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Ante amenazas arancelarias, es hora de otras opciones comerciales

Publicado por
Martín Esparza

La oligarquía financiera –que se apoderó de la Presidencia de Estados Unidos al lado de Donald Trump– no tardará mucho en percatarse de su error al tratar de imponer claros chantajes y extorsiones comerciales, tanto a sus socios del T-MEC, como al resto del mundo.

Sobre todo, por la advertencia temeraria de imposición arancelaria que el belicoso mandatario lanzó en el Foro de Davos. Ésta va dirigida a los empresarios, quienes rehuyen instalar sus plantas en suelo estadunidense.

Expertos en derecho internacional y en comercio exterior coinciden en que el magnate instalado en la Casa Blanca –junto con la pandilla de multimillonarios, entre los cuales destaca el hombre más rico del mundo, Elon Musk– incurren en francos dislates al tratar de imponer sus caprichos y reglas personales a nivel global.

Y son, precisamente, los organismos internacionales los que han ayudado a sustentar al voraz capitalismo estadunidense, ya que han establecido reglas claras del juego en lo referente a los tratados internacionales y comerciales como el T-MEC.

En una entrevista reciente, el premio nobel en Economía, Paul Krugman, acaba de señalar que la imposición de aranceles sería tan perjudicial como “arrojar arena a los engranajes del comercio y la fabricación internacionales”. Sin dobleces, no dudó en calificar las políticas comerciales de Trump de “destructivas y basadas en obsesiones personales”.

Además de ilegales, las disparatadas amenazas pueden lesionar las relaciones comerciales construidas por México, Canadá y Estados Unidos a lo largo de más de 30 años. Y sería la economía estadunidense la que pueda salir “gravemente dañada”.

Una cuota arancelaria del 25 por ciento haría al T-MEC inoperante. Como resultado, nuestro país podría empezar a plantearse nuevas alternativas. Esto, a pesar de que las cadenas de producción entre ambas naciones están entrelazadas, pues el 40 por ciento de las importaciones que hace Estados Unidos desde México tienen contenido estadunidense.

Lo que Trump y su gabinete pasan por alto es que México es el principal socio de su país con el 15.4 por ciento del comercio total a noviembre del 2024; seguido por Canadá, 13.8 por ciento; China, 11.3 por ciento; Alemania, 4.3 por ciento, y Japón, 4.2 por ciento.

Es importante señalar que estas cinco naciones representan 50.2 por ciento del comercio total de Estados Unidos. De 2016 a la fecha, China ha perdido 7.66 puntos porcentuales en la participación de las importaciones estadunidenses; resultado de la guerra comercial y de la relocalización de empresas. Este último fenómeno ha beneficiado a México, al ganar 2.16 puntos porcentuales en este rubro.

Además, los funcionarios estadunidenses no están valorando que nuestro país es la economía número 12 más grande del mundo, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esta posición se determina por el producto interno bruto (PIB), que es el valor total de los bienes y servicios producidos en un país, con periodicidad anual. En 2023, México fue el noveno exportador y el doceavo importador a nivel mundial.

Asimismo, no sólo tiene acuerdos comerciales con sus vecinos del norte; además, cuenta con 12 Tratados de Libre Comercio con 46 países; 32 acuerdos para la promoción y protección recíproca de las inversiones con 33 países, y nueve acuerdos de alcance limitado –Acuerdos de Complementación Económica y Acuerdos de Alcance Parcial–.

Esto puede constituir una nueva opción para ir diseñando lo que podría considerarse un Plan “B”, pues tal condición le permite acceder a un mercado potencial de más de 1 mil millones de consumidores y el 60 por ciento del PIB mundial.

¿En el concierto del comercio mundial, qué alcance legal pueden tener las baladronadas de Trump de imponer aranceles del 25 por ciento. o más, a las importaciones?

Voces expertas –hasta de su propio país– coinciden en que para ello el primer mandatario estadunidense no sólo violaría el T-MEC, sino también las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

En caso de aplicar la cláusula de la “nación más favorecida”, México sufriría aranceles máximos promedio inferiores al 3 por ciento, pero no de un 25 por ciento o más, como ha amenazado a otros naciones como Colombia, a la cual ha presionado con gravar las remesas de sus connacionales.

Si Trump decide llevar la sangre al río ignorando las reglas de la OMC, terminaría por entrar a una guerra comercial a nivel mundial, donde la importancia de México pasaría a segundo plano.

Ninguna nación se sentiría atraída a tener relaciones comerciales con un país propenso a incumplirlas por los caprichos e intereses personales de una camarilla de millonarios.

Si bien es cierto que, con la firma del TLCAN –durante el gobierno de Carlos Salinas–, México se supeditó a la relación comercial con Estados Unidos, va siendo el momento de voltear la vista a países asiáticos, como China, o regiones, como Sudamérica.

En esta última, las exportaciones mexicanas se redujeron 39.4 por ciento entre 2012 y 2023, mientras que, con el continente asiático, aumentaron 66.4 por ciento, y con Estados Unidos, se elevaron 70.2 por ciento.

La Unidad de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha determinado que la región de Latinoamérica es de las más desintegradas a nivel global, al considerar el comercio total entre países.

Las agresiones –que han comenzado a darse contra Colombia y tienen en la mira a Panamá– van conformando las condiciones para replantear nuevos acuerdos comerciales.

México puede ser la punta de lanza al ser el segundo país más poblado del continente con un mercado de consumidores de 120 millones de habitantes, lo cual lo convierte en un polo atractivo para las inversiones.

También, este potencial es el que debe ser revalorado en una revisión de nuestro actual modelo económico, donde el fortalecimiento de nuestro mercado interno es otra de las alternativas más firmes para desactivar las amenazas de Trump.

Ya el empresariado nacional y la presidenta Claudia Sheinbaum anunciaron la creación, en lo inmediato, de 35 mil empleos para los connacionales que están siendo deportados.

Esto habla del potencial de nuestra economía y los caminos que pueden abrirse en nuevos mercados de países que, al igual que México, no están dispuestos a ceder a los caprichos del Club de Ricos, quienes pretenden gobernar al mundo desde la Casa Blanca.

Martín Esparza*

*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas

Te sugerimos revisar: Trump aceptó términos de México sobre aranceles

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