Ciudad de Panamá, Panamá. Minutos después de abrir los centros de votación en comicios generales en Panamá, el entonces candidato presidencial José Raúl Mulino aseguró que encabezaría un gobierno de unidad nacional, con el objetivo de enrumbar la economía doméstica y beneficiar a las familias.
Casi nueve horas después de aquel desayuno con los comunicadores de Prensa Latina, el titular del Tribunal Electoral (TE), Alfredo Juncá, hacía la tradicional llamada telefónica. En ésta, comunicaba que era el virtual presidente electo con 34.4 por ciento de los votos; un resultado irreversible.
Hace unos seis meses, Mulino dijo que estaba casi retirado de la política y no apreciaba su presencia en el escenario electoral. Sin embargo, el abogado de 64 años y exministro de Seguridad del exmandatario, Ricardo Martinelli (2009-2014), apareció como la opción del compañero de fórmula del exgobernante. Buscaba la reelección por el partido que fundó, Realizando Metas, y el respaldo de Alianza.
Llegó hasta allí, luego que no fructificara la propuesta de impulsar a la esposa del multimillonario, Marta Linares, a la vicepresidencia, con apego a las normas del Código Electoral.
Cuando el máximo organismo comicial decidió inhabilitar al multimillonario, luego de recibir una condena de más de 10 años de cárcel por blanqueo de capitales, Mulino fue la carta bajo la manga para ser el abanderado de esas toldas en la carrera hacia el Palacio de las Garzas –sede del Ejecutivo panameño–.
Entonces, diversos actos de campaña política denominada “Salvar a Panamá” tomaron más fuerza en las redes sociales. Eran una recomendación de Martinelli en respaldo a Mulino, su delfín, a quien calificó de “persona ruda, pero buen tipo”. Indicó que era la persona correcta que daría continuidad al legado y resultados del anterior gobierno, bajo el eslogan de más “chen chen” –dinero en el argot popular–.
La periodista Dalia Pichel dijo a la televisión local que en estos sufragios se impuso más bien un sentimiento de nostalgia hacia aquel mandato de Martinelli, el cual se reflejó en el mensaje de “Martinelli es Mulino y Mulino es Martinelli”, determinante a la hora de los votos.
En el temprano encuentro con periodistas el día de las elecciones, Mulino insistió en que no tenía compromiso alguno con “el amigo” (Martinelli), quien además no le solicitó condición alguna para asumir al frente del Ejecutivo con decisiones propias.
Interpelado sobre la figura del vicepresidente –vacía ahora en la nueva nómina–, afirmó que no era la preocupación del momento, y que establecería un buen Consejo de Gabinete, con personas de su más absoluta confianza.
El domingo 5 de mayo, Mulino ganó con el 34.42 por ciento de los votos con el respaldo decisivo de Martinelli, casi 10 puntos de ventaja sobre su rival más próximo, Ricardo Lombana, del Movimiento Otro Camino, quien obtuvo 24.97 por ciento, con más del 90 por ciento de mesas escrutadas.
Su primera actividad fue ir a la embajada de Nicaragua en esta capital, donde Martinelli permanece asilado desde el 7 de febrero, para darle un abrazo. “Vamos a ganar”, remarcó.
Tras conocerse la noticia, Mulino comentó ante miles de seguidores en un airado discurso en un hotel capitalino “Misión cumplida, carajo”, en un claro mensaje de agradecimiento a Martinelli, aunque luego remarcó que no sería títere de nadie.
En su primer mensaje a la nación, Mulino llamó a construir un gobierno de unidad nacional, con el objetivo de atender los complejos problemas, los cuales agobian al país centroamericano, en particular el desempleo y la pobreza.
Al respecto adelantó que conversó con otros candidatos presidenciales, quienes quedaron más rezagados, como el empresario Rómulo Roux, de Cambio Democrático y partido Panameñista; y sobre todo José Gabriel Carrizo, del gobernante Partido Revolucionario Democrático, para consolidar esa estrategia.
También, señaló que buscaría el consenso a partir de políticas que priorizan a la empresa privada, nacional y extranjeras, pero sin olvidar a los más necesitados. De igual manera, destacó que tres meses de campaña política devinieron universidad y mucho aprendizaje en las visitas a las comunidades para conocer y escuchar las preocupaciones de las personas más necesitadas.
Algunas de sus promesas son tener un tren de pasajeros que una a la ciudad de Panamá con David (Chiriquí) en el extremo más occidental; entregar obras inconclusas como hospitales y acueductos; edificar una red vial en particular entre La Chorrera y Santiago de Veraguas, y remozar una deteriorada carretera Interamericana.
Aseveró que pedirá de forma respetuosa al empresario privado general más empleo. Además, aseguró a los proveedores que honrará el pago de la deuda pública que recibirá, la cual ronda los 50 mil millones de dólares.
La tranquilidad vendría un poco después, casi en la medianoche, cuando el actual presidente de la República, Laurentino Cortizo, tras felicitarlo por la victoria en las urnas, ratificó el compromiso de llevar a cabo una transición transparente y ordenada hasta la toma de posesión el próximo 1 de julio.
Mulino sabe que enfrentará diversos desafíos económicos, políticos, sociales, ambientales y diplomáticos. Asimismo, lidiará con una Asamblea Nacional –Parlamento unicameral– fragmentada, donde sus partidarios consiguieron 15 de 71 curules.
Algunos de esos retos son la situación con Minera Panamá, filial de la trasnacional canadiense First Quantum. A finales de 2023, protestas populares obligaron a declarar como inconstitucional un contrato suscrito con el Estado.
También está la crisis hídrica por la que atraviesa el país debido a una prolongada sequía. Ésta obligó al Canal a reducir el tránsito diario de buques. De igual manera, hay que mencionar la debacle en la Caja de Seguro Social ante la quiebra de sus finanzas y la falta de recursos para pagar a pensionados a finales de este año.
A ello, se suma el auge de la migración irregular que cruza la selva de Darién en la frontera con Colombia, con rumbo a Estados Unidos, sin que se hayan podido reducir esos flujos. Asimismo, éstos se encuentran vinculados a un negocio del crimen organizado, tema del cual el presidente electo había adelantado la pretensión de cerrar la zona limítrofe. “Son retos muy grandes, que asumimos con decisión y liderazgo, que es lo que le falta a este país”.
Para diputados independientes como Juan Diego Vázquez y Gabriel Silva de la bancada Vamos, la composición del próximo Legislativo, integrado en su mayoría por parlamentarios de libre postulación y sin compromisos con partidos políticos, sería una puerta a la esperanza para el desarrollo sostenible.
En ese sentido señalan como oportunidad única para demostrarle al país que la nueva política es sinónimo de responsabilidad y equilibrio.
En el Parlamento, precisaron, se designa al Contralor General de la República, al Defensor del Pueblo, a un magistrado del Tribunal Electoral, y por supuesto se ratifican a los dos procuradores, a todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, y a todas las administraciones autónomas; además de que aprueban el Presupuesto General del Estado, todas y cada una de las leyes que presenta el Órgano Ejecutivo, y los demás poderes públicos.
Mario Hubert Garrido/ Prensa Latina*
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Panamá
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