La pandemia de la Covid-19 disparó el tráfico de metanfetaminas de cárteles mexicanos –en comparación con otras drogas ilícitas– hacia Estados Unidos, donde controlan la mayor parte de ese mercado, han establecido diversas rutas de transporte, tienen capacidades de comunicación avanzadas y fuertes afiliaciones con grupos criminales y pandillas locales, según la DEA.
“La mayoría de las metanfetaminas disponibles en Estados Unidos se producen clandestinamente en México y se contrabandean a través la frontera Suroeste. Las organizaciones criminales trasnacionales mexicanas continuarán produciendo y traficando metanfetamina de alta pureza y alta potencia hacia Estados Unidos”, destaca Juan Carlos Gachúz, profesor de relaciones internacionales y ciencias políticas de la Universidad de las Américas Puebla (UDLA).
Los cárteles mexicanos siguen siendo la mayor amenaza criminal de drogas para Estados Unidos, asegura la DEA. Al respecto, el investigador indica que ningún otro grupo está posicionado actualmente para desafiarlos. El Cártel de Sinaloa mantiene la huella más expansiva en Estados Unidos, mientras que la presencia nacional del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se ha expandido significativamente en los últimos años.
“Los grupos criminales mexicanos controlan el suministro y distribución mayorista de la mayoría de las drogas ilícitas en Estados Unidos y tienen presencia en más de mil ciudades estadounidenses, no solo se encuentran en lugares tradicionales como los estados fronterizos de Arizona, Texas, Nuevo México y California, sino también en ciudades como Boston, Chicago y Filadelfia”, afirma el catedrático.
Sobre el tema, el informe 2020 de la Evaluación Nacional de Amenazas de Drogas –elaborado por la sección de Inteligencia Estratégica de la DEA– indica que “muchas divisiones de campo de la DEA registran cambios en precios de metanfetamina a nivel mayorista y minorista. Según informes de impacto limitado en el suministro general de precursores químicos y metanfetamina terminada, las organizaciones criminales mexicanas capitalizaron la pandemia para aumentar el precio debido a que disminuyó en confinamiento y, por tanto, sus ganancias”.
El documento desclasificado da cuenta de la incautación de 53 mil 79 kilogramos de metanfetamina en todo el país en 2019 en casi todos los estados, lo que representa un aumento del 55 por ciento, respecto a 2018 (34 mil 270 kilogramos); asimismo, 17 divisiones de campo de la DEA informaron una alta disponibilidad de metanfetamina, y otras seis divisiones, un aumento de disponibilidad de esa droga en comparación con el periodo del informe anterior.
Por su parte, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de Estados Unidos decomisó 59 toneladas de metanfetaminas en 2020. Esto es 1.5 veces mayor que las 34.3 toneladas incautadas en el año fiscal de 2019, y es seis veces más que las 9.8 toneladas confiscadas en 2014, lo que refleja un aumento exponencial en los últimos años atribuible a organizaciones criminales mexicanas.
En febrero de 2021, la Administración para el Control de Drogas anunció el lanzamiento de una nueva iniciativa llamada Operación Escudo de Cristal que “dirigiría recursos de control” a las ocho áreas metropolitanas que concentraron el 75 por ciento de los decomisos totales de metanfetaminas en 2019. Según la agencia antidrogas estadounidense, la operación busca “redoblar los operativos para bloquear la mayor distribución [de metanfetaminas] en los barrios de Estados Unidos”, puntualiza el informe desclasificado, fechado el 17 de marzo 2021.
“Las organizaciones criminales trasnacionales mexicanas continúan siendo los principales productores y proveedores de metanfetamina de alta pureza y bajo costo disponible, lo que ha generado un suministro significativo en el mercado estadounidense, cuyo tráfico ha llevado a una mayor competencia entre los diferentes grupos de criminales, que están explorando nuevos mercados para la metanfetamina en cantidades crecientes que cruzan por la frontera suroeste de Estados Unidos”, asienta el documento.
“Si bien la pandemia de Covid-19 puede haber afectado la capacidad a corto plazo de los cárteles para obtener precursores químicos, los impactos duraderos a largo plazo en la cadena de suministro y la producción de metanfetamina parecen ser menores o insignificantes, lo que permite que las organizaciones criminales tengan flexibilidad para determinar los precios”, apunta.
La DEA considera probable que las organizaciones criminales mexicanas continúen produciendo, transportando y distribuyendo metanfetamina de alta pureza y alta potencia a través del suroeste hacia los Estados Unidos y adaptando sus métodos de producción a medida que los precursores químicos se restrinjan, no estén disponibles temporalmente o tengan un costo prohibitivo. Incluso, es probable que la producción nacional continúe disminuyendo, ya que la metanfetamina producida en México sigue siendo una alternativa de menor costo, mayor pureza y mayor potencia.
Es probable que los laboratorios de conversión sigan aumentando, o al menos mantengan una presencia estable, ya que la metanfetamina en solución sigue siendo una opción eficaz de ocultación y transporte. Además, es probable que los cárteles sigan intentando expandir los mercados existentes o establecer nuevos ofreciendo metanfetamina en formas no tradicionales, como tabletas.
El precio de la metanfetamina actualmente sigue siendo bajo en comparación con otras drogas de abuso a pesar del impacto de la pandemia de Covid-19, pero ha experimentado aumentos de precio y a medida que continúa la crisis sanitaria, es probable que las fluctuaciones en los precios y la disponibilidad continúen con todas las drogas de abuso, con el mercado de metanfetamina afectado de manera desproporcionada en Estados Unidos.
En Boston, por ejemplo, los grupos de distribución local reciben cada vez más cocaína directamente de los cárteles mexicanos a través de sus bases en los estados fronterizos, refiere Juan Carlos Cachúz experto en Teorías de Seguridad Internacional.
Explica que los cárteles de Sinaloa, CJNG, Juárez, del Golfo, Zetas y Beltrán-Leyva mantienen celdas de distribución de medicamentos en ciudades designadas en los Estados Unidos que reportan directamente a los líderes de cárteles en México o indirectamente a través de intermediarios.
“Quizás por su estructura operativa y capacidad logística y financiera, el Cártel de Sinaloa es considerado el proveedor de drogas más activo. Esta organización es dominante en gran parte de México y ha logrado extender su influencia al norte de la frontera”, enfatiza.
Con bajos costos de producción y fabricables en diferentes formas, las metanfetaminas han demostrado ser un mercado consistente ahora que la pandemia ha amenazado otras operaciones, considera un análisis de InSight Crime (Investigation and Analysis of Organized Crime). Señala que los precursores necesarios para la elaboración de metanfetaminas, como el medicamento para resfriados seudoefedrina, son abundantes y baratos pese a los esfuerzos realizados en ambos lados de la frontera para contener su disponibilidad.
“En Estados Unidos, los esfuerzos legislativos redujeron drásticamente la producción local de metanfetaminas. Sin embargo, este éxito tuvo el efecto contrario de transferir el lucrativo y creciente mercado a los grupos narcotraficantes de México, como el CJNG, también han recurrido a China para hacerse de precursores químicos para la elaboración de metanfetaminas y fentanilo”, señala.
Indica que los traficantes han usado una serie de tácticas para adquirir precursores en Estados Unidos, como la seudoefedrina; entre ellas, la conocida como pitufeo, que consiste en que un gran número de personas compran pequeñas cantidades, cada una por debajo del límite legal, de un gran número de establecimientos.
Con el perfeccionamiento de la producción y el transporte de metanfetaminas por parte de los grupos narcotraficantes, ha caído el precio de la droga en las calles, lo que ha incentivado a los grupos criminales a expandirse a nuevos mercados. Al mismo tiempo, los narcotraficantes han demostrado ser capaces de ejercer un control importante sobre los precios de las metanfetaminas.
En junio de 2020, grupos de Tijuana estaban bajando artificialmente los precios de las metanfetaminas y la heroína en la calle para conservar sus compradores durante la pandemia del coronavirus. En abril de 2021, el Cártel de Sinaloa presuntamente ordenó a sus miembros que sextuplicaran los precios de las metanfetaminas para compensar la escasez de químicos precursores chinos durante los confinamientos por la Covid-19.
El fenómeno refleja la adaptabilidad demostrada por los grupos traficantes en toda Latinoamérica durante la pandemia. Frente a las restricciones al movimiento, organizaciones criminales ha recurrido a mercados de drogas menos costosos, más adictivos y de mayor demanda.
El aumento de la producción en México y el consumo en Estados Unidos ha coincidido con un aumento similar en el consumo nacional, particularmente de la metanfetamina. La producción en masa ha llevado a precios mucho más bajos en ambos países, y el consumo está casi a la par con el de otras drogas que se suelen consumir en México, como la marihuana, refiere el informe de InSight Crime.
Señala que a medida que aumentaba la producción, los funcionarios de salud pública comenzaron a notar la amenaza emergente que representaba la metanfetamina, en medio de un aumento de las adicciones alrededor de 2009 o 2010. Una década más tarde, los Centros de Integración Juvenil (CIJ), organización de la sociedad civil informaban que el consumo de metanfetaminas estaba aumentando exponencialmente, convirtiéndose en la droga más reportada por los consumidores de bajo tratamiento en sus instalaciones a nivel nacional.
El informe de los CIJ señala que, durante el primer semestre de 2020, un número creciente de personas bajo su cuidado reportaron, más que antes, haber usado metanfetamina al menos una vez en su vida. La metanfetamina apenas supera a la cocaína, sólo por debajo del alcohol, el tabaco y la marihuana, que pronto podría ser completamente legal en México.
La metanfetamina es atractiva por muchas razones: es potente, produce un fuerte efecto y es extremadamente barata. Un consumidor en México puede comprar una piedra en las calles por 50 pesos la dosis. Dado que es fácil de conseguir, y por el hecho de que se puede producir en cualquier clima, no es de extrañar que la metanfetamina se haya extendido por todo el país a medida que los grupos criminales han aumentado la producción para dar abasto a la demanda estadounidense, apunta InSight Crime.
“De hecho, los CIJ informan que, en el estado de Baja California, corredor clave para el narcotráfico donde se encuentran las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali, la metanfetamina fue la droga más mencionada por los consumidores bajo su cuidado entre el segundo semestre de 2015 y finales de 2018, superando al resto de drogas, incluida la marihuana”, subraya.
Indica que el año pasado, las autoridades incautaron 3 mil 386 kilogramos de metanfetamina en Tijuana, más de lo que se incautó en cualquier otra ciudad y casi el triple que en Ensenada, que registró la segunda tasa más alta de este tipo de incautaciones.
Sin embargo, es probable que los consumidores de drogas en México no estén recibiendo el producto de alta calidad que reciben los de Estados Unidos. Al norte de la frontera, la potencia y pureza de la metanfetamina incautada son de un promedio de más del 97 por ciento.
Cada una de las organizaciones criminales mexicanas ha buscado formas de penetrar en el mercado negro y ganar más territorio tanto a nivel nacional como en el exterior haciendo uso del miedo y la violencia. En esta lucha por la influencia, el CJNG ha adquirido cada vez más poder que le permite desafiar al Cartel de Sinaloa por el dominio sobre las operaciones de tráfico en Asia, Europa, Oceanía y especialmente en Estados Unidos, donde mantienen el monopolio del tráfico de drogas, indica Juan Carlos Gachúz.
“Existen puntos de entrada relevantes de drogas ilícitas a Estados Unidos, como Tijuana-San Diego, Mexicali-Calexico y Ciudad Juárez-El Paso. La mayor parte de la cocaína ingresa a Estados Unidos a través de su frontera suroeste y luego es transportada y distribuida por los cárteles de la droga mexicanos, que han monopolizado el transporte de drogas dentro de Estados Unidos”, subraya.
Concluye que las organizaciones criminales en la región fronteriza se han vuelto binacionales y, en algunos casos, multinacionales por naturaleza. Estos grupos primero obtienen el control sobre los vecindarios a nivel nacional en áreas estratégicas y luego se expanden a la actividad ilegal transnacional.
“A través de sus vínculos con las TCO, tanto los cárteles mexicanos como las pandillas estadounidenses distribuyen y mueven las drogas por todo el país, asegurando el pago y la protección de la mercancía durante el viaje. Además, estos enlaces han permitido que los miembros de más alto rango de las TCO mexicanas continúen operando en el Estados Unidos sin ser detectado por la policía”.
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