criminales y que López Obrador tiene un pacto de impunidad con el expresidente Enrique Peña Nieto. “Sin ninguna prueba”.
En su conferencia matutina, el presidente consideró que en ambos casos se trata de un asunto de nostalgia y, con todo respeto, de la edad.
“Por eso yo no puedo seguir una vez que se concluya mi periodo. Porque lo peor que puede pasar en política es que haga uno el ridículo y, si uno tiene demasiado apego al poder o se encariña con el poder, pues puede cometer muchos errores. Ya se tiene un ciclo y estarse en paz.”
Asimismo, cuestionó ¿con qué autoridad moral habla el priísta? “El señor Labastida, me consta, porque me quería convencer de que yo aprobara el Fobaproa cuando él era secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo, me invitó a cenar como dos o tres veces a su casa y siempre la respuesta fue la misma. Y emprendí una gira por todo el país y recuerdo que él me advirtió de que corría yo peligro. Él era un promotor de que se convirtieran las deudas privadas en deuda pública”.
El presidente también se refirió al dinero público extraído ilegalmente de Petróleos Mexicanos –más de 1.6 mil millones de pesos triangulados a través del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana– que recibió en su campaña electoral: el llamado Pemexgate. “Entonces, ¿con qué autoridad?”
Respecto del programa radiofónico donde se transmitió la entrevista a Labastida, el primer mandatario dijo: “Y lo que más pena ajena me produce es lo de Carmen Aristegui, la verdad, que también me conoce. Yo no soy Salinas, ni soy Zedillo, ni soy Fox, ni soy Calderón, ni soy Peña Nieto”.
Asimismo, se refirió al señalamiento del priísta respecto del pacto con el expresidente Peña: “imagínense el argumento de que yo hice acuerdo con Peña Nieto y que por eso gané. Pues no, yo lo que hice fue agradecerle a Peña Nieto de que no se metió, como lo hizo Fox y como lo hizo Calderón y como lo hicieron otros, en el fraude; es decir, no impidió el que yo pudiese llegar con el voto de los ciudadanos a la Presidencia, como sí lo impidió Fox y a todos nos consta, él mismo sabe; bueno, lo declaró, que por ningún motivo iba yo a ser presidente, y desplegó a todo el gobierno federal y echaron andar una guerra sucia con toda la cúpula empresarial de ese entonces, con todos los medios de información, y todavía el día de la elección, hay constancia, rellenaron las urnas, falsificaron las actas y no quisieron contar los votos, fue un fraude en el 2006”.
Indicó que el reconoce a Peña Nieto por no haber aceptado todas las propuestas que le hicieron para que descarrilara las elecciones de 2018. Al respecto, expuso: “lo fueron a ver los mismos que ahora están aglutinados, como no se ponían de acuerdo pues estaban divididos, y tengo información que lo fueron a ver para convencerlo de que se unieran todos en contra mía porque yo era un peligro para México. Y lo fueron a ver los traficantes de influencia, porque ni siquiera en sentido estricto son empresarios, los que se sentían dueños de México, y el primer planteamiento fue que se unieran y que declinara el candidato del PRI, Meade, y que quedara el candidato del PAN, Anaya, y no aceptó Peña”.
También consideró que éste es un buen tema de investigación, porque todos los actores de esta trama aún están vivos. Y agregó: “avanza la campaña, no pueden subir. Vienen los debates. Apostaban –trajeron expertos– a que me iban a descontar en los debates, sobre todo Anaya, haciendo lo mismo que le hizo el presidente Trump a la señora Clinton, se le fue a parar allá enfrente, y se llevó su respuesta y no pudieron. Luego, en la desesperación vuelven a buscar a Peña para ofrecerle que ellos se encargaban de bajar al del PAN, a Anaya, y que quedara como candidato único Meade, y no aceptó”.
En ese contexto, el presidente señaló que en 2006 cuando Fox se propuso que López Obrador no iba a ser presidente, pues lo logró, “porque la fuerza de un presidente, aun siendo un mal gobernante, no deja de tener impacto, y más si se tiene, sí, a la institución y el presupuesto, todo lo que usaron, y el Cisen y todo”.
Y aclaró que eso –y no otra cosa– es lo que le reconoce al expresidente, pues llegó al poder por el apoyo del pueblo. “Por eso estamos avanzando en la transformación, porque si hubiese yo llegado con el apoyo de grupos de intereses creados no podría yo hacer nada absolutamente. Y en el caso de Peña, desde que tomé posesión públicamente le hice el reconocimiento, esto que estoy aquí ahora sosteniendo, esta gran revelación de Labastida a la paladina de la libertad por un tiempo, que engañó, Carmen Aristegui”.
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