De acuerdo con el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) gana 11 de las 15 gubernaturas disputadas en estas elecciones. Asimismo, conserva la mayoría en la Cámara de Diputados, pues Morena gana 121 diputaciones de mayoría relativa y sus aliados, el Partido del Trabajo (PT), 32 escaños, y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), 31 lugares, lo que da 184 legisladores. Y si a éstos sumamos las diputaciones de representación proporcional, tenemos un total de 280 diputados, a diferencia de los 313 que hoy tiene de los 500 totales de la Cámara. Los partidos de oposición: Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD) tendrían 111 diputaciones de mayoría y, sumando las de representación proporcional, alcanzarían 197 curules. También, Morena pierde nueve de las 16 alcaldías en la Ciudad de México.
Con base en lo anterior, la mayoría de los medios de comunicación de prensa escrita, radio y televisión señalan una estrepitosa derrota para Morena. Yo creo que se trata de una victoria, ya que los resultados obtenidos por el partido del presidente se dan en elecciones intermedias, un tipo de elección en la cual en los sexenios anteriores los partidos en el poder decrecieron considerablemente en la Cámara de Diputados y no obtuvieron ni de cerca tantas gubernaturas como ha logrado Morena.
Cabe señalar que estas jornadas electorales se dieron en mitad de la peor crisis mundial y nacional, sanitaria y económica, la de Covid-19. Aunado a lo anterior, este fue un proceso electoral que la izquierda afrontó con todos los tropiezos y trabas que el Instituto Nacional Electoral (INE) le puso a las primeras candidaturas morenistas para Michoacán y Guerrero. En contraste estuvieron todos los favores que les otorgó a los partidos de oposición al no abundar en muchas de las irregularidades electorales que éstos cometieron y que fueron denunciadas: tarjetas electrónicas, dinero injustificado en varias campañas de diferentes partidos, así como repartición de despensas y dádivas en especie; actividades priístas por tradición que hoy los panistas han hecho muy suyas.
También, debe resaltarse que varios medios masivos de comunicación, institutos autónomos y organizaciones civiles financiadas desde el extranjero, así como poderosos empresarios, mantuvieron un férreo golpeteo mediático contra Morena y AMLO, basado en calumnias, difamaciones e información tergiversada. Incluso, estas campañas del miedo llegaron a conseguir notas editoriales en otros países, en periódicos y revistas como The Economist, Le Monde y The Washington Post, cuyos textos en contra de la Cuarta Transformación (4T) y AMLO, más que periodísticos, resultaron ser panfletos politiqueros dirigidos a las clases medias altas y altas de nuestra nación.
Ahora veamos por qué la recomposición legislativa y la nueva conformación del panorama político nacional no son el gran golpe que la oposición vocifera. Lo más importante es que Morena conserva la mayoría en la Cámara de Diputados y con eso el manejo del presupuesto; y por la sonrisa y las palabras de AMLO en la conferencia de prensa mañanera del 7 de junio, puedo decir que a nuestro presidente el resultado electoral lo ha dejado, si no satisfecho, no enojado como auguraban algunos comentaristas. Y es que López Obrador nunca está satisfecho, por eso, a pesar de todo, está llevando a la 4T hasta sus últimas consecuencias.
La meta de AMLO es cimentar la 4T para los sexenios que vienen y, para hacerlo, tendrá 3 años más, pero ahora con la crisis de la Covid de salida y con México en franca recuperación. Tiempo que deberá ser suficiente para que los programas sociales y las grandes obras de infraestructura den los resultados esperados; y entonces regresar al redil izquierdista a los capitalinos que hoy se inclinan a la derecha y para avanzar aún más en los estados que mantiene el PAN y los que aún tiene el PRI.
Hoy Morena tiene siete entidades: Ciudad de México, Chiapas, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Baja California. Pero tras la elección gobernará 17 estados: repite en Baja California y lo hará por primera vez en Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. El PAN, que hoy gobierna nueve entidades, en este proceso electoral perdió dos y refrendó Chihuahua y Querétaro; asimismo, seguirá gobernando en Durango, Yucatán, Guanajuato, Aguascalientes y Tamaulipas, con un total de siete gubernaturas. Por su parte, el PRI es el gran perdedor de esta contienda, pues de tener 12 estados hoy pierde ocho y no gana ninguno, aunque aún regirá cuatro: Estado de México, Coahuila, Hidalgo y Oaxaca. Movimiento Ciudadano (MC) gobierna Jalisco y tendrá Nuevo León. El PRD tiene Quintana Roo, que el próximo año tendrá elecciones. El PVEM en alianza con el PT ganó San Luis Potosí.
Por otro lado, hay dos entidades en las que se debe poner atención: San Luis Potosí, en la que gana una alianza llamada Juntos Hacemos Historia, cuyo virtual gobernador fue primero postulado por Morena y, tras un rompimiento con la militancia morenista, fue arropado por los partidos que lo llevaron a ser el gobernador electo, que hasta hoy son aliados de Morena; por lo que esta entidad, como fuerza política, podría operar en concordancia con la 4T, además de que Morena ganó la mayoría en el Congreso potosino. El otro caso es Tamaulipas, entidad en la que el Congreso local dio un giro dramático, pues pasa de tener 21 curules panistas de las 22 totales, a tener 16 para Morena y 6 para los azules, con lo que una vez entrando la nueva Legislatura, el proceso de desafuero entablado en contra del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca podría continuar, por lo que el futuro político de Tamaulipas está por definirse. En este sentido, Morena gana también los Congresos de Oaxaca e Hidalgo.
Mucho se habla de que en la Ciudad de México, bastión histórico izquierdista, el prianismo ha ganado la mitad de la ciudad; es cierto y varios factores intervinieron en esto. Las campañas mediáticas del miedo, como la del autoritarismo basada en el advenimiento de la dictadura del falso mesías, que parecen haber permeado más en las clases medias altas y altas capitalinas, y no así en las clases medias y bajas. Otro factor es el voto de castigo por malas administraciones morenistas y por la tragedia de la Línea 12 del Metro, pero curiosamente éste no se dio en Tláhuac y bien pudo haberse combinado con el temor infundado a una dictadura, idea bananera de influjo colonialista que leyeron en revistas y periódicos internacionales muchos ciudadanos que habitan el oeste capitalino, que será prianista.
Finalmente, así como está dividida la Ciudad de México, hoy está dividido el país, pues Morena se expandió a 11 entidades y gobernará más de media nación. Asimismo, es la primer fuerza en la Cámara de Diputados, no ganó la mayoría calificada, pero antes de estas elecciones no la tenía, así que su fuerza legislativa federal no cambia considerablemente. Por su parte, la oposición prianista obtuvo algunas curules más, pero no le quitó la mayoría a Morena, y ese era su objetivo al conformar su alianza opositora: lo dijeron los empresarios que la controlan, los presidentes de sus partidos y los intelectuales a su servicio; y en su principal objetivo antiobradorista fallaron. En conclusión, las dos principales fuerzas opositoras: PAN y PRI, así como el disminuido PRD, tuvieron que coaligarse para quitarle algunos diputados a Morena y media capital nacional, pero en su apuesta política han perdido más de medio país. Así que, veremos cómo funciona la Presidencia de la República con 17 entidades federativas de su lado, además de cuatro congresos locales más, en los que obtuvo la mayoría.