Río de Janeiro, Brasil. El hambre agobia a 733 millones de personas, una de cada cinco en África y una de cada 11 en el planeta, indicó el “Informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, publicado este miércoles 24 por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas.
Si las tendencias actuales continúan, alrededor de 582 millones de personas estarán crónicamente desnutridas en 2030; la mitad de ellas en África, indicó el informe, también conocido como Sofi (por su sigla en inglés).
Fue presentando en el contexto de la reunión ministerial en esta ciudad del Grupo de Acción del Grupo de los Veinte (G-20, economías industrializadas y emergentes) para la Alianza mundial contra el hambre y la pobreza.
Advierte de que el mundo está lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, Hambre cero, para 2030, y en cambio demuestra que se ha retrocedido 15 años, con niveles de subalimentación comparables a los de 2008-2009.
A pesar de algunos avances en ámbitos específicos como el retraso en el crecimiento y la lactancia materna exclusiva, un número alarmante de personas sigue enfrentándose a la inseguridad alimentaria y la malnutrición, indica el estudio.
Ello porque los niveles mundiales de hambre se han estancado durante tres años consecutivos, con entre 713 y 757 millones de personas subalimentadas en 2023, unos 152 millones más que en 2019 si se considera el rango medio (733 millones).
Las tendencias regionales varían: el porcentaje de la población que padece hambre sigue aumentando en África (20.4 por ciento), y permanece estable en Asia (8.1 por ciento), aunque sigue representando un reto importante, ya que la región alberga a más de la mitad de las personas que padecen hambre en el mundo.
De 2022 a 2023, el hambre aumentó en Asia Occidental, el Caribe y la mayoría de las subregiones africanas, y muestra progresos en América Latina (6.2 por ciento).
Comparando África con América del Sur, “una diferencia clave es que Sudamérica invierte una cantidad significativa de sus recursos en programas de protección social, que permiten intervenciones focalizadas que alivian el hambre de manera efectiva y rápida debido a su eficiencia”, dijo Máximo Torero, economista jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por su sigla en inglés).
Es una de las entidades autoras del estudio, junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). También participaron la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unida para la Infancia (Unicef por su sigla en inglés).
Más allá del hambre, el informe destaca que el acceso a los alimentos adecuados sigue siendo un objetivo inalcanzable para miles de millones de personas.
En 2023, alrededor de 2330 millones de personas en el mundo se enfrentaban a una inseguridad alimentaria moderada o grave, cifra que no ha cambiado en forma notable desde el brusco repunte de 2020, en medio de la pandemia de la Covid-19.
Entre ellas, más de 864 millones experimentaron inseguridad alimentaria grave, debiendo pasar a veces sin alimentos un día entero o más tiempo.
Esta cifra ha permanecido alta desde 2020 y, aunque América Latina muestra mejoras, persisten retos más amplios, en especial en África, donde 58 por ciento de la población sufre inseguridad alimentaria moderada o grave.
La falta de acceso económico a dietas saludables continúa siendo un problema crucial, que afecta a más de un tercio de la población mundial. Con nuevos datos sobre los precios de los alimentos y mejoras metodológicas, la publicación revela que más de 2800 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable en 2022.
La disparidad es más pronunciada en los países de ingresos bajos, donde 71.5 por ciento de la población no puede permitirse una dieta saludable, frente a 6.3 por ciento en los países de ingresos altos. La cifra descendió por debajo de los niveles prepandémicos en Asia y en América del Norte y Europa, pero aumentó en África.
Aunque se ha avanzado en el incremento de las tasas de lactancia materna exclusiva hasta 48 por ciento, será difícil alcanzar las metas mundiales de nutrición.
La prevalencia del bajo peso al nacer se ha estancado en torno a 15 por ciento, y el retraso del crecimiento entre los niños menores de cinco años, aunque ha disminuido hasta 22.3 por ciento, sigue sin alcanzar las metas.
Además, la prevalencia de la emaciación (bajo peso en relación con la altura) entre los niños no ha experimentado mejoras importantes, mientras que la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años ha aumentado.
Del mismo modo, las nuevas estimaciones de casos de obesidad en adultos muestran un alza constante en la última década, de 12.1 por ciento en 2012 a 15.8 por ciento en 2022.
Las proyecciones indican que en 2030 habrá en el mundo más de 1200 millones de adultos obesos.
Las tendencias ponen de relieve los complejos retos de la malnutrición en sus formas y la urgente necesidad de intervenciones específicas, ya que el mundo no está en vías de alcanzar ninguna de las siete metas mundiales de nutrición para 2030, según advierten los cinco organismos de la ONU en el Sofi.
Inter Press Service (IPS)*
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