domingo, marzo 16, 2025

En Estados Unidos, hay un pueblo en pie de lucha

En Estados Unidos, hay un pueblo en pie de lucha

FOTO: 123RF

El gobierno de Donald Trump no sólo amenaza a Palestina, Groenlandia, Canadá, México y otros países, sino también al pueblo y clase trabajadora de su propia nación.

Las medidas que ha emprendido la oligarquía en el poder enfrentan el profundo rechazo popular en su territorio, que responden con unidad y acción planificada. Allá, existe y se desarrolla el poder popular, el cual busca revertir la situación nacional e internacional; además de implementar alternativas.

A lo largo y lo ancho de Estados Unidos, se manifiestan los pueblos, oponiéndose a las medidas de la oligarquía que Trump representa. Se organizan los trabajadores, con ciudadanía o sin ella, con papeles o sin papeles.

La clase obrera es golpeada por la artillería de ataques del gobierno que recién inició el 20 de enero. Para este momento, ya está enfrentando múltiples movimientos de una población cada vez más consciente de su poder y de su fuerza.

Rechazan al actual sistema político y al cártel de partidos. Estos últimos representan a los grupos oligarcas, mientras abonan al pueblo en los problemas que se agudizan día a día.

El 5 de febrero, se puso en marcha el “Movimiento 50501” –la abreviatura de “50 protestas, 50 estados, un día”–. Desde entonces, se han organizado acciones en todo el país, incluidas las desarrolladas en Washington, DC, en defensa de los trabajadores federales; así como las acciones del “Día del Presidente”, el 17 de febrero, cuando se llevaron a cabo más de 75 acciones bajo el lema “No es el Día de mi Presidente”.

Y no sólo fueron estas dos jornadas, sino también se organizó un paro de inmigrantes, el pasado 3 de febrero. A lo largo y ancho de Estados Unidos, se realizó una protesta contra la política de Trump, la cual criminaliza y aterroriza a los trabajadores sin papeles, a quienes se coloca en una situación de moderna esclavitud.

Los trabajadores migrantes no son ajenos a la clase obrera estadunidense a la que se han integrado desde hace años. Se usa la condición de explotación de los indocumentados para disminuir los salarios de la clase obrera.

Por eso, hay amplia conciencia de que defendiendo los derechos de los migrantes se defienden los derechos de todos. Así se intensifica la oposición a la planificación de deportaciones, arrestos y separación de las familias.

Ante la gran indignación por el anuncio de que ya no se proporcionarían fondos para abogados de los niños no acompañados, quienes se enfrentan a los tribunales de inmigración, la presión popular logró que se restablecieran.

La protesta nacional se ha viralizado. El 14 de febrero, se volvieron a generalizar acciones de “Un día sin inmigrantes” en Washington, DC, Los Ángeles, Chicago, New York, Houston, Dallas, Miami, Boston, Atlanta, San Francisco y otras ciudades.

Estudiantes, madres y padres de familia, académicos y directivos educativos han realizado reuniones y cartillas informativas en varios idiomas desde California, Texas hasta Nueva York.

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Para responder a las acciones antiinmigrantes del ICE se están implementando “Equipos de Respuesta Rápida” que acuden a su auxilio. Sólo en Chicago, hay más de 20. También en California, donde el propio estado es santuario. Nueva York y Chicago han realizado acciones desde diciembre pasado.

En diversas ciudades, hay acciones de los maestros, trabajadores de la salud, trabajadores federales y en general del sector público, quienes se ven afectados por los recortes, los cuales buscan eliminar a los trabajadores que conocen sus derechos, a los sindicalizados y a los que tienen experiencia en trabajos sociales e influencia en comunidades.

Los ataques contra los trabajadores del sector federal y público son una parte clave de las acciones de los oligarcas para eliminar a la fuerza laboral sindicalizada y organizada. De igual manera, los trabajadores en periodo de prueba están siendo afectados en sus derechos.

En ciudades como Los Ángeles, Chicago, Nueva York, miles de personas se oponen a los recortes de empleos; a la “motosierra” de Elon Musk. Exigen financiamiento para la educación y la salud.

Conforme se organizan acciones se diversifican las tácticas de lucha: movilizaciones en las calles, a través de manifestaciones, paros, brigadas informativas, mítines, campañas de llamadas y firmas a congresistas, reuniones presenciales y virtuales. La coordinación entre colectivos y organizaciones ha tomado otro nivel.

En Estados Unidos, se exige el respeto a los derechos humanos, al empleo, vivienda, servicios de salud, sin contar los cientos de movilizaciones en favor del pueblo palestino; particularmente por parte de la juventud.

El plan de Trump de ocupar la Franja de Gaza y expulsar a los pobladores originarios de la que ha sido su tierra ha provocado un amplio rechazo. En los campus universitarios, siguen las acciones que respaldan al pueblo palestino. Demuestran su persistencia, a pesar de que las universidades estadunidenses han intensificado su carácter represivo durante el último año.

Instituciones, como la Universidad de Columbia y la Universidad de Nueva York, han llegado al extremo de calificar las protestas contra el sionismo y el genocidio como acciones de antisemitismo. También, ha habido represión policial en muchos campus.

Muchas universidades negaron los títulos a estudiantes que se graduaban. Optaron por suspender, expulsar o amenazar con expulsar a quienes participaron en las protestas, pero siguen tenazmente.

De igual manera, los estudiantes en las escuelas secundarias se están movilizando. Los paros en sus escuelas se han vuelto comunes. En Los Ángeles y otros estados, acompañan las protestas con carteles como “Ningún humano es ilegal”, “Abolir la ICE” y “América fue construida por inmigrantes”. Asimismo, se envían numerosas cartas al Congreso y demandas que muestran la profundidad de la oposición.

Organizaciones, como Médicos por América, la Unión Nacional de Padres, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, una demanda de 27 grupos religiosos –entre ellos, la Iglesia Menonita, la Iglesia Episcopal y la Conferencia Central de Rabinos Americanos–, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés) y muchas organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes, contra la guerra y a favor de los palestinos están manifestando su posición.

Se han presentado más de 60 demandas; muchas han conseguido obtener medidas cautelares para bloquear las acciones del gobierno. Los trabajadores federales han presentado demandas y rechazado los despidos.

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Organizaciones de derechos de los inmigrantes y fuerzas legales –como la Unión Americana de Libertades Civiles– han presentado demandas contra la orden de Trump de negar el derecho constitucional a la ciudadanía por nacimiento. Hasta ahora, cuatro jueces han bloqueado esta orden, mientras que los oligarcas, con descaro, han dicho que ignorarán los fallos judiciales.

Otras de las demandas han bloqueado detenciones e incautaciones ilegales que el ICE está llevando a cabo. Éstas incluyen una demanda que bloquea el envío de personas a Guantánamo, ilegalmente, en territorio cubano, donde Trump planea una instalación de 30 mil camas fuera del alcance legal, con el objetivo de actuar con total impunidad.

En la frontera Estados Unidos-México, hay coordinación de colectivos de ambos lados de la frontera. Se organizan, en ciudades como El Paso, activos en contra de los campos de detención –verdaderos campos de concentración–, las deportaciones y la militarización de sus ciudades.

El Sindicato Nacional de Padres condenó que se permita realizar arrestos en los planteles. Las escuelas públicas de Denver están demandando al Departamento de Seguridad Nacional, con la exigencia de impedir al Servicio de Inmigración (ICE) ingresar a las instalaciones, luego de las redadas que bloquearon autobuses y aterrorizaron a los estudiantes. Dentro del movimiento, la demanda de muchos sectores es abolir el ICE por completo.

Por su parte, la Asociación de Estudiantes de la Universidad de California demandó al Departamento de Educación. Acusó al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk de acceder ilegalmente a “información personal y financiera confidencial” de unos 42 millones de acreedores de préstamos estudiantiles federales. Hay demandas similares contra el Departamento del Tesoro y el DOGE por piratear bases de datos personales masivas.

Además, Doctors for America presentó una demanda en la que se opone a la eliminación de “una amplia gama de datos relacionados con la salud”, que son necesarios para los trabajadores de la salud y los investigadores.

El juez federal ordenó al Departamento de Salud y Servicios Humanos, a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) que restauren sus sitios web y conjuntos de datos.

En la nación vecina del norte, 22 estados demandaron a los Institutos Nacionales de Salud (NIH por sus siglas en inglés) por su decisión de imponer un límite del 15 por ciento a la financiación indirecta para proyectos de investigación. Calificaron esto de “arbitrario y caprichoso”.

El juez detuvo el tope, mientras avanza el litigio. Asimismo, han demandado la eliminación de fondos ya aprobados, como de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).

Los cientos de órdenes ejecutivas y acciones del DOGE se enfrentan a una fuerte oposición y resistencia por parte de la clase obrera y los pueblos de Estados Unidos.

Igualmente, los jóvenes trabajadores en período de prueba están en el punto de mira. Las redadas actuales contra los inmigrantes son, en parte, un esfuerzo por dividir y debilitar el espíritu de lucha de quienes laboran.

Sin embargo, el movimiento obrero se reactiva. Desde inicio de año, 5 mil trabajadores de la salud en Portland, Oregón, convocaron una huelga, el 10 de enero. Mientras que, en California, organizaron una huelga de tres días de 50 mil personas. Además, 10 mil enfermeras se sindicalizaron en Detroit, así como otros 28 mil trabajadores del sector educativo en Virginia.

En el sector manufacturero, el año pasado estallaron 34 huelgas. Otras, como los de Boeing, obtuvieron aumentos y prestaciones con el emplazamiento a huelga, como también los de Daimler Truck, en Carolina del Norte y aeromozos de American Airlines, Southwest Airlines y United Airlines.

En Chattanooga, Tennessee, 5 mil trabajadores de la Volkswagen organizaron un sindicato por primera vez en años. De igual manera, los trabajadores portuarios de la costa este arrancaron un aumento salarial importante a través de la huelga. Ellos y los estibadores de la costa oeste han apoyado los piquetes para bloquear los envíos a Israel y se oponen al genocidio.

Cómo dice Kathleen Chandler, líder de la Organización Marxista-Leninista de Estados Unidos (USMLO), “las demandas de No a la Oligarquía, No a las Deportaciones, Defender a la Clase Trabajadora resuenan alto y claro, mientras las acciones en curso, que continúan sin cesar, expresan categóricamente la oposición masiva al golpe de los oligarcas”.

En Estados Unidos, el pueblo exige el poder de dirigir su destino. Reclama el mandato sobre sus vidas. Buscan la renovación democrática y un gobierno antiguerra; además del apoyo a los trabajadores migrantes y a los afectados por los recortes de Donald Trump. Recordemos que, en última instancia, los pueblos hacen historia. Y, en Estados Unidos, van a hacer historia.

Nota: Texto basado en la información de TML www.cpc.ca

Chandler Kathleen. Batalla histórica para determinar quién es “Nosotros el pueblo”, TML Monthly. Núm 2. Febrero 2025

Chandler Kathleen. Estados Unidos. Amplitud y profundidad de las acciones de masas, TML Suplemment. Núm 3. Febrero 2025

Pablo Moctezuma Barragán*

*Doctor en estudios urbanos, politólogo, historiador y militante social