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Economía neoliberal reacciona con pánico ante recuperación de soberanías: Rojas Silva

Publicado por
Nancy Flores

La reacción de analistas y periodistas financieros afines al neoliberalismo ante la caída en la Bolsa Mexicana de Valores –tras las elecciones del 2 de junio– se explica porque la economía neoliberal apuesta al pánico cuando los países recuperan soberanía, explica el doctor en economía Óscar Rojas Silva. El académico universitario destaca que quienes perdieron en la Bolsa fueron los bancos, a pesar de que han teniendo niveles altísimos de ganancia, incluso durante la pandemia. Y aunque existe el riesgo de una caída mayor si se aprueban las reformas del llamado Plan C, el investigador señala que el bono democrático con el que llegará la doctora Claudia Sheinbaum a la Presidencia debe materializarse en los cambios a la Constitución, incluida la reforma al Poder Judicial

El bono democrático con el que llegará la doctora Claudia Sheinbaum Pardo a la Presidencia de la República deberá materializarse en las 20 reformas del Plan C que propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador, considera el doctor en economía Óscar Rojas Silva. Entrevistado a propósito de la caída en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV)y la narrativa mediática que se generó contra la reforma al Poder Judicial de la Federación, el académico universitario señala que los mercados no pueden estar por encima de las soberanías de los países.

Al consultarle cómo se explica la caída de la BMV, indica que se trata del enfrentamiento entre los poderes fácticos, particularmente el capital financiero, y el siguiente nivel del proceso de transformación de México, de cara a la contundencia del triunfo de Claudia Sheinbaum y el Plan C, pues al haber obtenido la mayoría calificada en el Congreso amplía la posibilidad de los cambios constitucionales.

“Hay una reacción de los mercados. Éstos son como una reminiscencia de la forma en la cual se enuncia este poder de una manera un poca abstracta por parte de los economistas neoliberales, pero que en realidad significa intereses muy particulares; es decir, actualmente el dominio del capital en general no es un dominio industrial, sino particularmente es un dominio financiero”, explica el también director del Centro de Estudios del Capitalismo Contemporáneo y comunicador especializado en pensamiento crítico en Radio del Azufre y Academia del Azufre.

Agrega que lo que sucedió en la Bolsa y lo que sucede con la especulación en distintas monedas son las armas que tiene el capital financiero para reaccionar en torno a las posibilidades que tienen los países de ganar soberanía. “Esto es lo que se llamaría tradicionalmente una lucha de clases, pero en este caso la podemos enunciar como ese conflicto de interés, en el sentido de que los grandes capitales siempre van a buscar controlar el mayor número de poderes dentro de los países que les permitan generar ganancias; y, por el otro lado, los intereses del pueblo, en el sentido de que hay cosas que se tienen que cambiar. Ese fue el mandato, ese ha sido el mandato democrático contundente y por eso estamos viendo ahorita estas reacciones”.

FOTO: GALO CAÑAS/CUARTOSCURO.COM

-¿Realmente existe un riesgo de colapso para la economía mexicana si se aterriza este mandato del pueblo como están tratando de decirnos los analistas financieros o es una exageración? –se le pregunta al doctor Rojas Silva.

-Creo que es una exageración. Algo que sí podemos enunciar con plena claridad es que la economía neoliberal –y con esto me refiero a los economistas en las universidades, pero también a los periodistas económicos y a toda la narrativa que se construye alrededor de la economía– siempre, siempre tiene como característica el pánico. El pánico es la moneda del cambio y esto es justo lo que vimos: apenas el domingo que se dieron los resultados, viene el movimiento de la Bolsa [Mexicana de Valores] al día siguiente, y la interpretación es que algo se rompió, y que entonces no debimos haber hecho eso. Y ese pánico se traduce en una especie de entreguismo, lo diríamos así, de que siempre, consiente o inconscientemente, los intereses de los capitales financieros están por encima de los intereses del pueblo. Eso es lo que está detrás.

“Y en esa distinción entre los intereses del capital financiero y los intereses del pueblo, pues sí están interconectados, por supuesto, y sí hay un riesgo en el fondo, pero no es un riesgo inminente. Es decir, hablamos por ejemplo del súper peso, lo decía el presidente [Andrés Manuel López Obrador, que cuando él ganó las elecciones en 2018] llegamos a 25 pesos [por dólar], y empezó a haber una recuperación. Cuando ya rompimos la barrera de los 20 [pesos por dólar] de regreso se empezó a acuñar el término del súper peso y empezamos a ver que seguía bajando”.

El economista detalla que la explicación de la caída del peso ante el dólar en 2018 se debió en parte a la especulación financiera, pues hay muchos capitales que hacen negocio con los diferenciales del valor de las monedas. Mientras que su posterior fortaleza se derivó de “la idea de lo subyacente, es decir, este gran proceso del súper peso es porque la economía mexicana se ha reactivado en la realidad; entonces da perspectivas muy importantes para obtener beneficios incluso para los propios capitales financieros”. Por ello, considera que el reacomodo actual de la paridad hacia los 18 pesos “es una reacción de nerviosismo, pero todavía estamos en el rango del súper peso, seguimos en ese nivel de recuperación”.

En ese contexto, el doctor en crítica de la economía política cuestiona quiénes perdieron en la Bolsa tras el proceso electoral del 2 de junio: “son los bancos, que son los que han estado manteniendo niveles altísimos de ganancia, incluso durante la pandemia; entonces, lo que significa es que hay un rango muy importante de lo que se suele llamar el bono democrático, que es que cuando llegas a un sexenio con una alta aprobación, y hay un gran rango para que sí se materialice el Plan C”.

Las 20 reformas, indica, no eran un secreto para nadie, y no es que se hayan cambiado las reglas. “El presidente [López Obrador] siempre ha sido muy claro en torno a qué es lo que se necesita cambiar. Y yo creo que, por tanto, lo que observamos esta semana fue más esta estrategia tradicional del pánico por parte de los economistas tradicionales, pero que yo lo traduciría que son por supuesto movimientos de mercado que no están respondiendo a la especulación, en primera instancia, sino que están respondiendo a que la economía mexicana está haciendo un cambio estructural”.

-Si el presidente López Obrador llamó al Plan C en mayo de 2023, y para febrero de 2024 presentó este paquete de reformas, ¿por qué los mercados no reaccionaron en febrero? ¿Cómo es que funcionan los tiempos para esta salida de capitales que castigan a las democracias y a su búsqueda de soberanía?

– Ese tema es muy interesante porque aquí la palabra clave, el concepto clave es la ‘medición del riesgo’. Y en esos niveles de riesgo obviamente sí hay una diferencia entre enunciar una política, y tener la capacidad ya material de ejecutarla. Yo creo que esa es una primera diferencia. La otra es que en los movimientos de la moneda, como en la mayoría de los bailes que se necesitan dos, no es un detalle menor que el dólar –como moneda representante no sólo de Estados Unidos sino del imperio en general– presenta una desvalorización producto de una guerra comercial, una guerra militar en curso, un genocidio como expresión de estas necesidades de movimientos geoestratégicos y una crisis muy fuerte dentro de Estados Unidos. Entonces, en esa estructura financiera, nosotros siempre vamos a estar desafortunadamente anclados a esas otras dinámicas.

El doctor Rojas Silva observa, además, que los mercados aplican una especie de medición de timing cuando hay cambios de gobierno, porque es un momento en el que hay posibilidades de reorganizar muchas cosas. “Yo creo que fue como un aviso, un anuncio de: ‘aquí estamos’ y de tratar de incidir. Siento que la perspectiva era ir acorde con lo que era el proyecto de la derecha de tratar de buscar romper con la elección, llevarla a una inestabilidad y al bloque de poder que tienen en lo judicial. Pudo haber sido parte de esto que no se dio, que no fue posible, pero lo intentaron, que en suma siempre es generar inestabilidad, puede ser inducida. Estos poderes lo hacen de esta manera porque buscan que prevalezcan las condicionantes que los beneficien, que se han repetido en muchas ocasiones, que es la estabilidad del déficit fiscal y otras medidas que privilegian lo estable a los procesos de crecimiento. Yo creo que está relacionado con todo esto, pero hay componentes que están sucediendo en la crisis que también está en curso a nivel mundial, y particularmente dentro de Estados Unidos”.

-Esto que pasó tras la elección y que los analistas ubican como una reacción al Plan C, ¿habría elementos para saber si fue inducido?

-Es muy difícil decirlo porque hay una gran discrecionalidad en todas las decisiones. La forma en que lo reflexionaría es que no me sorprendería que fuera inducido, porque no se tientan el corazón: son intereses privados. Cuando se dice que “el mercado está nervioso y que tiene miedo” es un eufemismo enorme, porque tienen un poder muy grande y más bien están privilegiando sus intereses. No creo que tengamos elementos para decirlo así [que la caída en la BMV fue inducida], pero en el entendimiento de que lo suelen hacer históricamente puede tomar mayor claridad a la distancia. Lo que sí podemos decir es que sí se activan una serie de segmentos de presión mediática para poner el acento sobre lo que está pasando con el déficit, sobre el asunto del sostenimiento de gastos sociales, es decir, hay un cuestionamiento del tipo de modelaje.

Rojas Silva explica que en el análisis se debe tomar en cuenta un componente que va en contra de lo inducido, “en el sentido de que los capitales están buscando sistemáticamente mayores ganancias, y ello está a un nivel de automatización: muchas veces esos movimientos pudieron haberlos hecho computadoras, o sea algoritmos. Esa volatilidad se puede estar haciendo por la combinación de factores. En suma, lo que yo diría es que como ha sucedido en otros países, especialmente en Argentina, [los mercados] sí tienen toda la capacidad de hacerse presentes políticamente”.

FOTO: MARIO JASSO/CUARTOSCURO.COM

-¿Hay alguna manera de que los Estados nación, en este caso el Estado mexicano, pudieran tomar medidas para evitar esta intromisión política de estos capitales, de estos intereses no legítimos?

-Lo que se ha tomado como decisión para este proceso de cambio ha sido respetar estos nodos elementales, esos fundamentos macroeconómicos y sí se ha hecho, se ha buscado demostrar que aun así hay grados enormes de libertad para hacer la reconstrucción de la infraestructura básica del país, y además la  gran demostración histórica del presidente de que si tú le cierras la llave a la corrupción, ese gasto corriente que se iba a la basura se puede convertir en gasto social y en gasto productivo con mayor capacidad de crecimiento.

Para el académico universitario, lo que ocurrió con la BMV y la paridad del peso es apenas un aviso, porque “sí puede llegar el momento en el cual el capital, en general, diga: ‘todo lo que gano, lo gano legalmente pero también influyendo en los poderes’. El Poder Judicial ha hecho políticas económicas, ha protegido intereses de trasnacionales. El asunto es que el antídoto, la criptonita históricamente es que el pueblo esté completamente convencido de las acciones que haya que realizarse; es decir, tener una base muy consiente de qué tipo de movimientos se están haciendo. Yo creo que sí podemos seguir por la ruta de terminar de construir la infraestructura básica, dar el salto para ver en qué segmentos podemos no solamente ser maquiladores, sino también productores de nuevo valor, buscar las otras formas alternativas de organización que están ahí latentes en la sociedad mexicana, e ir generando cada vez mayores políticas que se vayan acercando a controlar a ese gran monstruo: me refiero principalmente a la política monetaria. El banco central como autónomo nos alejó de esa posibilidad y ahora se ha estado anunciando eso, se va a respetar la autonomía pero respetarla no significa que no haya un cuestionamiento democrático de saber qué tipo de política monetaria se está realizando, y precisamente cómo hacer para que se tengan no nada más un control de la inflación en general, sino un control dual como lo hace la Reserva Federal, de estar preocupado por asuntos monetarios pero también estar preocupado por el empleo y por la producción”.

-El mensaje del 2 de junio es: hagamos posible esas 20 reformas que propuso el presidente López Obrador y las que se requieren en el futuro, ya en el segundo piso de la cuarta transformación. ¿Eso significaría estar conscientes de que quizá el mercado nos vaya a castigar por estas decisiones y entonces asumir que vamos a tener una especie de bache económico originado por la salida de capitales pero que no se puede renunciar a las reformas?

-Exacto. Yo creo que precisamente la riqueza de este momento es en ese sentido, de que de alguna u otra manera ya se presentan en plena claridad los verdaderos poderes que están detrás de personeros que hasta ahora los habíamos visto en política, pero que son los poderes económicos que son desgraciadamente los determinantes en un sistema capitalista global. Pero sí, efectivamente, yo diría que éste es el momento también, porque está a mediana distancia de tiempo la renegociación con el tratado T-MEC y el cambio de gobierno también en Estados Unidos. Éste es el momento estratégicamente hablando. En principio, en fundamento yo coincido en que ése es el mandato popular para que cambie todo lo que tenga que ser cambiado. Y yo creo que se va a avanzar bastante precisamente con el asunto de la reforma al Poder Judicial, porque de esa manera también regresamos la autonomía de las decisiones de política económica. Y eso ya te permite tener hacia el futuro cada vez mayores capacidades para ir resolviendo los problemas de fondo.

“Este primer sexenio nos sirvió para darnos cuenta de que es posible esa transformación, de que es necesaria y de que inmediatamente se van presentando resultados. En este segundo sexenio pues es el momento de consolidarlo, ya ves que hubo una discusión del segundo piso, de qué es profundización, pues yo creo que es la aceleración del proceso de cambio para para transitar de lo que fue una república burguesa –es decir donde la clase burguesa domina– a una república social, donde los objetivos de la clase trabajadora mayoritaria son los que van teniendo que un avance sólido”.

-Si se tiene en cuenta que es el pánico lo que rige a estos intereses, que además tienen el control de los medios corporativos, y que septiembre sería el mes ideal para aprobar todo el Plan C, ¿se puede prever algo en términos económicos o simplemente sería llegar a ese momento en el que se aprueban las reformas y ahí sentir el poder de los oligarcas o el poder de estos intereses?

-Sí se puede prever. Como decíamos, no hay un gran segmento subjetivo en este caso. Y sí, por eso fue muy necesario y oportuno que saliera primero la noticia de que el secretario de Hacienda [Rogelio Ramírez de la O] continúa. Esto da certeza. Está también ahí la doble lectura de que el que está saliendo a tranquilizar es el que ha estado haciendo la ejecución del modelo [económico del humanismo mexicano], que supuestamente da nerviosismo, esto significa que en realidad no están así, sino que simplemente están manteniendo la comunicación”.

El doctor Rojas Silva recuerda que en días pasados directivos del fondo de inversiones [también conocido como fondo buitre] Black Rock se reunieron con la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum: los capitales están midiendo lo que va a pasar aquí. “La nueva presidenta llega con este nivel de aprobación, eso es un poder real y no es un detalle menor. Por lo tanto yo creo que lo que el equipo de transición sí puede hacer es estar en permanente comunicación y explicando qué es lo que se está haciendo. Creo que falta una gran explicación respecto al déficit fiscal, porque se ha tomado como si se rompiera una disciplina, cuando en realidad ese déficit significa –porque no es lo mismo una deuda para gasto corriente que una deuda para gasto productivo, y eso es válido– que en realidad ha sido todo el proceso de inducción de inversión real, que es lo que nos tiene ahora también con todo este macro equilibrio. Entonces yo creo que se debe enfatizar que el modelo es realmente sólido, no por suerte de la especulación sino porque realmente se ha avanzado material y físicamente en los niveles de inversión. Mantener eso claro para el capital financiero, pero sobre todo para la discusión del movimiento, creo que es una de las ligas de preparación para que ante cualquier movimiento [del mercado] no represente ningún riesgo”.

FOTO: VICTORIA VALTIERRA /CUARTOSCURO.COM

-¿Qué significa para la 4T que se quede el secretario Ramírez de la O en Hacienda?

-Justamente vimos ya la distancia, como hubo todo un proceso difícil en este papel de los secretarios de Hacienda, porque una cosa es decir sí estoy de acuerdo con este personaje político, que cuando ya empiezas a ver lo que significa realmente mover el monstruo desde dentro y todos los intereses que hay, particularmente en Hacienda. Históricamente, es un lugar que ha estado cerrado, que ha construido incluso una élite y una forma de pensamiento que creo que es lo que hemos ido viendo. De Carlos Urzúa a Arturo Herrera sí hubo cambios, permitió evolucionarlo, pero cuando rápidamente llegaron al límite tienes necesariamente el siguiente cambio. Creo que se encontró al final, afortunadamente la tercera es la vencida y López Obrador encontró un buen alfil ahí en la Secretaría de Hacienda, que ahora va a permitir este proceso de transición. Al inicio del sexenio de López Obrador, Urzúa tenía este papel también tranquilizador de mercados porque venía de la estructura anterior, por así decirlo, y ahora está sucediendo igual pero con un signo diferente; pero no descarto que en ciertos momentos quizá no porque sea el límite de Ramírez de la O pero, sí es verdad que el país en su tránsito, pues va a tener que seguir avanzando en medidas que son cada vez pues menos ortodoxas.

-¿Cómo observa el cierre del sexenio del presidente en materia económica?

-Para mí ha representado una gran lección. Yo creo que el sexenio en sí mismo es una lección de economía no neoliberal, y esto no quiere decir –porque de repente hay mucha confusión, sobre todo de los puristas que dicen: “ah, pues si hay presencia de capitales es capitalismo y nada ha cambiado”, no– que no es un mar de intereses. Decía Marx que no hay nada peor que las furias del interés privado, y es correcto, entonces yo creo que hay una gran enseñanza de cómo navegar ese mar sin perder la orientación de los principios de soberanía, y además hay una lección cruzada, yo diría con mutatis mutandis: la experiencia de China que también logró manejarse dentro del mercado, pero hacer prevalecer sus objetivos particulares. Lo que allá se llama socialismo con características chinas, acá es la cuarta transformación, por supuesto con humanismo mexicano con las características que nos corresponden. La apuesta fue el equilibrio macroeconómico.

“El otro punto clave es la austeridad republicana, es decir, esta transformación sistemática de gasto corriente a gasto productivo, hacer más chico el Estado y más eficiente y esto dio muchas luces. La otra es la recuperación de la planeación estratégica, es decir, no fue un detalle menor el sureste, la combinación del Transístmico que es hoy es un cruce geoeconómico estratégico fundamental, no solamente para las costas de Estados Unidos con respecto a Asia, sino también para la proyección futura de la ruta de la seda de China. Hay una visión en general de decir: ‘no nos metemos con la actual arquitectura financiera internacional, pero vamos a demostrar que aún con esas reglas podemos hacer la reconformación y reconfiguración de la infraestructura básica en términos de comunicaciones y de energía. El contenido de soberanía dentro de un modelo económico, creo que en general podemos observar esta nueva experiencia y habrá, sin duda, la necesidad de hacer muchísima reflexión porque de aquí sale sin duda un nuevo libro sobre ciencia económica”.

Finalmente el doctor en economía señala que el cambio en el imaginario tarda en llegar, y que eso explica por qué todavía hay una gran cantidad de economistas neoliberales que aprovechan cualquier movimiento de los mercados, por más marginal que sea, para inmediatamente traducirlo al pánico. “Mi mensaje es que mantengamos la calma, porque lo que nos tiene en este conflicto no es lo que era antes: un endeudamiento acelerado, fugas, corrupción y privatización. Lo que nos tiene en este tema es precisamente que el modelo funciona y que hay perspectivas renovadas para seguir haciendo la transformación del país, particularmente con el reconocimiento de que somos una economía mixta y que somos tres, ya no somos uno nada más –el sector privado– si no somos tres: el sector estatal, el sector privado por supuesto que va a estar presente y, muy importante, el sector social”.

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