En México, el crimen organizado mantiene interacción con estructuras económicas y políticas estables, permanentemente organizada, como una empresa con jerarquías, procesos económicos internos, de lavado dinero, fuerza de trabajo, Fuerzas Armadas y procesos de producción de drogas o de negocios, advierte Josué González Torres, doctor en ciencias políticas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista con Contralínea, señala que el Cártel de Sinaloa es una de las mayores estructuras económico-empresariales del país. Además de tener presencia global, es una de las empresas criminales más exitosas que pudiera tener el país, incluyendo el sector legal.
La organización ha perdurado durante 60 años de crecimiento y tiene presencia en más de 50 países del mundo, aunque no de manera simultánea, sino en diferentes momentos. Es un caso de éxito del desarrollo de los empresarios criminales.
“Cómo hacerle para establecer una empresa criminal; definitivamente no es fácil, tienes que buscar dónde conseguir insumos, que tu empresa funcione, que no te traicionen, tener rentabilidad de manera nacional o internacional, lo cual es sumamente difícil”, advierte.
“En el país, el Cártel de Sinaloa ha perdurado en el tiempo y ha tenido procesos de readaptación e innovación ante la nueva situación; por ejemplo, su paso de la marihuana a la cocaína, a las drogas sintéticas como la metanfetamina y el éxtasis, y de ahí al fentanilo”, explica.
Pasó de un mercado que no era tan violento cuando inició, a un mercado altamente competitivo y violento donde es prácticamente una carnicería, y cómo la organización ha tenido un cambio generacional en términos de liderazgos. Empezó con Pedro Avilés, después Miguel Ángel Félix Gallardo, los Arellano Félix, esto, es la repartición de los grupos criminales, después el Chapo Guzmán, El Azul, Los Chapitos, etcétera.
Es un equipo que se ha ido cambiando y aun así, a pesar de que todos los líderes han sido detenidos, sigue funcionando la empresa, eso significa que ha tenido mucho éxito en términos de sus procesos de una organización criminal, destaca González Torres.
Interés pecuniario y rentabilidad de mercados ilícitos
“Las organizaciones son actores que están simultáneamente orientados por motivación económica, un interés pecuniario y en capturar la rentabilidad de los mercados ilícitos, pero también tienen un interés en el poder político”, consideró Pablo Kalmanovitz doctor en ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York y profesor del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Al participar en el seminario internacional Desarrollo Económico, Desigualdad Social y Seguridad Nacional, destacó que el crimen organizado “es la diferencia entre crimen ordinario normal y crimen organizado es que a éste le interesa el poder, porque si tiene influencia en el poder, puede incidir en la manera como se aplica la ley, en la legislación, en la política electoral”.
Consideró que hay jerarquía, hay una emulación de lo que es una organización como la de las fuerzas regulares del Estado, “aunque estamos hablando de fuerza irregular y hay un posible interés, respetar las leyes de la guerra, la orientación bélica o coercitiva al uso de la violencia por parte de una organización tiende a ser mucho más desarticulada, recurre más a estructuras sicariales organizaciones mucho menos jerarquizadas, más atomizadas, fragmentadas, efímeras que no suelen tener entrenamiento militar, aunque hay excepciones, adujo” el experto.
Para el investigador en la Universidad Libre de Berlín el crimen organizado está interesado sobre todo en la pecunia, en enriquecerse, no es así otros tipos de organizaciones, tienen motivaciones tanto políticas y económicas.
Una manera de analizar la economía política organizada es contrastando las motivaciones entre las amenazas políticas a la seguridad nacional por organizaciones criminales de alto impacto o de gran escala y el hecho últimamente que tengan motivaciones políticas, estableció Pablo Kalmanovitz.
Subrayó que la orientación política del crimen organizado es el control territorial y sobre las comunidades, es un medio para operar mercados ilícitos.
Para las insurgencias armadas es un fin el objetivo político, para el crimen organizado es un medio porque el objetivo orientador de la organización es el emprendimiento capitalista ilegal, pero capitalista, tienden a ser prosistema prefieren típicamente las organizaciones criminales y no armar fuerzas paramilitares para combatir directamente es muy costoso.
Es mal negocio armar una fuerza paramilitar para combatir al Estado se sabe muy bien, cooptar, reclutar para la nómina, digamos la corrupción es una estrategia muy superior a la organización bélica correspondientemente es muy diversa en el caso de las insurgencias y las estructuras de comando.
En general tampoco les interesa hacer la guerra, la orientación financiera es muy distinta a la operación de mercados ilegales, en un contexto mucho más amplio se llaman la economía política del crimen organizado, subrayó el experto en el seminario organizado por el Instituto Mexicano de Estudios Estratégicos en Seguridad y Defensa Nacionales (IMEESDN), de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Señaló que el control territorial, y específicamente en la relación entre grupos armados o grupos organizados ilegales más o menos armados con las comunidades, hay un dilema muy conocido. “El dilema es cultivar la legitimidad, llevar servicios sociales; lo vimos en el Covid, cuando en México grupos criminales repartieron canastas y provisiones para hacer una especie de servicio social a la comunidad, a cambio de qué? Pues habría que ver”, cuestionó.
Y por otro lado está la práctica de la extorsión muy generalizada, se trata de capturar rentas, explotar a las comunidades, lo cual es nada más dos tipos de estrategias, no muy lejanas, de hecho, análogas con estrategias que pueden existir entre organizaciones insurgentes políticas y grupos criminales, apuntó.
Crimen y apoyo social
Vidal Fernando Romero León, maestro en políticas públicas por el ITAM, arguyó que la premisa es que, para ser exitosos, tanto criminales como gobierno necesitan cierto grado de apoyo social, y el éxito del gobierno “lo definimos como minimizar la actividad criminal y pues lo contrario, las organizaciones criminales lo que quieren es maximizar esas actividades ilegales, que en buena medida tiene que ver con recursos económicos, con ganar más y más, pero de forma ilegal”.
Por otro lado, en el mismo seminario, dijo que las organizaciones criminales necesitan a la sociedad, en donde hay una implicación importante de que tienen que “esconderse”.
“Es decir, no pueden operar tan abiertamente porque entonces las fuerzas del Estado los vencerían, para operar de forma encubierta necesitan que buena parte de la población no diga que allí están actuando los criminales, tienen un interés de las organizaciones criminales, ya sea por las buenas o por las malas, hacer que la población no denuncie en dónde están o qué están haciendo”, destacó.
Dijo que así como el Estado sufre para reclutar policías, para el ejército y la Armada, en esta pelea por ver quién gana las mentes y los corazones de la sociedad, es fundamental porque el resultado se da a la par la guerra con el uso de la fuerza, va a depender de que sean exitosos o no con la sociedad.
Bajo qué condiciones el gobierno o las organizaciones criminales van a ganar el apoyo social pues hay lugares en donde hay una base social relativamente fuerte del crimen por desgracia y hay otros lugares en donde los criminales predan sistemáticamente a los ciudadanos, los matan, los extorsionan, los secuestran y hay otros en donde conviven “en relativa, paz” y lo mismo con el gobierno, hay lugares en donde los agentes del gobierno son muy bien recibidos y otros en donde no.
Vidal Romero explicó que son estructuras paralelas al Estado o a veces sustitutas en algún lugar, pero a un costo muy alto para los ciudadanos. Sin embargo, ahí están y las observamos en muchos casos y luego ya está el peor escenario, en donde el criminal ataca a los ciudadanos, ejerce la violencia, y no es ese criminal pagó la fiesta del pueblo o que se arreglara la cancha de básquetbol, etcétera, sino es alguien que solo extrae recursos de la comunidad de forma ilegítima.
Es un tema que está haciendo en construcción sobre lo que seguimos aprendiendo todos los días y la pregunta que nos hacemos es bajo qué condiciones hay a la par de la guerra entre “criminales y gobiernos” que están peleando cada uno por sus por sus fines.
Organizaciones criminales como empresas
González Torres explica por su parte que el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) no tiene las mismas características porque es una empresa relativamente reciente, nueva, no tiene un amplio poder que prácticamente perdura después de dos décadas, mientras que el Cártel de Sinaloa ha logrado construir organizaciones durante décadas.
“Actúan con la economía del país, y ahí es cuando constituyen una geografía de la economía política del crimen organizado, tienen el control de las cadenas productivas regional, no solamente en ciertos municipios, sino en varios estados, y así es como impacta el crimen organizado en la economía del país”, sostiene.
En otro nivel de comprensión podrían tener incluso a nivel continental y global, entonces, esa economía del crimen organizado es sumamente amplia y tiene diferentes niveles de interpretación, que va desde el control del precio de las tortillas y de la comida en los últimos años, hasta grandes procesos nacionales de tráfico de drogas, enfatiza.
Además, tienen sus bases sociales, que jalan con ellos, los defienden, los protegen en ciertos estados donde ciertos grupos tienden a tener más base social que otros o han tenido una gran base social, que significa retribuir socialmente, construir casas, hospitales, juguetes a los niños.
Había otros grupos criminales como Los Zetas que no era su función porque eran sumamente violentos, no pertenecían a la comunidad, ninguno era de Tamaulipas o de Veracruz, sino que venían de otras partes del país donde no tenían ese principio de territorialidad y eran literalmente agresivos con la sociedad, no tenían una base social, ni consumidores susceptibles de generarles riqueza económica.
Indica que la economía política del crimen organizado y cómo interactúa con las estructuras gemelas, de hecho, es como una de las principales ideas que el crimen busca, tener control naturalmente sobre ciertos sectores ilegales, como las apuestas o el mercado de las drogas.
“El problema es cuando empieza a interactuar y crecer en el mercado legal porque empieza a afectar las economías locales y familiares directamente, representa una mayor preocupación y creo que es lo que está pasando en México”, considera González Torres.
Por otra parde, sostiene que otras empresas criminales emergentes la Familia Michoacana y la Unión Tepito, están cruzados por la violencia, por la extracción y por la influencia que pueden hacer en los precios de los productos, desde la producción, el tránsito, hasta el posicionamiento como el limón y el aguacate, “nos habla de una estructura con todos los elementos profesionales con nociones claras de cómo hacer negocios”.
En ese sentido, detalla que una de las principales ideas es como opera el crimen organizado a interactuar con las estructuras económicas legales, entre las que está directamente el gobierno obviamente, las estructuras locales, el sector privado y las organizaciones sociales, entre otras.
Elecciones y crimen organizado
Por otra parte, González Torres habló de la influencia de grupos criminales durante el proceso electoral de junio y su influencia en municipios, y quizá en algunas gubernaturas para el control político y económico, así como la corrupción.
“La influencia del crimen organizado sobre el ámbito político va a estar creciendo, y ni las autoridades en seguridad, ni las electorales se han preocupado por establecer protocolos para evitar su influencia en los procesos electorales”, sostiene.
Señala que, si algún grupo tiene control sobre el presidente municipal o sobre el gobernador, pues claramente también tiene una puerta directa de entrada a los recursos económicos y a acciones de gobierno que le puedan beneficiar para su crecimiento, o para entrar a otras localidades que no eran históricamente de ellos, o para tener control de las estructuras policiales, o para obtener información sobre sus rivales.
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