La Habana, Cuba. El comandante Ernesto Guevara, el Che, quien cayó en combate el 9 de octubre de hace 54 años, otorgó importancia estratégica a las comunicaciones, tanto en Cuba como en el Congo y Bolivia, pues de ello dependía en gran medida su obra y su vida.
El ejemplar luchador por la liberación de los pueblos dejó rigurosos relatos y diarios de campaña de sus experiencias en esos tres países, así como numerosos ensayos, documentos, testimonios, poemarios y hasta cartas personales, luego convertidos en libros editados en varios idiomas y distribuidos en todo el mundo.
El Che destacaba asimismo por su oratoria directa, sintética, convincente, registrada en numerosos audiovisuales.
En la Sierra Maestra de Cuba, escenario de las guerrillas encabezadas por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, estuvo entre los fundadores de Radio Rebelde, emisora de gran impacto en el país, pese a su limitado alcance territorial.
Tras el triunfo en 1959, junto a Fidel Castro, impulsó la fundación de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, creada para defender a Cuba de las campañas desestabilizadoras de Estados Unidos y para dar a América Latina una voz propia frente al monopolio informativo de Washington.
“El Che tenía ese interés y ese hábito”, recordó en exclusiva para Prensa Latina, Tomás Escandón, integrante del equipo de comunicadores de la guerrilla del Che en el Congo (1965), quien aseguró que una de sus características fue “siempre mantenerse informado y también informar a Fidel sobre la situación de la misión”.
En el Congo, valoraba mucho las comunicaciones, recibir y transmitir información. Intercambiaba con los distintos frentes guerrilleros, brindaba información y orientación, a pesar de las deficiencias de algunos de nuestros equipos, puntualizó Escandón.
Estaba siempre al tanto de las noticias, especialmente de Europa. Me pidió las frecuencias de Radio Francia Internacional, que él sintonizaba gracias a su dominio del idioma francés. También escuchaba Radio Habana Cuba para tener información de Cuba y el resto del mundo, precisó.
Para ello, agregó, utilizábamos un radio receptor portátil de onda corta marca Zenith Transoceanic, muy moderno en esa época.
Actualmente a cargo del aseguramiento técnico de las comunicaciones de Prensa Latina, Escandón relató las distintas formas de transmitir y recibir mensajes cifrados durante los últimos meses de la tropa del Che en el Congo, especialmente la retirada, atravesando el lago Tanganica hasta el puerto de Kigoma, en Tanzania.
Solamente en los últimos 30 días de actividad, se transmitieron 110 mensajes y se recibieron 60, según relató el Che.
Procedente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y graduado de especialista en comunicaciones en la entonces Unión Soviética, Escandón sostuvo que el Che, además, tenía una preparación técnica muy superior a la del resto de los oficiales.
“Inspeccionaba personalmente la labor de nosotros, un reducido equipo de comunicadores. Nos organizaba las guardias”, dijo.
Iba constantemente a la choza donde habíamos montado los instrumentos de comunicación e intercambiaba permanentemente con el jefe de los comunicadores, Justo Rómulo Rumbaut.
Citado en el libro Los Hombres de Tatu, de Ramón Torres Zayas, Rumbaut aseveró que el Che (Tatu) “reconoció que, gracias a nosotros, pudo mantener contacto con Fidel y saber de los principales problemas de Cuba. En algún momento confesó que nuestro trabajo lo ayudó a no sentirse aislado”.
Su tropa, menos de 200 hombres entre cubanos y congoleses, estaba siendo asediada por efectivos enemigos, incluyendo mercenarios belgas, por lo que ordenó el traslado de los combatientes hacia el sur, lo cual debía ser comunicado a Kigoma para que enviaran dos grandes lanchas.
Escandón recordó que tuvieron que dejar los equipos escondidos en una cueva cerca del campamento y usar otro “que habíamos preparado de reserva”.
Al respecto, el Che describió así esa tarea: “Estaba esperando el equipo de comunicaciones; a las 6 horas debíamos intentar la primera comunicación […]. Aquello era desesperante; una loma que se baja en diez minutos, los compañeros emplearon tres horas para hacerlo, y debieron tomar aliento antes de seguir caminando”.
Intentamos hacer la comunicación habitual de las 10 horas y fracasamos. Seguimos el paso lento que imponían los tres compañeros totalmente inhabituados a caminar en lomas y que marchaban solamente con el espíritu, agregó el Che.
Relató que, finalmente, a las tres de la tarde, se logró pasar un mensaje pidiendo que fueran recogidos los combatientes cuanto antes, señalando el punto de recogida.
Al respecto, Ulises Estrada, uno de los jefes de esa misión, reveló en un encuentro con los comunicadores internacionalistas que el Che hizo “una valoración bastante, bastante, bastante positiva y digo bastante tres veces porque ustedes saben que el Che, para evaluar, era muy crítico”.
Oscar Fernández Mell, otro integrante del Estado Mayor del Che, afirmó que “en la exitosa retirada, las comunicaciones jugaron un papel esencial, al conocerse la hora y punto exacto de la recogida del barco para el paso a Tanzania”.
Escandón, que usó los nombres de guerra Julio y, luego, Raúl, no había conocido al Che personalmente hasta su llegada al Congo, donde el jefe guerrillero lo identificaba fraternalmente como “técnico”.
El especialista, orgulloso de su labor como comunicador en esa misión, atesora numerosos recuerdos de su experiencia internacionalista en el Congo, que –aseguró– influyó eventualmente en la independencia de otros varios países africanos y el fin del Apartheid.
Jorge Luna/Prensa Latina
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