Viejo colaborador de los cárteles de Sinaloa y Juárez, Sergio Villarreal Barragán –alias el Grande– fue el primer testigo en comparecer en el juicio contra Genaro García Luna, mano derecha del expresidente Felipe Calderón Hinojosa. Este 23 de enero declaró en la corte de Nueva York, Estados Unidos, que el exsecretario de Seguridad Pública recibía maletas –bolsas negras– de dólares de parte del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva.
Ante el jurado y el juez de la causa –Brian Cogan–, el Grande afirmó que los nexos del exfuncionario federal con el crimen organizado se remontan a hace más de 20 años, cuando el hoy procesado fue director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), durante el gobierno del panista Vicente Fox (2000-2006).
“Con ayuda del gobierno, el Cártel [de Sinaloa] creció en cuanto a territorio, en la cantidad de drogas que movíamos y eliminó a sus enemigos”, afirmó Villarreal Barragán en la corte de Brooklyn.
García Luna “tenía una participación muy importante” en la estructura del Cártel de Sinaloa, aseguró el Grande. Dijo que tuvo varias reuniones con el exsecretario de seguridad en el periodo de Felipe Calderón, cuando estuvo al frente de la AFI y que estuvo presente en varias ocasiones en las que se le entregaron sobornos.
Señaló que Arturo Beltrán Leyva, socio del Cártel de Sinaloa y después líder del Cártel de los Beltrán Leyva, era quien le entregaba el dinero al exfuncionario. “Los pagos crecieron conforme creció el cártel y sin ese apoyo hubiese sido prácticamente imposible”.
El Grande indicó que Arturo Beltrán entregó cada mes a García Luna sobornos que oscilaban entre 1 millón y 1 millón 500 mil dólares entre 2001 y 2006, ya sea a través de gente que trabajaba para el entonces director de la AFI o entregados directamente a él.
Villarreal Barragán afirmó que a partir de 2004, la facción de los Beltrán Leyva y el acusado se reunían en promedio una vez al mes en una casa de seguridad cerca de Perisur, en el sur de Ciudad de México. Miembros del Cártel de Sinaloa recogían a García Luna en el estacionamiento de la plaza comercial y lo llevaban a “la oficina” del grupo criminal, donde el exfuncionario conversaba durante unas tres horas con sus presuntos socios.
El entonces director general de Investigaciones de la AFI, Luis Cárdenas Palomino –señalado por las autoridades como el principal cómplice y mano derecha de García Luna–, también acudía a los encuentros, detalló el testigo colaborador.
El narcotraficante dijo que Arturo Beltrán Leyva regaló a García Luna una motocicleta Harley Davidson de edición limitada para ganarse sus favores y empezarse a reunir con frecuencia. Una vez establecido el contacto, los sobornos se entregaban en paquetes de bolsas negras con billetes de 100 dólares, conocidos como chorizos y compactados hasta llegar a la suma de 10 mil dólares.
Después se juntaban paquetes de cinco chorizos hasta amasar alrededor de un millón de dólares que eran entregados a los altos mandos de la policía especializada. “Normalmente ponían una maleta sobre la mesa, abrían el zipper y enseñaban el contenido”, declaró el Grande en el que podría ser el juicio del siglo, por implicar a altos funcionarios mexicanos y que podría alcanzar al expresidente Calderón.
Los capos del Cártel de Sinaloa se referían a García Luna como el Compa o el Tartamudo, como burla por sus problemas de lenguaje. “Se hablaban con familiaridad, como amigos”, dijo Villarreal Barragán sobre las conversaciones entre Arturo Beltrán y García Luna.
El testimonio del narcotraficante, ahora testigo colaborador, fue detallado en cuanto a las supuestas redes de complicidad entre la AFI y el Cártel de Sinaloa. Habló, por ejemplo, de que la Agencia de Investigación tenía un acuerdo con el grupo criminal para repartirse los decomisos de droga: la “gente de García Luna” se quedaba con la mitad del valor de los cargamentos y los narcotraficantes, con la otra.
Dijo que pistoleros del cártel y los agentes hacían operativos conjuntos contra el Cártel del Golfo, sus enemigos. Que los criminales ponían y quitaban a gente de la estructura del organismo gubernamental, y hacían lo mismo con los retenes policiales para facilitar el flujo de drogas ilícitas hacia Estados Unidos. “Esos pagos eran para que estuvieran comprometidos con nosotros, al cien”, dijo El Grande.
Además de señalar a García Luna y Cárdenas Palomino, el Grande también puso bajo la mira a toda una red de exfuncionarios de la extinta AFI, entre ellos, Domingo González, director del Centro de Mando de la agencia y pieza clave en la supuesta red de sobornos; Armando Espinosa de Benito, a quien señaló como colaborador de la DEA, “compadre del Chapo y amigo del Mayo”, según Villarreal Barragán; Iván Reyes Arzate –la Reina–, condenado a 10 años por narcotráfico en Estados Unidos; Ramón Pequeño, prófugo de la justicia, y casi una decena de comandantes y mandos medios y altos.
Asimismo, citó que Édgar Valdez Villarreal, la Barbie y uno de los principales narcotraficantes, tenían relación con la AFI. Algunas reuniones eran, incluso, en las oficinas del organismo en la capital, comentó el testigo. Así transcurrió el primer día del juicio contra García Luna, en medio del silencio del expresidente Calderón Hinojosa, quien ya ha mudado su residencia a Madrid, España.
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