En el informe anual Hielo perdido, daño global, presentado en la 29 Conferencia de las Partes (COP29), más de 50 científicos advirtieron sobre los impactos que el deshielo en las zonas nevadas y heladas tiene en la vida de miles de millones de personas y en la economía mundial
Bakú, Azerbaiyán. El 12 de noviembre, más de 50 científicos advirtieron sobre los impactos que el deshielo en las regiones nevadas y heladas –también conocidas como criosfera– tiene en la vida de miles de millones de personas y en la economía mundial.
En un informe anual sobre el estado de las reservas mundiales de hielo presentado en en la 29 Conferencia de las Partes (COP29), bajo el título de Hielo perdido, daño global, informaron sobre “costes drásticamente más altos sin reducciones inmediatas de las emisiones”. El trabajo fue coordinado por la Iniciativa Internacional sobre el Clima en la Criosfera (ICCI por sus siglas en inglés).
Aseguran que los compromisos climáticos actuales no están ni siquiera cerca de evitar consecuencias irreversibles para miles de millones de personas por la pérdida planetaria de hielo.
Tras analizar los datos más recientes sobre la criosfera, los científicos subrayaron que los costes de las pérdidas y los daños serán aún más extremos si continúa el nivel actual de emisiones –que conduce a un aumento de 3 grados Celsius o más–.
De igual manera, añadieron que muchas regiones experimentarán un aumento del nivel del mar, o una pérdida de recursos hídricos más allá de los límites de adaptación en este siglo.
También, las investigaciones realizadas llevaron a la conclusión de que la mitigación del cambio climático se vuelve más costosa, debido a la retroalimentación de las emisiones del deshielo del suelo helado y la pérdida de hielo marino.
Por primera vez, el informe señaló un creciente consenso científico en que el deshielo de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida puede estar ralentizando importantes corrientes oceánicas en ambos polos. Ello conlleva consecuencias nefastas para Europa del norte, con más frío, y un mayor aumento del nivel del mar a lo largo de la costa este de Estados Unidos.
Los científicos de la criosfera puntualizaron que sólo la adopción de medidas definitivas y rápidas para reducir las emisiones de dióxido de carbono puede evitar los peores impactos de la pérdida de hielo y nieve, además de reducir los costes finales tanto para las naciones vulnerables como para los grandes emisores.
“Los drásticos cambios que estamos observando en la criosfera, mientras las regiones montañosas y de montaña de todo el planeta sufren inundaciones, sequías y corrimientos de tierras, proporcionan los argumentos más convincentes que podríamos tener para una acción climática inmediata”, afirmó Regine Hock, glacióloga y autora del Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés). Fue enfática al alertar que “la criosfera no puede esperar. Debe ocupar un lugar prioritario en la agenda climática mundial”.
Para subrayar la situación, los científicos pusieron como ejemplo la capa de hielo de Groenlandia, que actualmente pierde 30 millones de toneladas de hielo por hora. “Es algo que nunca pensé que vería en mi vida”, dijo Rob DeConto, científico del IPCC.
A su juicio, “si no se toman en serio las promesas climáticas, el aumento de la temperatura global podría superar los 3 grados Celsius, y la pérdida de hielo antártico podría provocar un aumento del nivel del mar mucho más rápido de lo que pensamos”.
Los científicos de la criosfera pidieron que se tomen medidas climáticas urgentes para evitar una catástrofe en las ciudades costeras y las comunidades situadas aguas abajo en las regiones montañosas.
James Kirkham, uno de los autores del informe, aseguró: “No estamos hablando de un futuro lejano; los impactos de la pérdida de la criosfera ya los sienten millones de personas”.
“Pero la rapidez con la que actuemos hoy decidirá la magnitud y la velocidad del reto al que tendrán que adaptarse las generaciones futuras. Los impactos de la pérdida de la criosfera sólo serán mayores con cada hora que los líderes retrasen la acción ahora”, remarcó.
El impacto no se limita a las regiones costeras o a las capas de hielo. También, repercute en los medios de vida cotidianos de las regiones de la cordillera del Himalaya, por ejemplo.
“Hay una conexión muy clara entre los cambios en la criosfera de las regiones de alta montaña y los impactos aguas abajo”, dijo la científica del clima, Miriam Jackson.
Destacó que “algunos de ellos están relacionados con peligros, como el deshielo del suelo helado y las inundaciones que se originan en los lagos glaciares, comúnmente conocidas como GLOF, las inundaciones por desbordamiento de lagos glaciares”.
En Asia, se prevé que la frecuencia de los GLOF se triplique a finales de siglo si no se reducen las emisiones. Asimismo, añadió que “los glaciares siguen reduciéndose, lo que afecta y modifica la escorrentía. La cubierta de nieve y el número de días cubiertos de nieve también muestran tendencias decrecientes, lo que afecta a las personas que dependen de la escorrentía del agua de deshielo para el riego”.
Un cambio en los recursos hídricos afectará a la agricultura y provocará un aumento de los precios de los alimentos. Para evitar impactos múltiples, son necesarias respuestas climáticas urgentes y recortes de emisiones.
Algunas pérdidas e impactos devastadores ya están fijados en la criosfera, reconoció Kirkham. Sin embargo, advirtió, “la intensidad y gravedad de los impactos sobre la criosfera seguirán aumentando en el futuro, pero aún queda mucho por decidir en función de las decisiones políticas que tomemos en los próximos cinco años aproximadamente”.
Tanka Dhakal/Inter Press Service (IPS)*
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