Al conmemorar el 238 aniversario del natalicio de Simón Bolívar, el presidente Andrés Manuel López Obrador instó a los países del Continente a desaparecer la Organización de Estados Americanos (OEA): “no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador, a petición y aceptación de las partes en conflicto, en asuntos de derechos humanos y de democracia”.
Y es que indicó que el modelo impuesto en el Continente hace más de 2 siglos, caracterizado por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de la superpotencia, es inaceptable y está agotado. Asimismo, consideró existen condiciones inmejorables para que los países de América caminen juntos, sin que nadie quede atrás.
“Ya es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América. Hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de oponernos en forma defensiva; es tiempo de expresar y de explorar otra opción: dialogar con los gobernantes estadunidenses, convencerlos y persuadirlos de que una nueva relación entre los países de América es posible.”
Para el primer mandatario, la consigna de política exterior “América para los americanos”, establecida por James Monroe en 1823, terminó por desintegrar a los pueblos del Continente pues, desde entonces, Estados Unidos mantiene influencia predominante en América, excepto Cuba, nación que ha hecho valer su independencia.
Al respecto, dijo: “podemos estar de acuerdo o no con la revolución cubana y con su gobierno, pero haber resistido 62 años sin sometimiento es toda una hazaña. Creo que, por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el premio de la dignidad. Esa isla debe ser considerada como la nueva Numancia, por su ejemplo de resistencia. Y pienso que, por esa misma razón, debiera ser declarada Patrimonio de la Humanidad”.
Ante representantes de América Latina y el Caribe, el presidente López Obrador también conminó a los países a integrarse económicamente con una dimensión soberana, con el fin de recuperar lo perdido ante el crecimiento desmesurado de China, que hoy cuenta con 12.2 por ciento del mercado de exportación y servicios en el mundo, lo que para 2051 significaría 64.8 porciento, y 12.4 por ciento para Estados Unidos.
Y afirmó que “nos conviene que Estados Unidos sea fuerte en lo económico y no sólo en lo militar. Lograr este equilibrio y no la hegemonía de ningún país es lo más responsable y lo más conveniente para mantener la paz en bien de las generaciones futuras y de la humanidad”.
No obstante, propuso construir algo semejante a la Unión Europea, con apego a la historia, realidad e identidades de los pueblos americanos: su fortalecimiento económico y comercial a partir de la planeación de la política de inversión, la política laboral, la protección al medio ambiente y temas de interés común donde prevalezca el bienestar de sus pueblos.